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Duele! S-señor por favor!”

Podía oír su llanto desde abajo, el traqueteo en el piso de arriba no lo dejaba dormir, y es que como podía descansar si estaba siendo testigo de como lastimaban a quién amaba, pronto tendría que irse de esa casa y no quería ni imaginar como sería cuando no esté ahí para él, un infierno.

Apenas eran las 7 de la noche, estaba seguro de que Seolha estaba esperando afuera de la habitación para socorrer al azabache cuando logre salir de esa tortura, pero al menos podía tener una pizca de tranquilidad al saber que nunca quedaría embarazado de ese hombre, eso era lo único que lo tenia algo tranquilo, pero no era suficiente.

Mordiéndose el pulgar, espero, las horas parecieron eternas, los pesados pasos en las gradas y voces lo llamaron a mirar a escondidas, vio al conde hablar con el mayordomo mientras bajaban, al parecer iba a salir después de... respiró profundo, solo tenia que esperar unos minutos más.

Se estaba poniendo un abrigo, cuando sintió la puerta abrirse, se asomó y vio a Jungkook entrar cojeando un poco, la bata sin cerrar, dejando sus piernas a la vista, solo llevaba una camisa y ropa interior, traía el cabello mojado, sus ojos rojos e hinchados, apenas sus miradas se cruzaron, soltó un sollozo, Taehyung corrió a él.

- Alguien pudo verte, iba a subir justo ahora no debiste bajar así – lo cargo con delicadeza, llevándolo a la cama, se subió con él dejándolo entre sus piernas, apoyo la espalda a la pared y le alzó el rostro, esa noche no tenia marcas en su cuello.

- Y-ya no quiero vi-vivir así, Tae llévame contigo – pidió entre jadeos, sus manos apretando el abrigo ajeno, el castaño lo abrazo a su pecho, frotándole la espalda, los labios presionados en su cabeza.

- Créeme que es lo que más quiero, pero no es posible por ahora – él se encogió más, temblando de frío, Taehyung lo notó y enseguida jalo la manta para abrigarlo, acomodando de mejor manera y no estar incómodos los dos.

- No me importa, quiero irme contigo – declaró aún más tranquilo, respirando profundo y lento, estar con él se sentía correcto, cerró los ojos para descansar un poco.

- Aún no, prometo llevarte conmigo cuando arregle todo, por eso debo ir primero, no será por mucho tiempo.

- Resistiré entonces, solo por nosotros.

- Prometo apresurarme en volver, entonces podremos estar juntos.

Solo esperaba que fuera fácil, tan fácil cómo decirlo, aunque por supuesto tenía sus dudas, Kang Chaerok tenía mucha influencia en diferentes ciudades e incluso en la familia real, podría salir tan mal, pero había una pequeña probabilidad de terminar bien para ambos.

Los siguientes días, Jungkook dormía en su habitación, se levantaban muy temprano para que nadie lo viera salir de ahí, pero aún siendo tan cuidadosos, Seolha había comenzado a sospechar y a vigilarlos más de cerca, en un par de ocasiones vio al azabache salir o entrar de la habitación del soldado, también comenzó a notar ciertos tratos distintos, y talvez era porque conocía muy bien a Jungkook, que no tuvo que interrogar a nadie.

Pero, no le dijo a nadie lo que sabía, porque no quería arriesgar la vida de ninguno de los dos amantes, ella más que nadie en esa casa, sabía lo que Jungkook vivía ahí, el sufrimiento y el dolor que debía soportar al estar casado con él general, por esa razón, prefirió callar y quizás, ser cómplice en secreto.

El tiempo de su partida se acercaba cada vez más, cada día era uno menos, y se volvía más difícil el pensar en tener que irse por semanas para poder sacarlo de ahí, pero era necesario, todo marchaba realmente bien, demasiado bien para gusto de cualquiera y eso no era un buen presagio.

Y su inquietud se vio confirmada con la llegada de una carta, dónde su nombre y el del general estaba escrito junto con otros más.

La frontera estaba siendo amenazada por rebeldes, el rey había tomado medidas inmediatas al enviar a 3 pelotones como refuerzos, asegurándose de que fueran los mejores soldados, por supuesto Taehyung tenía que estar ahí, sin duda eso iba a retrasar un poco el plan.

- Jungkook.. – trato de decir más, pero él se apartó, cubriéndose la boca con una mano silenciando el llanto, pero sabía que era un soldado del rey, su deber era obedecer las órdenes, pero era muy peligroso ir a la frontera, no muchos regresaban con vida o completos.

- Por favor no llores – pidió acercándose de nuevo, apartando la mano para sacarle las lágrimas con el pañuelo.

- No quiero que vayas, q-que voy hacer si no regresas – reprochó en voz baja, porque eran las 4 de la tarde, los empleados iban y venían de un lado a otro, el general había decidido hacer un banquete especial, en caso de ser la última, era una costumbre que hacía cada vez que tenía que salir y las probabilidades de volver eran bajas.

- Voy a volver, no importa si tengo que arrastrarme, volveré contigo, lo prometo – le besó la nariz, las mejillas limpiándole cualquier rastro húmedo, para terminar en sus labios, un beso algo salado y triste, en serio no esperaba que esa fuera una despedida.

Pum, pum!

Los golpes en la puerta los obligaron a separarse, Taehyung alcanzó a sujetar la manija y poner el seguro con cautela.

- Soy Seolha, me preguntaba si ha visto al joven Jungkook, debe comenzar a arreglarse, los invitados empezarán a llegar – el azabache se abrazo al torso ajeno, con los ojos apretados, Taehyung lo rodeo con el brazo libre, besando su frente.

- Lo siento, no lo he visto – mentir era malo, pero en algunas ocasiones, era la única opción de salvación.

- El general regresará en cualquier momento, usted también debería vestirse – sugirió mirando la puerta, ella sabía que Jungkook estaba ahí, no lo vio entrar, pero después de la noticia, era muy obvio que lo buscaría.

- Entiendo, gracias.

Soltó el aire retenido y miro al azabache que tenía una sonrisa cómplice, bueno a veces podía ser divertido esconderse, llegaba a ser emocionante, pero claro no siempre, o seria demasiado sospechoso.

- Deberías ir a tu habitación antes de que ella se de cuenta y crea que huiste.

- Veámonos después la media noche, en la bodega del jardín, hay un pequeño sótano, el general no sabe que existe, veámonos ahí – buscó en el bolsillo de la camisa y le puso en la mano una pequeña llave.

- Estaré ahí.

El banquete, uno pequeño porque no habían muchos invitados, la mayoría soldados que viajarían juntos en el mismo grupo, algunos buenos amigos del viejo Kang, no era una despedida llena de caras largas, todos estaban felices, contando buenas anécdotas, brindando y festejando.

Jungkook por su parte, estaba sentado alejado de la mayoría, a veces Chaerok podía ser muy celoso y posesivo, en ocasiones así, lo era aún más, porque venían comentarios que no le agradaban mucho, cosas como, que si moría el doncel quedaría desprotegido, muchos irían a buscar consolarlo, por supuesto que oír eso no era del agrado de ningún esposo.

Así que, para no arruinar la noche y que el mayor pueda disfrutar sin preocupaciones, se quedaba alejado, con Seolha a su lado acompañando, tomando algo de vino, o comiendo bocadillos, solo esperaba que llegara la media noche.

“Voy a acostarme, estoy cansado

Esas palabras eran mágicas en ocasiones especiales como esa, Chaerok solo asentía y le daba un beso para que vaya a descansar son problema, algo que agradecía, era que jamás lo tocaba cuando tomaba demasiadas copas, porque le gustaba estar en sus sentidos y bien cuerdo, así que era más fácil para él escabullirse después.

Por dónde lo haría? Las ventanas no solo son de adorno.

Escabulléndose por los rosales, con una manta oscura cubriéndolo de las espinas y ramas, llegó al fin a la bodega, asegurándose de que nadie salga, se adentro, la compuerta en el piso ya estaba abierta así que solo bajo los escalones de madera, encontrando otra puerta más de madera, estaba muy oscuro.

Tanteando fue adentrándose al pequeño cuarto, enseguida siendo atrapado por unos brazos, una risa se le escapó, pero quedó en el aire al ser callado por labios ajenos, sus manos se sujetaron de los hombros contrarios, la espalda chocando suavemente con la madera, los brazos del castaño apretándolo a su cuerpo.

- Mi bello ángel – susurró en sus labios, deslizándose a su mejilla, tomando impulso para cargarlo y girar hacia él colchón que había en el lugar.

- Quiero hacer el amor contigo hoy, Tae, quiero ser tuyo está noche, en caso de ser la última vez que nos veamos – fue depositado con suavidad en el colchón.

- No será la última vez.

La luz de la vela no iluminaba mucho, pero algo hacia en la oscuridad, al menos podía darle lo suficiente para poder ver el cuerpo ajeno, las manos acariciando su piel, sus labios besándolo, sus ojos mirándolo fijamente.

Arqueó la espalda mirando hacia un lado, llevándose la mano a la boca y no dejar salir un solo sonido para no ser descubiertos, su otra mano, enredaba en los cabellos castaños que caían sobre su pelvis, sus piernas teniendo ligeros espasmos por la estimulación en su interior, Taehyung estaba siendo muy cuidadoso y atento.

Sintió la humedad de sus labios subiendo por su abdomen, deteniéndose unos segundos en su pezón derecho, dejándolo hinchado, hasta que volvió a tenerlo en su boca, lo abrazo por debajo de los brazos, flexionando las piernas a la cadera ajena, sus miembros tocándose piel a piel.

Hacer el amor con él, era tan distinto a como Kang lo hacía, él decía amarlo, pero Taehyung lo amaba en verdad, porque se lo hacía saber con todo su cuerpo, sus manos, sus besos, sus palabras mientras embestida profundamente en su interior, tocando puntos que no sabía que se sentían así de bien, tan placentero, que las lágrimas que salían no era de dolor, eran felicidad y placer.

Ambos cuerpos desnudos, fundiéndose en uno solo, bajo la luz de una débil vela de cera colgando del techo, en un colchón abandonado, gemidos ahogados en sus bocas, un simple acto carnal, dónde se gritaron cuánto se amaban.

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Con las piernas enredadas entre si, junto con la manta que él azabache llevo con él, que alcanzaba a cubrir solo desde sus caderas, pero el calor de sus cuerpos aún sudados era suficiente para mantenerse abrigados, pecho a pecho, sus labios volviendo a encontrarse en cada oportunidad.

- Cuando regreses de esa misión, escapemos, a un lugar donde el conde no pueda encontrarnos, vivamos en el campo, en una casita, con muchas plantas, no es necesario tantos lujos, yo sería feliz si estoy contigo – divagó trazando líneas en las clavículas ajenas, inclinándose a dejar un besito en el centro y recostar la cabeza en el lugar donde podía escuchar su corazón, Taehyung miraba al techo, la vela que aún tenía mitad de vida, sus manos acariciando la espalda de su amante, yendo hasta el nacimiento de sus glúteos y regresando a sus hombros.

- Conseguiré un caballo para irnos, sería más fácil si comienzas a empacar las cosas que te llevarás contigo – sugirió siguiendo su idea.

- No voy a llevar nada, no quiero llevar cosas que me recuerden el infierno que viví aquí, además sería más ligero si no llevamos muchas maletas, no lo crees – alzó la cabeza y Taehyung sonrió asintiendo, mirándolo después de varios minutos.

- Tienes razón, aún así, quizá haya algo que quieras llevar, para que el día que venga por ti, nos vayamos sin retrasos.

- Lo pensaré – musito acostándose de nuevo, pero Taehyung le alzó el rostro para besarlo, llevando su mano mas allá del límite visible.

- Quieres hacerlo de nuevo?

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Dos días después, Jungkook despidió a los dos hombres, pero solo deseaba que al que amaba regrese con vida, no sabía cuánto tiempo les tomaría regresar, esperaba que no durara más de medio año.

Caged birdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora