✿Viaje✿

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Para Sanemi e Iguro, Genya siempre fue y "será" su prioridad, su ángel, su luna, su preciosa amatista, su todo, simplemente su niño que nadie podía tocar más que ellos.

Les encantaba la forma en que el apodo "Nemi" y "Ban" salía de los dulces labios de su niño, nadie tenía la magia para llamarlos de la misma manera que él, aparte de que solo a él le permitían llamarlos así y tratarlo de forma cariñosa, porque sí, eran celosos, no les gustaba que Genya tratara bonito a alguien que no fuera ellos, se encelaban cuando lo veían tratar bonito a los hijos de puta de Zenitsu, Inosuke, Tanjiro, los gemelos Tokito, y sin duda al que más odiaban, Tomioka, el profesor de Educación física, Genya siempre le sonreía, le dedicaba sonrisas que solo deberían ser para Iguro y Sanemi.

Dejando de lado sus celos, nunca se imaginaron dejar que les pusieran apodos cariñosos, bueno, Sanemi estaba acostumbrado, Genya lo llamó "Nemi" desde que era un niño, pero Iguro no, nadie lo había llamado así y pensaba que jamás iba a dejar que alguien le pusiera un apodo, pero con Genya era diferente, era como si los hubiera hecho un amarre, aunque no les importaba que haya sido así, estaban bastante enamorados.

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Sonó la alarma haciendo que Genya frunciera el ceño, agarró su celular cerrando los ojos mientras le bajaba al brillo.

Vió la hora y el día, en ese momento se le quitó el sueño y la molestia de levantarse temprano, era su primer aniversario, estaba bastante emocionado, siempre vió esas escenas en películas y ahora se sentía feliz por expermientar eso tan hermoso; el amor.

¿Suena cursi? sí, ¿le gusta? también

Había ahorrado para darles algo que habían querido y no podían obtenerlo por la falta de tiempo, después iría con Gyomei para recogerlos. Sacó dos cartas del cajón, una con un sobre verde y la otra con un sobre color azul turquesa, le gustaba hacer cartas al estilo antiguo, quedaban muy bonitas, y no podía faltar la comida favorita de ambos, pero esa la haría antes de irse.

Agradecía que ese día entraba hasta las 10:00, aún le faltaban tres horas así que bajó al comedor.

-Buenos días mamá-. Se inclinó para darle un beso en la mejilla a su dulce madre, eso a veces le causaba gracia, pero evitaba reírse enfrente de su madre, no simplemente por ser pequeña era débil, para nada, le tenía un miedo increíble.

-Buenos días mi niño-. Dijo con una sonrisa tan dulce en su rostro. -Tu hermano ya se fue-

-Oww, quería despedirme de él-. Le ayudó a llevar el desayuno a la mesa mientras esperaban a que su padre bajara.

-Pero el niño decidió desvelarse-. Lo regañó. De inmediato, su ceño enojado cambió a uno de felicidad al acordarse de algo. -Por cierto, cómo te está llendo?-

Genya soltó un suspiro enamorado, haciendo que su madre suelte una risita.

-Y ese suspiro, mi corazón?-

-Es que son tan lindos, tan caballerosos, simplemente magníficos, no podría pedir más-

Sus ojos mostraban un brillo de amor puro y dulce.

-Qué les vas a regalar?-. Agarró su mano y lo guió a sentarse enfrente de ella.

-Un ga... -. Fue interrumpido por su madre.

-Esperame, deja despierto a tu padre para desayunar los tres y así nos puedas contar-

Genya asintió, viendo a su madre subir a la habitación de su padre, pasaron 3 minutos y ya veía a los dos bajando las escaleras.

-Buenos días papá-

-Buenos días hijo-. Tomó asiento a lado de su esposa para empezar a desayunar.

𔘓тяαgє∂ια ∂є αмσя𔘓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora