Capítulo IX.

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La estadía en Australia estaba resultando bastante y tranquila

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La estadía en Australia estaba resultando bastante y tranquila. Adriana tenía cierto estereotipo acerca del país de Oceanía, pues pensó que en mitad de carrera se le atravesaría un canguro a uno de los pilotos o que un koala iría hacia ellos en busca de agua o comida, pero esas cosas solo ocurrían en Hollywood, y aparentemente en los escenarios hipotéticos en la cabeza de Adriana.

Max presentía que Melbourne sería la carrera que le devolvería la furia y la pasión, y sino, haría él mismo haría que la fuese. Además, recordaba las palabras de Adriana: "Yo no salgo con perdedores." Y no sabía a quién de los dos quería demmostrarle algo, si a ella o a sí mismo. No es como que le importara lo que Adriana pensara de él, o al menos eso se repetía a sí mismo desde la noche en la que la cargó hasta el hotel en Italia.

El Red Bull entró de vuelta en la habitación del hotel, donde Adriana y Penelope se encontraban. Las dos estaban acostadas en el suelo, con sus camisas de la escudería a juego (con el numero de Max), mientras jugaban con unas Barbies y un Ken.

—¡Papá, papá! Juega con nosotras, porfis —Penelope se levantó para jalar a Max hasta donde se encontraba Adriana y las Barbies.

—Tenemos que irnos en diez minutos —Max le recordó, a ambas.

—Pues juguemos cinco minutos solamente —Penelope sugirió, sonriendo. El hueco que tenía en frente ahora era cubierto por un diente a mitad que le estaba creciendo.

—Vamos, Torito, puedes ser Ken —Adriana le lanzó el muñeco rubio a Max.

—Está bien —Max respondió a regañadientes.

Se sentó en el suelo con Adriana y Penelope y comenzaron a jugar. Era una historia simple, sugerida por Penelope, en la que la Barbie de Adriana era la mamá, el Ken de Max era el papá y la Skyler de Penelope era la hija rebelde del matrimonio. La verdad, no había un storyline en concreto, pero Penelope estaba pasándola bien.

—Dame un beso —Max dijo con una voz varonil bastante forzada, mientras acercaba su Ken a la Barbie, despelucada y sin un zapato, de Adriana.

La dueña de la Barbie hizo una mueca, y Penelope la imitó.

—No —Adriana dijo, alzando la mano de su Barbie y simulando que esta le daba una cachetada al Ken.

—Ay, papá—Penelope le arrebató el muñeco a Max—. No sabes jugar.

—MaxSteel nunca me haría eso —Adriana se levantó del suelo con un aire indignado—. Primero pídeme una cita antes.

Max frunció su ceño mientras miraba como Penelope negaba con su cabeza, moviendo dramáticamente las coletas que Adriana le había hecho. Esta vez ambas se encontraban a la misma altura y no habían mechones apuntando en todas las direcciones.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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