Capítulo 1: Fuego incipiente.

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Capítulo 1: Fuego incipiente.

Sanemi debía admitir que el patrón era sabio. Tenía la habilidad de leer a las personas como si de libros se tratarán y a él lo había leído como si fuera transparente. Y aunque al principio no estuvo tan a gusto con que un alfa moribundo lo mandara ahora no veía su vida sin que él patrón lo guiará por el camino correcto.

Namu Amida Butsu — Sonó junto a él, haciéndolo sonreír. El enorme pilar de la roca corría junto a él, era un hombre enorme, intimidante, un Alfa dominante que, contrario a las leyendas era más como un enorme y cálido oso de peluche.

Aunque al principio Sanemi se enojó con el patrón por pedirle hacer misiones con el, con el tiempo llegó a apreciarlo, ambos tenían muchas cosas en común, la furia hacia los demonios y la sensibilidad hacia otras formas de vida (Aunque debía admitir que el moreno era mil veces mejor expresándose) y aparentemente un placer absoluto al tener una conversación estimulante.

Fue en su segunda misión juntos en la que el pilar de la roca se aburrió de estar en silencio y comenzó a hablar, al principio hablaban de cosas sin importancia como el clima, las técnicas y estrategias a emplear en el campo de batalla o sus comidas favoritas.

Pronto las conversaciones se fueron haciendo más largas y más animosas. Hablando de su pasado, hablando de que harían cuando los demonios desaparecieran (ninguno de los dos esperaba salir vivo, a decir verdad) y pronto Sanemi se encontró a sí mismo deseando ir de misión con ese enorme alfa para conversar un poco más.

Estar con Gyomei lo calmaba, le daba paz, era como si el moreno apagara ese fuego de la ira dentro de él con el agua de su calma. Gyomei era como un bálsamo para su alma reseca.

—Pronto llegaremos --- Anunció Sanemi — ¿Quieres quedarte en tu casa o prefieres ir a la finca de Kanae?

—No quiero interrumpir el tiempo romántico de los dos--- Se burló el gigante. Las mejillas del albino se tornaron rosadas, en algún punto de la conversación que habían tenido esa noche le había confesado al otro pilar que amaba profundamente a esa hermosa mujer. Casi se abofetea luego de que esas palabras salieron de su boca.

Creyó que Gyomei se burlaría, que se reiría de él, pero contrario a eso simplemente le deseo lo mejor con la preciosa mujer que él mismo había rescatado en algún punto.

—N-No seas ridículo, ni hay algo como “Tiempo romántico” entre ella y yo.

Esta vez fue el turno de Gyomei de reír.

—A veces debes darte la oportunidad de amar y de ser amado.

—¡Y a veces debes callarte y caminar más rápido! ¡Idiota!

Gyomei resoplo y el joven alfa enamorado se adelantó, caminando a toda prisa mientras sus orejas se ponían rojas de la vergüenza.

Al albino le hubiera gustado saber qué pensaba Gyomei de todo eso. Sabía que sus creencias religiosas iban en contra del amor romántico, probablemente el moreno tendría algo así como un voto de castidad o fuera reprendido en los templos si se atrevía a tener alguna relación sentimental con alguien. Muchas veces consideraba eso un desperdicio, al ser un alfa dominante todas las Omega de Japón harían fila para pasar siquiera una noche de pasión con él. Sanemi pensó que quizá con el tiempo Gyomei dejaría esas prácticas religiosas y por fin podría tener a alguien. Pasar la vida solo no sonaba muy atractivo.

Pero el tiempo terminó por no perdonar a la joven Kanae. Sus ojos se cerraron apenas unos meses después de haber tenido esa conversación con el pilar del viento para no abrirse nunca más.

Fue un golpe duro para la cofradía y para todos los pilares pues les recordaba su mortalidad. 

Gyomei lloraba mucho en los funerales, había perdido la cuenta de en cuántos había estado desde que se unió a la cofradía, su vida como cazadores tenía aquellos riesgos. Sin embargo no recordaba un funeral más desgarrador que ese.

Fuego ardiente (HimeSane) (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora