キ ⸝ O12 · under pressure

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𝑖,⠀𝖻𝖺𝗃𝗈 𝗉𝗋𝖾𝗌𝗂𝗈𝗇𝟷𝟷/𝟶𝟿/𝟸𝟶𝟸𝟺⠀𝒊𝒏⠀𝖲𝖾𝗎́𝗅, 𝖢𝗈𝗋𝖾𝖺 𝖽𝖾𝗅 𝖲𝗎𝗋𝟣𝟢:𝟢𝟥 𝖺

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𝑖,⠀𝖻𝖺𝗃𝗈 𝗉𝗋𝖾𝗌𝗂𝗈𝗇
𝟷𝟷/𝟶𝟿/𝟸𝟶𝟸𝟺⠀𝒊𝒏⠀𝖲𝖾𝗎́𝗅, 𝖢𝗈𝗋𝖾𝖺 𝖽𝖾𝗅 𝖲𝗎𝗋
𝟣𝟢:𝟢𝟥 𝖺.𝗆.ᅟ ✿.

Una de las cosas que más temía Gigi al ser parte de la Policía Federal Coreana eran las protestas

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Una de las cosas que más temía Gigi al ser parte de la Policía Federal Coreana eran las protestas. Esas en las que los cadetes y sargentos se alineaban en filas interminables, formando barreras humanas para evitar el paso de los manifestantes. A Gigi no le quedaba más opción que seguir órdenes. Siempre fue así.

Su uniforme la protegía tanto física como emocionalmente. Llevaba el rostro cubierto hasta la nariz con un cuello alto que apenas dejaba visibles sus largas pestañas y esos ojos que, a pesar de su belleza, hoy revelaban un cansancio profundo. Delante de ella, un hombre de no más de treinta años le gritaba con toda la rabia que podía reunir, como si ella fuera la causa de todas sus desgracias, como si tuviera el poder de cambiarlo todo.

Nunca se centra adecuadamente cuando está bajo presión.

──¡Queremos el boleto estudiantil! ¡Todos fuimos estudiantes alguna vez! ──vociferaba, tan cerca de su rostro que las gotas de saliva golpeaban el visor de su casco. Gigi, en silencio, agradeció por el plástico antigolpes que la protegía no solo del impacto, sino también de los insultos y el desprecio en sus ──. ¡Nadie nos quitará el derecho a una educación digna, no nos rendiremos!

Las cámaras captaban cada segundo de esa confrontación, y aunque la grababan, Gigi sabía que no la reconocerían. Estaba oculta bajo capas de uniforme, su rostro era solo una sombra indefinida bajo el casco. Por un instante, deseó desaparecer del todo, ser invisible entre esa masa furiosa de jóvenes.

──¡Ustedes también estudiaron! ¡Deberían luchar igual que nosotros! ──gritó una chica en uniforme escolar, con el rostro desencajado por la frustración. Sus amigas intentaban detenerla, jalándola de los brazos para que no se acercara demasiado a los policías, pero ella se liberaba con una fuerza inusitada.

A Gigi nunca le habían gustado estas manifestaciones. Eran caóticas, llenas de tensión, y cada paso que daba se sentía como una cuerda floja. Lo único que la distraía en estos casos era cuando la enviaban a eventos deportivos, donde la adrenalina del fútbol la envolvía y su tarea era contener a los hinchas al borde del frenesí. A veces, incluso, encontraba placer en el acto de mantener el orden con el palo reglamentario en mano, sabiendo que tenía el poder, y la justificación, de usarlo.

──¡Deberíamos estar estudiando, no luchando por estudiar! ──exclamó un joven que se acercó a Gigi con una flor en la mano. Con delicadeza, la colocó sobre su uniforme, justo en su pecho.

Uno tras otro, los manifestantes comenzaron a imitar su acción. Flores de distintos colores y formas empezaron a cubrir los uniformes de los policías que, inmutables, mantenían la formación. Gigi, sin decir una palabra, observaba cómo las flores caían sobre sus compañeros, creando una imagen casi surrealista en medio de la tensión.

En ese silencio abrumador, un chico con barbijo y gorra se acercó a Gigi. Era más alto que ella, y aunque no podía verle el rostro, había algo en su andar que la hizo tensarse. Manteniendo su postura firme, sus ojos seguían fijos al frente, siguiendo el protocolo estricto que les ordenaba evitar cualquier contacto visual o físico con los manifestantes.

El chico se detuvo frente a ella, y con calma, abrió su chaqueta. Gigi, alerta, mantuvo su vista fija, su respiración contenida por un momento. Pero, en lugar de una amenaza, lo que emergió fue una flor. No era una flor cualquiera.

Era violeta.

El color capturó su atención de inmediato, y aunque trató de mantenerse indiferente, no pudo evitar una pequeña punzada de sorpresa. Con suavidad, el joven levantó un poco su gorra, revelando por un segundo unos ojos familiares que se encontraron con los de Gigi. Entonces, ocurrió algo inesperado: Jungkook, le guiñó el ojo.

El gesto fue tan sutil y rápido, pero Gigi sintió que el mundo se detenía por un momento. Un nudo se formó en su garganta, y antes de que pudiera reaccionar, él ya se estaba alejando entre la multitud.

Gigi siguió sus movimientos con la mirada, viendo cómo se reunía a la distancia con los otros seis miembros del grupo, todos camuflados entre la multitud de estudiantes. Apenas visibles, pero lo suficientemente cercanos para que nadie más los notara. Desde lejos, la saludaron con pequeñas señales, dándole ánimos, recordándole que, aunque estaba en el lado opuesto de la barricada, ellos estaban con ella en espíritu.

Sabían que, aunque Gigi seguía órdenes, también luchaba, de alguna manera, junto a los estudiantes. Mientras los siete miembros se alejaban lentamente, fusionándose con el mar de gente que reclamaba por su derecho a la educación, Gigi no pudo evitar sentir un remolino de emociones.

En ese instante, comprendió que la batalla por la libertad estudiantil no solo se libraba en las calles, sino también dentro de ella.

En ese instante, comprendió que la batalla por la libertad estudiantil no solo se libraba en las calles, sino también dentro de ella

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⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

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