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〘CHAPTER ONE 〙 :absence: .·:*¨ ¨*:·. :abcense:
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Uno de los pasatiempos favoritos de Mirai es disfrutar de la abrazadora calidez del sol mañanero mientras cuida las plantas de su pequeño jardín después de haber llegado de un pesado turno de noche laboral en la cafetería. Sin importar las estaciones lo rayos de la enorme estrella diurna siempre saludan a su humilde hogar como si le desearan un buen día.
Muchas veces perdía la noción del tiempo por estar sumergida en su propia mente.
Asi como en ese momento.
—Mamá ¿Has visto mis zapatos? Los blancos...— un pequeño de cabellera azabache alborotada se asomó por la entrada con los ojos adormilados y bostezando— No los encontré.
Mirai dejó de quitar las malezas que atormentan a las plantas y lo miró, sonrió al ver a su retoño somnoliento.
Tenía el cabello tan desordenado como siempre, igual al de él.
—¿Ya revisaste bajo la cama?— se levantó del suelo quitándose los guantes de jardinería para acercarse a su hijo y darle un beso de buenos días en la frente.
El niño de diez años negó, volviendo a bostezar.
—No, ya iré a revisar— con lentitud se marchó hasta su habitación dejando atrás el eco de sus pasos sobre el suelo amaderados.
Mirai cerró los ojos enternecida soltando una risa suave.
—Es igualito a tí— miró el vasto cielo con nostalgia, las nubes que lo adornaban estaban siendo arrastradas por el viento, logrando cubrir el sol por unos instantes— Ya ha pasado mucho tiempo ¿Cuándo será que volverás?
Hace más de un año convivió con su marido por última vez, fue en el mismo hospital donde estaba recuperándose tras haber salvado la tierra; otra vez. Fueron solo unas semanas, tiempo que aprovechó para estar con él después de no verlo por otro año. En el que por cierto, estaba muerto.
