Prologo

155 15 1
                                    

Todo era oscuridad. No había sonidos, no había olor, ni sensaciones, solo un vacío interminable. Sentía como si estuviera flotando, como si mi cuerpo hubiera dejado de existir. No estaba seguro de cuánto tiempo llevaba allí, solo sabía que no sentía dolor... aunque tampoco sentía alivio. Simplemente, nada.

"¿Es así como termina todo?"

Los recuerdos de mi vida parecían lejanos, borrosos, como si se desvanecieran cada vez que intentaba aferrarme a ellos. Sabía que no había sido una buena vida. Fue una vida difícil, una que me dejó con más cicatrices de las que quisiera admitir. Y aunque una parte de mí se sentía agradecida de que todo hubiera terminado, este lugar... este vacío, no era lo que imaginaba que vendría después.

"No quiero morir... No aún. Quiero otra oportunidad."

Una luz, apenas visible, apareció en la distancia. Era pequeña, tenue, pero estaba ahí, rompiendo la oscuridad. No sabía qué hacer. No podía moverme, o al menos no era consciente de si tenía un cuerpo con el que moverme, pero de alguna manera sentí que me acercaba a esa luz, o tal vez ella se acercaba a mí. No podía estar seguro.

"¿Esto es... la luz al final del túnel? ¿Esa metáfora de "la luz al final del túnel" realmente existe?"

La luz se fue haciendo más brillante, más intensa. La oscuridad comenzó a desvanecerse a su alrededor, y cuanto más me acercaba, más sentía que algo importante estaba por suceder. Entonces, me envolvió por completo. No podía ver nada más, solo esa luz cegadora, pero extrañamente, no dolía. Sentí paz, como si todo lo que había sido hasta ese momento se disolviera en un último respiro.

Y entonces... respiré.

El aire entró en mis pulmones como una bocanada helada, obligándome a abrir los ojos de golpe. Todo estaba borroso, pero podía sentir el frío en mi piel, el peso de un cuerpo... mi cuerpo. Era extraño. Intenté moverme, pero todo se sentía torpe, como si mis extremidades no respondieran como deberían. De repente, un llanto escapó de mis labios, agudo y desesperado. No entendía qué estaba sucediendo, pero el sonido me hizo consciente de una realidad innegable: estaba vivo.

Escuché voces. No las reconocía, parecían lejanas y confusas, como si fueran... incomprensibles. No podía entender lo que decían. Parecían idiomas que jamás había escuchado, aunque había algo en el tono... algo familiar. Quise hablar, preguntar qué estaba pasando, pero las palabras no salían. Algo cálido me envolvía, manos que me sostenían con cuidado. Cerré los ojos de nuevo, abrumado por todo lo que estaba sintiendo.

"¿Dónde estoy? ¿Qué me está pasando?"

//==//==//==//==//==//==//==//==//==//

"Un Alma, Dos Vidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora