Capítulo 5

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Desperté con los mordiscos suaves de Demonio, el perro gigante de Megumi, que parecía tener una extraña afición por usarme como desayuno. No era la primera vez que lo hacía, pero aún así, me sorprendía lo grande y pesado que era. No es que me molestara del todo, pero si no fuera porque me mordía con ese cariño raro que tenía, habria pensado que me lba a comer de verdad.

- Ya, ya, Demonio... — dije mientras me sentaba en el sofá y acariciaba su enorme cabeza—. Al menos podrías darme cinco minutos más...

Justo cuando pensaba que podría acomodarme de nuevo, escuché la voz de Megumi:

— Voy al baño.

Y entonces, sin pensarlo dos veces, me levanté de un salto y corrí como si la vida me fuera en ello. No me iba a quedar sin mear otra vez, no después de la batalla de ayer con el baño. Llegué antes que él y me encerré en el baño, escuchando a Megumi maldecir en voz baja desde fuera. Me reí para mí mismo mientras cerraba la puerta.

Cuando salí, ya estaban todos en la mesa desayunando. Típico, siempre parecían tener el tiempo calculado para no perder ni un segundo, mientras yo me quedaba detrás. Me senté al lado de Megumi, cogí una tostada y, con la boca medio llena, le dije:

- Hoy saldré con Todou, ¿quieres venir?

Megumi me miró como si acabara de decir la mayor tontería del mundo. Lo que, para él, probablemente lo era.

- No, gracias.

Fruncí el ceño y tragué mi bocado, haciendo una mueca para intentar convencerlo.

- Vamos, hombre, tenemos un plan muy guay...

Pero no me dejó terminar. Sabía que iba a decir algo antes de que pudiera intentar persuadirlo más.

— Todou es un idiota —dijo, sin más. Comenzó a enumerar las razones con la voz más seria del mundo—. Es ruidoso, impulsivo, y lo único que le interesa es preguntarle a la gente cuál es su tipo de chica. No puedo soportar a alguien que se toma la vida tan superficialmente. Además, tiene una obsesión extraña por pelear todo el tiempo. No, gracias. Prefiero mil veces quedarme en casa.

- Bueno, eso es cierto... —admiti, rascándome la cabeza—. Pero es divertido en pequeñas dosis. ¡Y además Mai seguramente se va a apuntar también!

En ese momento, vi cómo a Megumi se le tensaba un poco el rostro.

- Eso es precisamente por lo que no voy. —Me miró de reojo—. Si Mai va, ni en sueños me verás por ahí.

Solté una risita. Ya me lo veía venir.

- Eso es porque le gustas...

Megumi soltó un suspiro exasperado y me miró con esos ojos que decían "no empieces".

- Te recuerdo que Mai es pariente lejana, ¿eh?

-jOh, sí! - dije, bromeando-. Si te gustan las chicas que parecen perros, adelante.

El señor Fushiguro, que hasta ese momento había estado desayunando en silencio, soltó una de las suyas sin levantar la vista del plato.

— Te lo digo siempre, Megumi, no hay nada mejor que un buen culo y un buen par de tetas.

La señora Fushiguro no tardó ni un segundo en darle una colleja rápida, con esa precisión de madre que siempre me dejaba sorprendido. No pude evitar reírme a carcajadas ante la situación.

Nunca fallaban, siempre eran asi, aunque fuera temprano por la mañana.

- ¡Papá! —gritó Megumi, mientras yo seguía riéndome—. No digas esas cosas, por favor...

Un nuevo comienzo/ ItafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora