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~Eventualmente me fui cansando de llorar y cerré mis ojos para descansar, dejar que me recuperara, aparte de lo mal que me sentía por lo de la noche anterior. ~

No quería perder a Daou, ni remotamente, por cada hora que pasaba de mi sueño, obtenía una pesadilla, la similitud era que en todas las pesadillas me dejaba de hablar con él.

Algo curioso que me pasa al estar en un mal estado mental, es que al dormir, mi ansiedad se concentra en mi estómago, haciéndome sentir incómodo y con ganas de vomitar, no lo hacía, pero si me dejaba despierto un par de minutos.

Usualmente dormía tranquilo, desde que conocí a Daou, me había olvidado lo incómodo que era sentirse mal mentalmente.

Quería reconciliarme con él, pero tampoco me quería humillar, Daou quería alejarse de mi, no puedo luchar contra eso. Sólo recordaba lo horrible que se sentía estar solo, cuando mi familia me hacía la ley de hielo.

Está ley de hielo consiste en ignorarse, eso que tanto odiaba, así me sentía ahora, todo era un revoltijo de emociones. Hubiera deseado no haberle propuesto practicar unos besos. Fue mi culpa.

Pasada la noche, desperté con dificultad, viendo la ventana abierta como los rayos del sol entraban, sentía un aroma a huevos con tocino.

Iba cerrando mis ojos otra vez suponiendo que Daou se había ido, hasta que escucho como alguien toca la puerta.

Me levanté perezosamente, quité el seguro y me encontré con Daou, con unas ojeras un poco prominentes.

_Ven a desayunar.

Sin emociones de por medio, sin decir una palabra más.

Acaté lo que dijo, fui al comedor y ahí estábamos los dos, sentados, desayunando.

El se concentraba en su celular y a la vez en comer, yo sólo me abstuve a masticar, tenia tanto cansancio que ni pensar quería.

Seguía con la idea de que nunca fui capaz de estar solo, o de valerme por mi mismo, me sentía débil y muy fácil de derribar, odiaba sentirme así, me odiaba tanto, y más ahora que ya no tengo a Daou como antes lo tenía.

Me afectó mucho lo que me dijo, no significa que lo esté culpando, si no que tenga razón.

Lo extrañaba tanto.

Estuvimos comiendo, en silencio.

Primera vez que eso pasaba, la incomodidad, el silencio, la sensación de agonía que sentía, rebosaba en mí.

Pasamos todo el rato así.

_¿Terminaste? -Me dirigió la mirada.

_Si.

No hubo más intercambio de palabras en todo el día.

Él fue a hacer unas diligencias, así que no estuvo en casa. En cuanto a mi, estuve limpiando mi habitación, lo hacía en automático, no queria pensar en mis ideas revueltas, definitivamente no quería ordenar nada.

No les haré el cuento largo de como me he sentido, porque fue igual, y tampoco cambió mucho nuestras interacciones, todo siguió igual.

Igual que este día, todos los demás fueron similares, y puede que uno que otro no hablábamos para nada, ni para comer.

Pasamos dos semanas así, en silencio, en una incomodidad eterna, y al menos por mi parte, lo único que necesitaba era estar con él, pero no se lo iba a pedir sabiendo que también le lastimó nuestras interacciones de más.

Un día, estaba recostado en la cama, estaba apunto de apagar mi celular y ponerme a dormir, pero un anuncio salió en mi Instagram, asi tal cual. Ese anuncio trataba de un departamento en muy buen precio, se veía acogedor, lindos colores y con muy bonito orden.

¿Practicamos? •DaouOffRoad•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora