Era de día, las hojas de los árboles eran empujadas levemente por el aire caliente, y la luz solar se filtraba por las aulas de clases. Las voces de unos cuantos alumnos resonaban en uno de esos salones, charlando antes del inicio de las clases. Cosas sobre videojuegos, nuevos mangas, el clima o que tal les fue ayer, eran lo que predominaban.
En ese ambiente, uno podía ver a unos cuantos estudiantes variopintos, pero tal vez, uno de los más destacables fue uno de cabellos rojos e iris de un color marrón dorado. No tenía algo de especial a primera vista, pero no era eso lo que le haría destacar.
Abriendo la puerta corrediza de un tirón, entró una mujer que corriendo, casi se podría decir que hizo volar su corto pelo castaño. Todos sabían quien era, la maestra, incluso si era difícil verla así, poco se podía hacer al respecto.
—¡Bien, llegué justo a tiempo! ¡Buenos días a todos! Antes de pasar lista, me gustaría presentarles a su nuevo compañero, es un estudiante transferido. ¿Podrías pasar? No te preocupes, aquí nadie muerde.
Ni siquiera le importó el ambiente causado por ella misma, con una sonrisa, y con una pose exagerada, extendiendo ambos brazos y curvando la cintura hacía la puerta, dio la bienvenida a un nuevo estudiante. Para el resto, eso era lo de menos, "¿Un nuevo compañero?" Era la pregunta que rondaba su cabeza.
Tap, tap, tap, tap.
El sonido de pasos saco al resto de su sorpresa, que no esperaban a alguien nuevo en este punto. Cada uno teorizó, unos dijeron "Tal vez sea guapo" en base a sus conocimientos sobre anime y mangas, otros pensaron "Es imposible que sea guapo" en base a sus conocimientos sobre anime y mangas.
Al final, todas las expectativas dieron igual, cuando por la puerta se asomó un hombre de diecisiete años. Él tenía el mismo uniforme que todos los estudiantes masculinos, café de arriba a abajo; pero lo que más sorprendió fue su rostro, era un extranjero, uno de cabellos rojos y ojos dorados.
—Es un gusto —dijo con su mirada no apartándose en ningún momento de sus compañeros—. Mi nombre es Fiamma, lamento si mi japonés es inadecuado dado que soy un extranjero; pero me gustaría que nos lleváramos bien.
No titubeó un solo momento, su japonés era demasiado fluido para ser un extranjero, y su nombre era extraño como pocos. Pero tal vez fue su aspecto lo que más destacó, uno que hizo a todos voltear hacía otro chico de cabellos rojos y ojos entre cafés y dorados. Ambos se observaron durante unos momentos.
—Oye Shirou, ahora que los veo juntos, ¿No se parece un poco a ti? —Dijo la maestra en voz alta, incapaz de leer el ambiente, emociones, sentimientos, personalidades, y hasta la lógica social más básica—. ¿No tendrás un hermano perdido o algo así? Que sea un estudiante transferido en tú mismo salón solo lo hace más extraño...
Fiamma alzó una ceja, pero no dijo nada. Shirou, el otro chico con rasgos faciales similares, suspiró cansado, y dijo con una expresión incluso más cansada:
—Tal vez un poco. Pero Fujimura-sensei, tal vez sería bueno seguir con la clase.
—¡Ah sí, la clase! —Fujimura aplaudió repentinamente—. Fiamma, puedes sentarte en el fondo.
Contrario a lo que podría parecer, este solo asintió y se fue al fondo. Tal vez era tímido, o tal vez era extremadamente educado, eso fue todo lo que pudieron pensar quienes le compadecían. Pero mientras caminaba, con su bolso en mano, y sus pasos firmes, su mirada se topó con la de Shirou.
Este parecía querer disculparse, pero con las clases en marcha, solo dio una sonrisa incomoda mientras levantaba su temblorosa mano levemente en señal de saludo. Viendo esto, Fiamma se detuvo delante suyo; no había mayor expresión que la de una formalidad fría.
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Fiamma de la Derecha en Fate Stay/Night
FanfictionDorado fue el cielo sobre su cabeza, movida fue la tierra bajo sus pies. En potestad suya estaba el mundo ahora, los engranajes del origen girarían una vez más como fue mandado en el Génesis durante el día de la fundación del mundo. Pero... ¿Entonce...