Prólogo

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La oportunidad de su vida estaba a la vuelta de la esquina, pero Hyunjin no podía disfrutar de ella

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La oportunidad de su vida estaba a la vuelta de la esquina, pero Hyunjin no podía disfrutar de ella. Frente a su escritorio en la oficina, con la vista al mar de la ciudad iluminada por la noche, se debatía entre la emoción y la desesperación. Una oportunidad que necesitaba para despegar estaba al alcance de la mano, pero había una trampa: para ganarse la confianza del grupo conservador que decidiría el destino de su empresa, debía fingir un compromiso serio.

Lee Minho, el influyente CEO de la compañía, había establecido una regla peculiar tras revelarse su orientación sexual: cualquier persona que trabajara a su lado tenía que estar casada. Aunque Hyunjin podía insistir en su orientación, la política de la empresa era inamovible. En su mente, la lógica de Minho parecía ser más una excusa para mantener una apariencia tradicional que una verdadera restricción. Sin embargo, esas reglas no estaban abiertas a la negociación. Si quería el contrato y el ascenso, necesitaba encontrar una solución rápida.

Mientras contemplaba la posibilidad de perder esta oportunidad crucial, la presión lo llevó a buscar consuelo en un bar cercano. El lugar estaba lleno de murmullos y risas, el ambiente cargado de una energía despreocupada que chocaba con el estado de ánimo de Hyunjin. Seungmin, su viejo amigo, estaba sentado frente a él, intentando ofrecer palabras de aliento mientras Hyunjin bebía con avidez.

“Hyunjin, tal vez deberías relajarte un poco,” dijo Seungmin, deslizando una bebida frente a él. “Estás haciéndote daño más que ayudando.”

“No puedo relajarme, Seungmin,” replicó Hyunjin con una voz ronca. “Todo está en juego. Este ascenso es lo que siempre eh querido. Y lo único que necesito es una farsa para cumplir con un maldito requisito.”

“¿Y qué hay de tu vida personal? ¿No crees que es un poco extremo?” preguntó Seungmin, frunciendo el ceño. “No quiero que te pongas en una situación en la que tengas que comprometerte con algo solo para cumplir con una regla estúpida.”

Hyunjin miró su copa con una mezcla de desesperanza y resentimiento. “No puedo cambiar las reglas ahora. Si quiero asegurar mi ascenso, necesito cumplir con esto. Y no sé cómo hacerlo sin caer en una farsa total.”

Seungmin suspiró, claramente frustrado con la situación. “Lo siento, Hyunjin. No puedo decirte qué hacer. Solo espero que no termines haciendo algo de lo que te arrepentirás.”

Después de una última ronda de bebidas, Seungmin se ofreció a llevar a Hyunjin a casa. Pero Hyunjin, en un estado de embriaguez y con el deseo de pensar claramente, rechazó la oferta. “No, gracias. Prefiero caminar un poco. Necesito despejar mi mente.”

Seungmin asintió con preocupación. “Está bien. Pero ten cuidado. Es tarde y la ciudad puede ser peligrosa a estas horas.”

“Lo tendré en cuenta,” respondió Hyunjin, saliendo del bar y adentrándose en la noche.

La caminata comenzó como una búsqueda de claridad en medio de la oscuridad. Sin embargo, el alcohol en su sistema y la creciente desesperación hicieron que sus pasos se volvieran erráticos. Hyunjin se preguntaba y trataba de encontrar una solución para su problema; sabía que el principal obstáculo era su falta de una pareja. Nunca en su vida había tenido una. A pesar de que sabía que era atractivo y guapo, nunca logró conseguir pareja. Su actitud fría, su forma de hablar a veces sin filtro y su tendencia a decir lo que pensaba, siempre con un tono rudo, lo había alejado de cualquier posible relación amorosa.

A medida que avanzaba por las calles desiertas, se maldecía en voz baja. La vida no lo trataba como él deseaba. Aunque su orientación sexual era flexible y siempre había creído que el amor podía surgir con cualquier persona, nunca había encontrado a alguien con quien realmente conectar. El dolor de no poder cumplir con este requisito de la empresa era solo la última manifestación de una serie de fracasos personales y profesionales.

Su mente, nublada por el alcohol, giraba en círculos de autocrítica y arrepentimiento mientras sus pasos lo llevaban sin rumbo fijo. La desesperación por encontrar una solución rápida y fácil a su problema se mezclaba con la frustración de no tener una vida amorosa que le permitiera cumplir con las exigencias de su jefe.

Mientras vagaba por las calles semivacías, se encontró en una tienda de conveniencia que solía visitar en momentos de necesidad. Esperaba que un simple placer, como su helado favorito, pudiera ofrecerle algún alivio.

Al entrar en la tienda, Hyunjin se dirigió al pasillo de los congeladores con la esperanza de encontrar su anhelo. Pero, para su consternación, no había rastro del helado que buscaba. La frustración y el cansancio se apoderaron de él, y con pasos pesados, se acercó al mostrador.

Allí estaba aquel joven pecoso y rubio, con apariencia de un ángel y personalidad de uno mismo, el chico podía ser una buena persona con cualquiera pero con Hyunjin siempre había sido todo lo contrario a su persona, lo malo de eso es que siempre había tenido la mala suerte de cruzarse en su camino. La última vez que Hyunjin había estado en la tienda, Félix había sido igualmente útil, pero también irritante con su actitud demasiado afable. Ahora, esa misma actitud parecía intensificar su mal humor.

“¿Qué pasa ahora?” preguntó Felix, levantando la vista desde detrás del mostrador. “¿Necesitas algo más?”

“Sí,” respondió Hyunjin con un tono áspero. “No encuentro mi helado favorito. ¿Cómo es posible que no lo tengan?”

Felix frunció el ceño al notar el tono irritado de Hyunjin. “Lo siento, pero no tendremos ese sabor disponible hasta el fin de semana. Estamos esperando una nueva entrega.”

Hyunjin dejó escapar un suspiro frustrado y golpeó suavemente el mostrador con el puño. “Es increíble. ¿Por qué siempre me pasa esto?”

Felix, a pesar de la actitud grosera de Hyunjin, mantenía una expresión tranquila. “Si necesitas algo más, estaré aquí para ayudarte.”

Hyunjin lo miró con una mezcla de cansancio y desdén. “No, ya no necesito nada. Solo quería mi helado.”

El silencio se alargó mientras Félix observaba a Hyunjin, que parecía estar en una especie de trance. En ese momento, el alcohol y el estrés hicieron que Hyunjin actuara de manera impulsiva. Observando a Felix, sus ojos brillaron con una idea que, aunque absurda, le pareció la única salida en ese instante.

“Escucha, rubiecito,” comenzó Hyunjin, su voz titubeante pero firme. “¿Te gustaría casarte conmigo?”

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¡¡¡Nuevo libro!!✨️Espero que lo disfruten 💗~Gracias por leer~-Sun-Lixx

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