(II) Las pesadillas

2 1 0
                                    

Su corazón latía lento y cada latido era como un golpe doloroso en el pecho. Sus pulmones se sentían rígidos, como si fueran hechos de metal, de metal al rojo vivo. Sunoo despertó empapado en sudor, con las extremidades rígidas, lágrimas calientes aún caían por su rostro y todo su cuerpo dolía. Quería gritar hasta desgarrarse la garganta, pero unas cinco notas en un piano inexistente lo detuvieron, cinco notas que se repitieron hasta que se calmó, hasta que pudo respirar sin problema, hasta que ya no se sentía morir. 

― Cariño ¿Qué pasó? 

― Tuve una pesadilla ―no tenía cuarto de baño cerca de su habitación, fue imposible evitar que su madre lo viera―. No es nada, ya estoy mejor. 

― Luces tan mal, déjame que te prepare medicina ¿Quieres faltar a clases hoy? 

― No, estoy bien, de verdad lo estoy, solo quiero darme una ducha para quitarme el sudor. 

― ¿Estás seguro? 

― Sí, estoy seguro, no te preocupes, mamá. 

― Llámame la próxima vez, no pases por todo esto tú solo. 

― Lo haré, es solo que estaba muy cansado. 

― Mi pequeño niño ―Sunoo se vio envuelto entre los brazos de su madre y el sentimiento de calidez se intensificó―. Lo siento tanto, no puedo protegerte. 

― No es culpa tuya. 

¿Cómo se puede proteger a alguien de su propia mente? 

― ¿Cómo estás? Sé que tuviste una pesadilla. 

― Estoy bien. 

― Sunoo. 

― De verdad estoy bien. 

― No tienes que hacerte el fuerte ¿Ok? Puedes llorar si quieres, te conozco desde pequeño, eres como un hermano para mí, solo quiero que sepas que estoy aquí para cualquier cosa que necesites. 

― Lo sé, hyung, de verdad lo sé, esta vez no fue tan malo, me calmé rápido y todo está bien, lo prometo ―su sonrisa demostraba cansancio, pero también una calma que casi parecía mortal. 

― Bien, cuídate pequeño, nos vemos después de clases ¿Ok? 

― Ok. 

Sunoo seguía estudiando en la biblioteca, intentaba concentrarse pero su mente seguía volviendo hacia el piano, ya hace dos meses que lo escuchaba, cada noche sin falta, siempre cinco notas, seguían sin ser una melodía. 

― Do, sol, la, re, fa menor ¿Qué demonios intentas hacer? 

Las pesadillas quedaban en segundo plano cuando su mente se llenaba de las notas, no quería pastillas para dormir, no podía soñar cuando las tomaba y temía que esto fuera solo un sueño. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hate that I love you | sunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora