5. Lágrimas de felicidad

20 4 0
                                    

Aunque no recibí ningún email, cada vez que veía la tarjeta que me regalaste aquel día y leía las cosas tan bonitas que escribiste, la sensación abrumadora en la boca de mi estómago aparecía otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aunque no recibí ningún email, cada vez que veía la tarjeta que me regalaste aquel día y leía las cosas tan bonitas que escribiste, la sensación abrumadora en la boca de mi estómago aparecía otra vez. De pronto noviembre llegó, era mi cumpleaños, y por fin un apodo conocido encabezando la bandeja de entrada. Malditas mariposas, siento que si abro la boca saldrán volando despavoridas. —pensé entonces.

"Quiero que sepas, que un simple adiós, no bastó para despedirme...

Feliz cumpleaños

Que seas muy dichoso hoy y siempre

Te extraño

Tay"

El primero de muchos correos, que dieron inicio a una hermosa relación de amistad... un año, dos, luego el tercero llegó y otro más le siguió. Pero durante éste, ya no llegó ninguna contestación. Dejé de recibir la tarjeta de felicitación anual por cumpleaños y navidad y me sentí triste porque te echaba de menos.

Y así sin más, el tiempo transcurrió no sólo para los dos.

La vida siguió su curso, me tuve que mudar, dejé el lugar donde te conocí y volví a mi ciudad. Pero un día, de pronto, el icono de mensaje nuevo en la bandeja de entrada me volvió a sorprender llenando de una alegría indescriptible mi corazón.

"Volaremos a tu país.
Primero de agosto es el arribo y durante diez días tendremos presentaciones en tres ciudades.
Espero poder verte Newwiee. No imaginas cuánto te extraño.

Tay"

Y mi mundo se volcó patas arriba.

Tantos años y aún causabas aquello en mí. La alegría en mi corazón por saber que volvería a verte era tan grande que sentía que me iba a morir. El revuelo de cien mil mariposas en mi estómago se hicieron sentir. Años sin sentirlas así y solo un mensaje causaba tal conmoción.

Me falta el aire, mis piernas tiemblan, mi corazón late a mil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me falta el aire, mis piernas tiemblan, mi corazón late a mil... no sé si llorar, no sé si reír. Quiero saltar. Deseo gritar... ¿es posible sentir tanta felicidad? Creo que me voy a desmayar o peor aún creo que voy a vomitar.

Hice todo eso junto. No lo pude evitar. Pues un día de julio supe lo maravilloso que Dios es. Su bendición llegó a mí, a través de la voz de un doctor que dijo:

—¡Felicidades! Dentro de nueve meses entre tus brazos sostendrás a tu bebé.

Dios me hizo el regalo más hermoso. Estaba comprometido y tendría la dicha de dar vida a una nueva vida. Aunque había una enfermedad y el médico explicó que, tal vez, no sería posible para mí llegar al final del periodo gestacional, tendría un hijo y en ese momento nada era más importante. En ese momento yo era tan feliz... Mi vida se llenó de él... Mi bebé. Lo había deseado tanto y por fin un día podría escucharlo llamarme... ¿Mamá?...

»Diciembre llegó y se fue, un embarazo complicado, un feto preciado lo llamaban los doctores. Reposo absoluto, mandaron, y yo me aburría enormemente por tener que quedarme en cama, pero haría todo por mantener a salvo a mi bebé.

—¡Tendrás un niño! —dijo el doctor en la última cita y yo en ese momento supe que algo cambiaría para mí. Y así fue.

Después de meses sin usar internet, por fin me decidí echar un vistazo, después de todo... no podía salir de la habitación, pero un momento, sí, podía sentarme frente al ordenador y leer mis mensajes ¿O no?

Y ahí estaba... entre tantos otros, el apodo que siempre estaba ansioso por leer.

"Febrero... nuevamente ahí.
Te extraño
Tay"

En ese momento, caí en cuenta de lo que había olvidado, aunque no fue mi intención.

«Que hubiera sido sí... No creemos en eso ¿verdad?... Nosotros, no nos lamentamos ¡no! no planeamos ¡Vivimos!»

Pese a todo lo que había pasado, era el hombre más feliz. Mi bebé no quiso esperar más, así que antes de la fecha programada, llegó al mundo por medio de una complicada cesárea y la tristeza se volvió dicha infinita. Sostener su cuerpecito frágil contra el mío y tomar sus manitas suaves, me hacía mucho muy feliz. Por primera vez, lágrimas de felicidad se sintieron correr por mis mejillas.

Y ese tiempo, continuó transcurriendo...

Dos años más pasaron y pronto la vida nos cambió.

Confesiones desde aquí. Confesiones desde allá. No quedó nada sin contar.

La vida nos estaba brindando una nueva oportunidad.

«¿Recuerdas nuestras largas charlas nocturnas? llegabas de alguna presentación y aunque cansado, todavía sacabas tiempo para conversar. Y a veces en la oficina dejabas la cámara encendida para poder verte trabajar.»

—Quería tanto verte y explicar personalmente, pero...

—Pero nunca aparecí. Lo entiendo. La vida sigue, aunque a veces, quisiéramos detener el tiempo en el momento exacto en que fuimos más felices.

—Tomó mucho poder confesarlo, no porque tuviera miedo, o por cobardía, pero había pasado tanto que pensé que no debía. Quise que mantuvieras tu tranquilidad.

—Lo has hecho ahora y también sabes todo lo que ocurrió conmigo... tontamente perdimos tiempo valioso pero ahora nuestra relación se fortaleció.

—Aun así, quiero tenerte aquí junto a mí, no puedo soportar la distancia, la vida nos está brindando una segunda oportunidad no podemos desperdiciarla ¿No lo crees así?

—Tienes razón, pero todo es tan complicado, estas tan lejos y yo... simplemente no puedo.

—Podemos... ¿Lo intentamos, mi luna?

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hasta mi final - HP. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora