©ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ɴᴜᴍʙᴇʀ ɴɪɴᴇ

89 9 1
                                    

—  ּ ֶָ֢

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—  ּ ֶָ֢ . Entre dragones y Secretos﹗ˎˊ˗


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


















El aire en Rocadragón parecía más denso, como si la tensión en el ambiente lo hiciera más pesado. Las últimas semanas habían sido una vorágine de decisiones, advertencias, y silencios incómodos. No había un rincón en la fortaleza que no respirara la inminencia de la guerra. Pero esa mañana, algo era diferente. Sentía una presión en el pecho, algo que no lograba descifrar.

Me encontraba en uno de los balcones más altos de la fortaleza, observando cómo las olas se estrellaban contra las rocas, su rugido resonando como un eco constante. Mi mente estaba lejos de la tranquilidad que ofrecía el paisaje. En mi interior, las sombras de lo que había vivido en Bastión de Tormentas seguían danzando. Aemond, su mirada cargada de odio... y cómo había estado a punto de arrebatarle la vida a Lucerys. Si no hubiera intervenido...

—Vaenyra.

Esa voz me sacó de mis pensamientos. Me giré y vi a Jacaerys de pie, en la entrada del balcón. Su presencia siempre parecía llenar el espacio, no por su tamaño, sino por la energía que irradiaba. Entre nosotros siempre había existido una especie de vínculo, algo que no terminaba de comprender del todo. Nos habíamos conocido bajo circunstancias extrañas, casi como si el destino nos hubiera empujado a este punto. Y sin embargo, cada día que pasaba, ese lazo se volvía más fuerte.

—Jacaerys —respondí, dándole una ligera sonrisa.

—Estaba buscándote —dijo, avanzando hacia mí con pasos tranquilos—. No te he visto en todo el día.

—Estaba... pensando —murmuré, sin apartar la vista del horizonte—. A veces me parece más fácil hacerlo aquí, con las olas rompiendo y los dragones en la distancia.

—¿Pensando en Bastión de Tormentas? —preguntó, aunque su tono indicaba que ya conocía la respuesta.

—Es difícil no hacerlo —suspiré, sintiendo cómo la tensión se deslizaba por mi columna—. Aemond no se detendrá. Y no creo que esta sea la última vez que intente algo contra Lucerys... o contra cualquiera de nosotros.

L​E​T​ ​T​H​E​ ​W​O​R​L​D​ ​B​U​R​N​           ( 𝗝​𝗩​ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora