Pajarito Colibrí

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Con el paso de los días, la familia de Checo y Carlos siguieron pasando tiempo juntos. Fueron al cine, al parque, y a varios parques turísticos.

Sin embargo, entre Checo y Carlos, comenzaron a surgir leves discusiones sobre si decirle la verdad a la familia de Checo.

- Creo que deberíamos decirles - dijo Carlos una noche, mientras estaban sentados en el sofá.

- No, no es el momento adecuado - respondió Checo, nervioso.

- Pero ¿cuánto tiempo más podemos seguir así? - preguntó Carlos.

- No lo sé - dijo Checo - pero no quiero arriesgarme a perder a mi familia.

Carlos suspiró y se acercó a Checo.

- Entiendo - dijo - pero espero que pronto podamos ser honestos con ellos.

Checo asintió y se abrazó a Carlos.

- Lo siento - dijo - sé que esto es difícil para ti.

- No es difícil - respondió Carlos - lo que es difícil es no poder mostrarte mi amor en público.

Checo sonrió y besó a Carlos.

- Pronto - dijo - pronto podremos ser libres.

Y así, Checo y Carlos siguieron viviendo su relación en secreto, esperando el momento adecuado para revelar la verdad a la familia de Checo.

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Una pelea ocurrió en el cuarto de Checo y Carlos, mientras los demás dormían. Carlos no podía dejar de pensar en lo que había visto unas horas antes en el parque turístico.

- ¿Por qué no paraste a ese chico? - preguntó Carlos, con voz temblorosa.

- ¿Qué chico? - respondió Checo, confundido.

- ¡No te hagas el tonto! - gritó Carlos. - ¡El chico que te estaba coqueteando en el parque!

- ¡Oh, eso! - dijo Checo. - ¡No era nada!

- ¡No era nada! - gritó Carlos. - ¡Tú estabas sonriendo y riendo con él!

- ¡Cálmate! - dijo Checo. - ¡No es lo que tú crees!

- ¡No es lo que yo creo! - gritó Carlos. - ¡Tú eres mi novio y no paraste a un chico que te estaba coqueteando!

- ¡No puedo decirles a mis padres que estoy comprometido contigo! - gritó Checo. - ¡Es demasiado para ellos!

- ¡Eso es una excusa! - gritó Carlos. - ¡Yo ya les dije a mis padres sobre nosotros y no fue un problema!

- ¡Tú no entiendes! - gritó Checo. - ¡Mi familia es diferente!

La pelea continuó hasta que ambos estaban gritando y llorando. La tensión entre ellos era palpable.

- ¡No entiendes nada! - gritó Checo. - ¡Mi familia no es como la tuya!

- ¡Eso no es excusa! - gritó Carlos. - ¡Deberías ser honesto con ellos!

- ¡No es tan fácil! - gritó Checo. - ¡Tú no sabes cómo es!

- ¡Sí sé! - gritó Carlos. - ¡Sé que estás usando eso como excusa para no comprometerte conmigo!

- ¡Eso no es cierto! - gritó Checo. - ¡Te amo!

- ¡No me amas! - gritó Carlos. - ¡Si me amaras, no estarías coqueteando con otros!

La pelea continuó hasta que Checo se levantó y se fue corriendo del cuarto, llorando. Carlos se quedó solo, sintiendo una mezcla de rabia y tristeza.