Capítulo II

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— Aún me pregunto cómo es que acabó con ustedes en estas salidas, cuando ni siquiera tengo hijos‐cora. — se quejó Colonnello.

Reborn le miro mal. — ¿Y qué? No es como si fueses a hacer algo productivo, aparte de rascar tus bolas, claro.

El chino soltó una risita. — La verdad.

— ¡¿Qué saben ustedes?! De hecho, hoy tenía una cita‐cora. — presumió, captando la atención de sus amigos.

Fon le miró incrédulo. — ¿Qué? ¿Quién es la desesperada?

Negó. — Apuesto que era una cita con el dentista y si estás aquí, quiere decir que hasta él te plantó. — molesto, soltando una risita al ver la cara del rubio, pues le había dado en el clavo.

— Mierda si... el hijo de puta, me dijo que tuvo un dilema por lo que la clínica no estaría abierta hoy‐cora. — patético, simplemente lamentable.

Al momento que iban a comenzar a burlarse, una pequeña vocecita les interrumpió. — Tí‐tío Fon. — los tres voltearon a ver, encontrándose la llorosa cara del sobrino del nombrado.

Reborn miró alrededor, sintiendo su cuerpo tensarse al no ver rastro alguno de su pequeño y lindo sobrino. — Hibari Kyōya. — llamó con voz de ultratumba, asustando al infante. — Siempre me pregunté qué sería de tu futuro... pero tal parece no existe, porque tu corta vida terminará hoy en mis ma... — un zape en su nuca no le dejó seguir con su amenaza. — ¡Maldita sea, Fon! Controla tu jodida fuerza.

— Te lo mereces por asustarlo, imbécil. — el chino frunció el ceño, tomando a su sobrino en brazos para que calmará sus sollozos. — Tranquilo, Kyo‐chan, si lloras no entenderé lo que quieres decir ¿Si? — con su mano sobrante seco las rechonchas mejillas del niño, cuando detuvo sus lágrimas, asintió. — Bien, ahora dime con calma, ¿Dónde está Tsuna‐chan?

「●○●」

Con la vista agacha se adentro a la parte trasera del bar, pero una persona se interpuso en su camino deteniendo su andar, levantó la mirada encontrándose con los ojos juzgadores de su hermana mayor. — Aquí y ahora, me dirás, ¿Qué fue eso?

Desvió la mirada haciéndose la desentendida. — ¿De qu‐qué hablas?

Ella frunció aún más el ceño, apoyando las manos en sus caderas. — Sabes muy bien de lo que habló, Haru... jamás desde que abrí éste lugar, has bajado del escenario en alguna de tus presentaciones, ¿Por qué está vez lo hiciste? Y no solo eso, no puedo creer que te hayas sentado encima de uno de los clientes, por Dios... ¿Y si era un maldito pervertido? Pudiste correr peligro.

Abrió los ojos sorprendida, pensando en ello, su hermana tenía toda la razón.

Sintiéndose tonta, sus ojos se llenaron de lágrimas y sacó su antifaz, para saltar a los brazos de la mayor. — Pe‐perdón, Lal nee‐chan... no sé en qué estaba pensado, no te enojes conmigo, por favor.

La nombrada soltó un suspiró rendido, mientras repartía caricias en la espalda y cabello de su hermanita, negó. — Está bien, no llores, Haru‐chan, no estoy enojada contigo solo preocupada... debes tener cuidado, ¿Si? Recuerda que los hombres son lobos disfrazados de ovejas y pueden comerte en cualquier pequeño descuido.

Y eso fue lo que su hermana dijo, por supuesto le creía, ya que habían vivido por años con un hombre el cual era un auténtico animal... tal vez mucho peor.

Sin embargo, la verdad es que desde la primera vez que vio aquel desconocido y misterioso hombre de porte elegante, le tenía suspirando pensando en sus negros e intensos ojos.

Sweet madness -「Khr」R86『Reborn x Haru』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora