capitulo 7

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Alex Moretti

Cuando la vi salir, quise tomarla de la mano y evitar que se fuera, pero no pude. Le hice tanto daño que no era capaz de mirarla de frente. Ella me odia por lo que le hice en el pasado, y si tan solo no hubiera cedido a mis impulsos, todo estaría bien. Solo tenía que preguntarle, dejar que me explicara; sabía perfectamente que ella me diría la verdad, pero no, no lo hice. En lugar de eso, cometí una estupidez.

Me quedé mirando la puerta por donde ella había salido. Quería correr tras ella, pero no pude. Joder, soy un cobarde.

Juré protegerla, asegurarme de que nadie la lastimaría, pero fui yo quien la lastimó. Joder, joder.

Respiré hondo, salí y me dirigí hacia donde estaban todos. Mi padre fue el primero en darse cuenta de que estaba ahí, seguido por el resto.

Todos me miraban con preocupación. Era obvio por qué: habíamos organizado esta cena para reconciliarnos, pero todo salió fatal. Lo que tengo claro es que, cuando se entere de que esto fue planeado, se va a enfadar.

—Hijo... —mi madre, Lucía, intentó hablar, pero la interrumpí, ya que sabía lo que iba a decir.

—Estoy bien, mamá —afirmé. Ella solo asintió y me guió para sentarme. En ese momento, vi que la señora Laura estaba recibiendo una llamada. Su celular sonaba y ella miraba la pantalla con confusión.

—¿Estás bien? —preguntó mi madre, Verónica. Asintió y respondió la llamada. Yo me senté donde Sofía había estado antes de irse. Sí, se había ido. La conocía bien y sabía que no se quedaría en un lugar donde estaba la persona que odiaba. Noté un cambio radical en la expresión de la señora Laura, una mezcla de preocupación y miedo.

Y parece que no fui el único en notarlo. Mis madres, mi padre, mis hermanos y yo la miramos con atención.

—Estás... —mi padre, Leonardo, no pudo terminar la frase. La señora Laura se levantó de golpe y corrió hacia la salida.

—¡Sofía tuvo un accidente! —esas palabras me paralizaron. Me tomó un momento recuperar la conciencia de lo que estaba pasando. Entonces, me levanté de golpe y salí corriendo detrás de ella.

Volteé la cabeza para ver a mis madres y hermanos corriendo detrás de mí. Mi padre también estaba corriendo, seguido por el resto.

—Pero... ¿cómo tuvo el accidente? —pregunté, con la voz temblorosa. Tenía miedo de perderla. Fue una mala idea organizar esta cena.

—Sube —fue lo único que dijo la señora Laura. Obedecí y me subí al auto. Ella aceleró y la vi llamar a alguien; creo que sé quién es: Robert, su esposo y el padre de Sofía y Luciana. Hace tiempo que no veo a Luciana.

Estaba asustado y nervioso. No sabía qué haría si ella... Todo este tiempo que no nos vimos, siempre la cuidaba desde las sombras. Siempre mandaba a alguien para que la protegiera en mi lugar. Siempre estuve enamorado de ella. Siempre...

Ella ya tiene 18 años y está hermosa, es perfecta.

Soy un idiota por haberla dejado. Maldita sea.

Pasaron unos minutos y, cuando llegamos, Laura se bajó y salió corriendo hacia la entrada. Hice lo mismo: me bajé, cerré la puerta del coche y corrí.

Estaba corriendo y buscando a Laura con la mirada hasta que la localicé. Corrí más rápido hasta llegar a donde ella estaba.

—¿Cómo está? —pregunté con voz débil.

—La están revisando —respondió Laura, con tono de preocupación.

—¿Dónde está Sofía? ¿Cómo está? —una voz preocupada me sacó de mis pensamientos. Era Robert.

La Mujer de los Moretti (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora