II

15 2 0
                                    

La música clásica de un violín armoniosamente entonado en conjunto con un piano llegó a sus oídos, sonriendo inconscientemente se dejó llevar por los acordes, subía por los escalones principales del Castillo de Ayutthaya. Les habían pedido a todos los invitados ponerse el parche inhibidor para no inducir el celo del príncipe omega y era un requisito que si o si debía de cumplirse.

Las puertas se abrieron y anunciaron sus llegada.

- Príncipes de Bangkok y Pattaya se hacen presentes. - una fuerte voz resonó en la sala del castillo.

Todos hicieron una reverencia con respeto y devoción, algunos con adoración por la belleza reluciente de ambos alfas y otros con dobles intenciones buscando ocupar un buen estatus.

Divisaron a muchos Reyes de lugares reconocidos, siendo China, Japón, Turquía e India. Los príncipes eran presentados unos con otros y todo parecía ser muy ameno. Se dirigieron a sus mesa cuando notaron que sus padres ya habían llegado.

- Príncipe de Chiang Mai se hace presente. - Anunciaron de nuevo y volvieron a saludar respetuosamente.

Después de un largo rato charlando y comiendo algunos aperitivos, el rey omega de Ayutthaya tomó la voz en el lugar.

- Buenas noches Reyes y príncipes, gracias por estar presentes a la primera celebración a lo grande de mi Porsche. Ustedes saben que nosotros tenemos la costumbre de presentar a nuestros cachorros a la sociedad cumpliendo sus bellos dieciséis años. - mencionó. - es una alegría y tristeza para nosotros sus padres porque nuestro bebé deja de ser un bebé. - suspiro dramáticamente. - sin más preámbulos les presento a mi cachorro mayor.

El sonido de unos zapatos bajando por las escaleras de la segunda planta llamó la atención de todos, un joven con una belleza hermosamente etérea y deslumbrante dejó boquiabiertos a los presentes.

Kinn sintió un escalofrío recorrer por su espina dorsal al ver al omega con ese hermoso traje perlado que encajaba y acentuaba perfectamente su anatomía delicada, más los hermosos accesorios que jugaban divinamente con su atuendo.

- Mucho gusto, soy el príncipe Porsche Kittisawasd. - saludó con una hermosa sonrisa y una reverencia respetuosa.

Al alfa se le fue el aire de los pulmones al escuchar la suave y dulce voz del omega. Su primo se limitó a reír al ver su reacción no tan discreta que tenía.

- El baile comienza desde ahora, ¡Que disfruten de la fiesta!. - habló Khun y junto con su hijo se dirigieron a sus mesa en la que ya se encontraba Pete y sus padres.

- Porsche, ¿viste? No te quitaban la vista de encima. - Pete se burló del omega.

- Cállate Pete. - miró mal a su mejor amigo.

Un alfa se acercó a la mesa del omega y titubeo antes de articular las palabras.

- Príncipe, ¿me concede está pieza de baile?. - preguntó temeroso y le tendió la mano con elegancia.

- Claro. - respondió el menor y aceptó la mano ajena.

Se dirigieron a la pista de baile y el alfa se apegó al cuerpo del omega para el vals, disculpándose en el acto, el menor sonreía ante lo delicado que parecía tratarlo.

- Soy Kinn Theerapanyakul, Príncipe de Bangkok. - se presentó educadamente. - se que es muy imprudente de mi parte pero... ¿Me permite cortejarlo?. - preguntó mientras seguía bailando.

- Si mi mamá no te mata en el intento, no estaría nada mal. - se burló el omega, no iba a negar que no le gustaba ese alfa, era fornido, cejas pobladas y el atuendo le quedaba muy bien, el color Esmeralda hacia relucir su piel pálida.

Save me  [Kinnporsche]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora