Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.
Dime dónde has ido, dónde esperas en silencio, amigo. Quiero estar contigo y regalarte mi cariño, darte un beso y ver tus ojos, disfrutando con los míos hasta siempre ¡Adiós, mi corazón!
Ven, te quiero hablar, vuelve a caminar. Vamos a jugar al juego en el que yo era tu princesa, ven, hazlo por mí, vuelve siempre a mí... — París, La oreja de Van GoghPlaneta vegetasei
Kakaroto llegó como cada día buscar al príncipe Vegeta desde hacia un año atrás cuando por fin había sido aceptado en el escuadrón de elite.
En un principio debido a su mediocre poder de pelea le habían informado que lo enviarían a una misión, sin embargo después de mucho entrenamiento por parte de Bardock su poder había ido incrementando considerablemente, su padre había sido bastante más duro con él de lo que había dijo con Radditz, debido no solo a que su nivel era mas bajo, y su poder de pelea inferior, sino también porque su carácter se asemejaba al de Gine y eso lo hacía a veces demasiado afable e incrédulo y en el mundo de los saiyajines eso no era bueno; Considerando que su padre era el capitán del equipo élite que custodiaban al rey; aun así debido al progreso constante que había tenido lo habían por fín asignado al escuadrón elite que practicaba con el joven príncipe.
Tocó la puerta de la habitación de Vegeta pero nadie contestó, —tiene mas de una hora que se ha levantado y ha comenzado a entrenar—comentó Caulifla mientras avanzaba acercándose a Kakaroto, él la saludó afable como siempre, muchos opinaban que ellos hacían linda pareja, aunque la realidad es que ningún de los dos había mostrado interés romántico por el otro, aunque en efecto a la hora de pelear ambos disfrutaban el combate contra el otro, eran bastantes buenos oponentes.
—Hoy el principe no está de buen humor— continuó Caulifla, y el hijo menor de Bardock se rió, — mejor dime cuando Vegeta está de buenas—
En efecto el carácter del principe saiyajin se había hecho mas agrio que antes, y todo había sido desde que hacía dos años había salido de excursión con Nappa y Radditz, desde entonces se había vuelto más temperamental y mas de un saiyan terminaba sumamente malherido por su humor cambiante, varios le temían.
Vegeta se hallaba en ese momento en combate salvaje con Radditz y Nappa, habían pasado 2 años desde la última vez que miró esos ojos azules y aun lo perseguían en sueños, dos malditos años sin saber de ella, y cada uno de esos días había sido una tortura, y eso lo enfurecía.
Ella era una criatura tan preciosa y frágil como una flor, pero sin ningún poder de pelea ni fuerza, y por tanto no pertenecía al tipo de razas en el universo que podrían gobernar, y aun así cada noche desde que se subió a la nave que lo trajo de regreso a su mundo no había dejado de ensar en ella, en esos grandes ojos azules y en la promesa que le hizo.
Tenía frente a él a los otros dos saiyans, Nappa quien le llevaba 6 años ahora tenia 19 y radditz que le llevaba 3, tenía ahora 16, y aun así sabía que podría llegar a vencerlos.
Su malhumor se hizo presente al volver por décima vez a pensar en ella en menos de una hora, realmente odiaba esa situación y mas al escuchar la voz de Kakaroto, el hermano menor de radditz y dos años menor que él, quién lo irritaba demasiado debido a el mocoso había ido mejorando a pasos agigantados y técnicamente estaba al nivel de su hermano mayor y de Nappa, y eso no le gustaba para nada, ahora tenía que soportarlo.
Siguió entrenando con ellos, pero su mente no estaba ahí, estaba en aquel insulso y bobo planeta llamado Tierra, y escuchar la voz de kakaroto interrumpiendo lo hizo salir de esa fantasía en donde quería estar, así que, harto de todo comenzó a golpear a Nappa y a Radditz duramente hasta dejarlos noqueados, y siguió con el causante de su malhumor.
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La fuerza del destino
FanficCuando por error la nave donde viaja el joven príncipe de los saiyajines queda varada en un planeta sin mayor atractivo, éste busca alguna aventura en que entretenerse, sin considerar que sería algo mucho más grande lo que encontraría: Su destino.