Taste.

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Este one shot contiene temas delicados tales como el canibalismo, secuestro y cosas por el estilo

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Este one shot contiene temas delicados tales como el canibalismo, secuestro y cosas por el estilo. Si no te gusta este tipo de contenido salta al próximo one shot. ¡Evita dejar comentarios o quejas, yo avisé!

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Encontrar personas que vayan de acuerdo a mis exigencias es difícil, la gente es complicada, desagradable, horrenda; entre muchos tantos adjetivos más. Resulta complicado para mí empatizar con alguien sin sentirme asqueado, Izuku era un claro ejemplo de ello, si bien hay veces donde no quiero ni mirarlo o me estresa tanto su voz que me dan ganas de desgarrarle la garganta, suele ser un compañero agradable.

Llevamos siendo "amigos" desde la secundaria, un día apareció y no se me despegó más, no hace mucho ruido, no se queja, razones por las cuales lo consideré una compañía no tan estorbosa, eso hasta que se puso de novio con alguien de su trabajo.

Estuvo semanas hablándome de él. "Eijiro esto", "Eijiro el otro", "Eijiro aquello", y para todo siempre tenía que salir su estúpido novio, alimentaba más mi idea de que las personas comunes son asquerosas. Cegado por el enamoramiento instantáneo que lo abraza y lo ata a este sujeto que se apareció en su vida, cree que es lo más espléndido del mundo y no lo es, cualquiera que quiera puede abrazarlo jurándole amor eterno, son cosas que se hacen fácil ya que el amor es cosa de demostrarse, no de decirse.

Los meses pasaron, Izuku seguía viviendo en un cuento de hadas hasta que consideró debido presentarnos a mí y a su pareja, ¿Por qué?, según él sería lindo que dos de sus personas favoritas convivieran, qué ridiculez.

La cita sería en un restaurante común de la ciudad, en la noche cuando el ambiente tenía un bullicio gustoso al oído; no había mucha gente en la calle, pocos autos obstruían el paso entre avenidas, la noche es el ambiente más perfecto en el mundo como para arruinarlo con boberías socialmente comunes. Llegué bastante temprano o mejor dicho, puntual, diez minutos después llegaron ellos dos y mi corazón se detuvo. 

Izuku llegó prendado del brazo con el misterioso Eijiro, un joven alto, fornido, pelirrojo pero es evidente que usa tinte por lo oscuras de sus cejas, una sonrisa encantadora, unos ojos brillantes y expresivos, aquellos orbes que cayeron sobre los míos en cuanto me vió, dibujándose en su expresión algo similar a la curiosidad pero estoy seguro de que puede percibirse como algo más si lo analizas con detenimiento. Ese porte al caminar, el cómo su sudadera se deslizaba por su hombro derecho debido a lo agitada de la caminata, permitiéndome deleitar mi deseo con la piel que dejaba ver la musculosa que cubría su torso. Maldición, Izuku, puedo entender ahora.

Mencioné miles de veces en mi pasado que las relaciones afectivas son patéticas, que el noviazgo y todas esas cosas son un fiasco pero carajo, lo decía porque no había visto a mi estándar enfrente de mí.

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