La llamada a las 3 a.m.

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20 de Mayo del 2023
Imola, Italia

El silencio de la madrugada envolvía el cuarto de hotel de Sebastián. La luz tenue de la lámpara sobre el escritorio apenas iluminaba el espacio, y la única compañía que tenía era el zumbido del ventilador y el parpadeo del cursor en la pantalla de su computadora. Había estado trabajando en algunos informes de McLaren, pero su mente vagaba a otro lugar. El reloj marcaba las 3:00 a.m., y aunque había intentado desconectarse y descansar, una parte de él esperaba algo más.

De repente, el sonido de su teléfono interrumpió el silencio, haciendo que Sebastián se sobresaltara. Miró la pantalla, un poco confundido al ver el nombre de Piastri brillando en el dispositivo.

¿Qué haces despierto a esta hora? —preguntó Sebastián en cuanto contestó, tratando de ocultar el tono de sorpresa en su voz.

Podría preguntarte lo mismo —respondió Oscar con su habitual tono relajado—. Solo quería escuchar tu voz. Pensé que quizás tú también estabas despierto.

La confesión tomó a Sebastián por sorpresa. No estaba acostumbrado a que alguien le llamara simplemente para escuchar su voz, y menos a las tres de la mañana. Sintió una extraña calidez en su pecho, algo que hacía tiempo no experimentaba.

¿Todo bien? —preguntó Sebastián, tratando de sonar casual, aunque en realidad estaba sintiendo una mezcla de emociones que no sabía cómo interpretar.

Sí, solo pensé en ti —dijo Oscar suavemente—. A veces es agradable tener a alguien con quien hablar a estas horas, aunque sea de nada en particular.

La sinceridad en las palabras de Oscar desconcertó a Sebastián. No estaba acostumbrado a esa clase de honestidad desinteresada, a alguien que simplemente quisiera estar presente sin pedir nada a cambio. Sintió cómo una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios, aunque una parte de él seguía resistiéndose a bajar la guardia por completo.

Bueno, aquí estoy —murmuró Sebastián, sintiendo que sus defensas comenzaban a ceder.

Hablaron durante un rato, sobre tonterías, sobre lo cansado que era el día a día en McLaren, sobre las carreras, sobre la vida. No era tanto lo que decían, sino el hecho de que se sentía bien tener esa compañía. Las palabras de Oscar, aunque ligeras, llenaban el vacío que a veces lo consumía en esas horas solitarias.

Cuando finalmente colgaron, el silencio volvió a llenar el cuarto, pero esta vez no era opresivo. Sebastián se quedó mirando el techo durante unos minutos, procesando lo que acababa de pasar. Nunca había tenido una relación así con nadie, mucho menos después de lo que había vivido con Lando.

Con un suspiro, se levantó de la cama y se dirigió hacia su escritorio, donde un cuaderno de notas descansaba en una esquina. Tomó un bolígrafo y, casi sin pensar, comenzó a escribir las primeras líneas de lo que eventualmente sería una canción:

"12 a.m. y un café,
dos de azúcar a ver si sabe bien,
y aunque no me gusta, espero tu llamada hasta las 3..."

Las palabras fluyeron casi sin esfuerzo, como si hubieran estado esperando todo este tiempo para salir. Cada línea capturaba el sentimiento de aquellas llamadas nocturnas, la manera en que Oscar lo hacía sentir sin siquiera intentarlo. Aquella conexión inesperada estaba tomando forma en esas estrofas, y aunque Sebastián no lo reconociera del todo, sabía que algo en él estaba cambiando.

Miró las primeras líneas que había escrito y dejó escapar un suspiro, una mezcla de alivio y confusión. Oscar había entrado en su vida de una manera que él no había previsto, rompiendo sus planes de estar solo y arrancando poco a poco las nubes grises que aún lo rodeaban.

Y, aunque le costara admitirlo, Sebastián empezaba a aceptar que quizás no todo cambio era malo.

¿Como es que tu? ▬▬ Oscar PiastriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora