Sustancias a pruebas
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Enzo Barbieri—Quiero que entres a esa mafia a como dé lugar, no me importa lo que tengas que hacer. ¡¿Entiendes?! Te necesito como infiltrado en la organización, necesito saber sus pasos porque llevan mucho tiempo sin dejarse ver. No han atacado más, no he visto a mis malditos hijos, y algo sucede. Lo presiento, estoy jodidamente seguro de ello.
—Sí, señor, pero salveme a mi hija —ruega.
—Tienes cinco horas para ir, no más. Es una puta amenaza, ¿me escuchas? No vas y, entierro a tu hija viva.
—No, señor Barbieri, mi hija no, por favor —pide y palidece—. Entraré a la mafia como infiltrado, tengo los documentos que necesito, ya me han llegado. El abogado será un infiltrado junto a mi, ya tenemos todo listo. Solo falta ubicarnos donde ellos.
—Exactamente, lo más complicado —mascullé—. Me mantienen informado. O lo hacen o me encargo de enterrarlos a ambos.
Asiente y salgo de la agencia. Me adentro en la camioneta con Liliana, Harry y mis sobrinos. Esperamos unas dos horas dentro del local donde se encuentra el ataúd. Mi cuñada se encarga de ocultar con una base los hematomas de sus dos hijos, mismos que están amenazados, una palabra de ellos, estamos jodidos. La noche de ayer los sacamos del pozo en el que han estado por muchos días, han tenido buena conducta y esta bien... Luego de tantos sedantes y más...
Me río a carcajadas cuando Liliana abofetea a su hija quien se queja e intenta quitarse las cadenas de sus manos. Mis dos sobrinos...ellos estarán a cargo de mi imperio en un futuro, les guste o no. Espero que en ese pozo hayan aprendido la lección que les hemos dado, los dejamos sin suficiente comida, poca agua e inyecciones con sedantes. Nada más. Dos más siguen en ese pozo, y seguirán dentro de ese lugar hasta que resolvamos ese problema. No tardarían en hablar con la mafia contraria si los dejamos ir. No puedo lidiar con más cargos, me harían una mala jugada.
Harry se encarga de drogar a sus hijos para que estén más tranquilos durante el entierro. Les quita las cadenas a cada uno y los suelta para que, cuando salgamos, nadie sospeche. Están débiles, casi caídos pero, ¿quién lo va a pensar? Si están así por el día de hoy, por el entierro...
Para ser precavidos mandamos a dos hombres juntos a mis sobrinos, por si se les pasa por la cabeza querer abrir la boca ante el montón de gente que está a nuestro alrededor ahora.
Hablo con la prensa libre que se atrevió a pisar el cementerio. Me explico delante de ellos, he llevado tanto tiempo callado. Todos se preguntan tanto, todos preguntan por mis hijos y por lo ocurrido con mi esposa. Tan pronto terminé de dar una leve explicación, comenzamos a encaminarnos detrás del ataúd que cargan. Mi familia camina a nuestro lado mientras nos lamentamos. Con el rabillo de los ojos veo a mis sobrinos, asiento a los hombres cuando veo que todo está bien.
Todo está bajo nuestro control. Muy bien.
Las familias que caminan a nuestras espaldas hablan mientras lloriquean. Tan pronto llegamos al punto en el que entrarían el ataúd, me quedo firme con el mentón elevado cuando veo que comienzan a bajar el ataúd, el cementerio se rodea de toda mi gente y conocidos. Con muchos he llegado a negociar y otros simplemente admiran a nuestra familia, y sufren al enterarse de la muerte. No fue posible ocultar su muerte por mucho tiempo, tampoco quise que vigilaran su cuerpo a no ser que sean de la familia. No quiero exponer, no quiero que vean el caos desastroso que ha ocurrido en mi familia. No quería que llegase este momento, incluso, lo he demorado durante muchos días.
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Un refugio en llamas #1
RomanceLa vida de Evangeline es un misterio, vive en un círculo lleno de secretos y mentiras. Sus días se hacían más pesados y aterrados. Vive atada a su familia quienes son parte de la Trata Blanca. Sin embargo, una carta, una noticia, y un supuesto accid...