Chocolate y mandarinas

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Por fin había llegado el tan ansiado jueves

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Por fin había llegado el tan ansiado jueves.

Y es que se le habían hecho eternas los días, cada segundo sin tener a Oscar a su lado era extraño, estaban demasiado acostumbrados a la presencia del otro, sentía que algo de color faltaba en su día a día y era el castaño a quien solía mimar, desde que ya había comenzado a ser más consciente de sus sentimientos.

Como cada mañana, aprovechó parte del gimnasio que tenían en casa, algo sencillo con una trotadora y un par de mancuernas para complementar los ejercicios, ya que las rutinas de Lewis solían ser más en el gimnasio del centro y no tanto en el hogar, por lo que Logan aprovechaba lo que tenía a su alcance en ese momento. Sentía que su energía en vez de disminuir después de la rutina, estaba en aumento al doble de lo usual, estaba casi corriendo rumbo a la ducha, para poder sacarse el exceso de sudor.

Se sorprendió por el nuevo orden de artículos de aseo personal en su baño, un gel de ducha que le había dejado su madre esa mañana destacaba entre todos, haciéndole sonreír de manera inconsciente. Aquel pequeño detalle le dejaba claro cuál sería el enfoque enfoque ahora con el pequeño omega y qué tipo de artículos podría incluir en sus pasos de cortejo.

Hizo su ducha como de costumbre, tomando las notas de eucalipto y lavanda de su rutina para poder potenciar un poco su aroma personal sin llegar a ser empalagoso, relajándose a sí mismo también con los toques de lavanda. El agua le sentaba de maravilla, sus músculos ya no estaban tan tensos y la adrenalina podía irse relegando a otro rincón de su organismo.

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Hoy había tomado más tiempo de lo usual vestirse, ya que normalmente cualquier jeans y una camiseta sin estampado era la elección, pero necesitaba llamar la atención estará vez de forma intencional de dos personas, por lo que además de unos jeans negros, llevaría un abrigo verde militar a juego, realzando el porte y altura que había heredado del omega rubio.

Salió de su habitación a toda prisa, recordando parte de los dulces que había comprado para el omega que debía aún estar algo resentido por el celo recién finalizado, quería mimarle y poder entregarle parte de ese amor que tenía burbujeando en su organismo, de alguna manera física, comenzar a prepararlo para las semanas que se venían.

¿Llegaría su celo también?

¿Cómo llevarían a cabo el cortejo si eso ocurría?

Era un mar de dudas, que honestamente no sabría cómo responder.

Jamás había experimentado un celo real, mucho menos sabiendo que su futura pareja ya estaba listo para recibirlo a él y su marca, si le sumaba la presencia del alfa pecoso, eran dos celos que se iban a incorporar en la ecuación.

¿Cómo iba a poder con el celo de aquel alfa impertinente que le hacía suspirar?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos una vez que llegó a la cocina, donde el aroma suave de frambuesas del omega rubio, dejaban claro que aún estaba en casa. Observó con detenimiento el mesón de la cocina, donde reposaban aquel postre que había preparado para su pequeño omega.

Nuestro cítrico favorito | Oscar x Logan x PatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora