Primeras Interacciones

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El sol de la mañana iluminaba las amplias ventanas del consejo estudiantil, proyectando rayos de luz dorada sobre las mesas llenas de papeles. El aire estaba fresco y tranquilo, pero en el interior de la sala, las tensiones comenzaban a sentirse.

Ishigami había llegado más temprano de lo habitual. Con sus auriculares puestos y la mirada fija en la pantalla de su laptop, intentaba sumergirse en el trabajo para no pensar demasiado en lo que había sucedido el día anterior. El encuentro con Hayasaka en la sala de archivos había sido breve, pero de alguna manera lo había dejado pensativo.

—“No eres tan torpe como muchos piensan” —recordaba sus palabras.

Aunque no lo admitiera, ese comentario había logrado hacerlo sentir un poco mejor consigo mismo. Era extraño que alguien como Hayasaka, quien siempre parecía tan fría y distante, le dedicara esas palabras. Pero cuanto más pensaba en ello, más dudas tenía.

No tardó mucho en llegar Kaguya, con su impecable postura y aire de autoridad. Parecía estar siempre en control de la situación, y hoy no era la excepción. Saludó a Ishigami con un leve gesto de la cabeza y se sentó en su lugar, empezando a revisar unos documentos.

—Buenos días, Ishigami —dijo ella sin levantar la vista.

—Buenos días, Shinomiya-senpai —respondió él, tratando de sonar despreocupado.

El silencio volvió a caer entre ellos, pero pronto fue roto por la llegada de Miyuki y Chika. Con su habitual energía, Chika comenzó a hablar animadamente sobre algo que había ocurrido en la clase de música, mientras Miyuki la escuchaba con su característica expresión cansada.

Todo parecía volver a la normalidad, con las dinámicas habituales del consejo estudiantil en marcha. Sin embargo, Ishigami no podía quitarse de la cabeza lo que había ocurrido la noche anterior. ¿Debería hablar con Hayasaka? ¿O simplemente fingir que todo estaba igual que siempre?

***

El día transcurrió lentamente, y para cuando la última campana sonó, Ishigami ya estaba agotado mentalmente. Recogió sus cosas con calma, planeando ir a casa y desconectar, cuando una voz suave lo detuvo en seco.

—¿Ishigami? —era Hayasaka.

Giró la cabeza para verla. Estaba en la puerta del consejo estudiantil, con su usual expresión serena, pero algo en sus ojos indicaba que había un motivo para que estuviera allí.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó ella.

Ishigami asintió, sorprendido por la petición. No era común que Hayasaka se dirigiera a él directamente fuera de las circunstancias del consejo. Kaguya, que estaba ocupada revisando unos papeles, apenas levantó la vista al escuchar la voz de su asistente.

Salieron juntos del consejo estudiantil y caminaron en silencio por los pasillos de la academia, sin rumbo aparente. Aunque no sabía qué esperar, Ishigami no pudo evitar sentirse un poco nervioso.

Finalmente, llegaron a una pequeña sala vacía en el segundo piso, utilizada pocas veces por los estudiantes. Hayasaka cerró la puerta detrás de ellos y se volvió hacia Ishigami.

—No quería que Kaguya-sama escuchara esto —dijo, cruzándose de brazos—. Ayer, en la sala de archivos... gracias por tu ayuda.

Ishigami parpadeó, sin saber muy bien qué responder.

—No fue gran cosa —murmuró, encogiéndose de hombros.

—Para mí lo fue —insistió Hayasaka—. No suelo depender de los demás, y mucho menos de alguien fuera del círculo de la familia Shinomiya. Pero ayer... —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—, me di cuenta de que hay algo diferente en ti.

El comentario lo tomó completamente desprevenido.

—¿Diferente? —repitió Ishigami, incrédulo.

—Sí —Hayasaka lo miró fijamente—. Siempre te he visto desde la distancia, y la mayoría de las personas te subestiman. Pero tienes algo que otros no. A veces, el hecho de que estés tan desconectado de todo te permite ver las cosas de una manera más clara.

Ishigami no estaba seguro de cómo sentirse ante esa afirmación. Por un lado, estaba acostumbrado a que lo consideraran el extraño del consejo estudiantil, pero por otro, las palabras de Hayasaka parecían llevar un peso diferente.

—No sé si eso es un cumplido o una crítica —respondió él, con un leve tono de humor en su voz.

Hayasaka sonrió ligeramente, una sonrisa pequeña pero sincera, algo raro de ver en ella.

—Es un cumplido —respondió—. De cualquier manera, lo que quería decir es que... creo que podríamos trabajar juntos más a menudo. Kaguya-sama confía en ti, y aunque no siempre lo parezca, yo también.

Ese último comentario sorprendió a Ishigami más de lo que habría querido admitir. ¿Hayasaka confiaba en él? La idea era casi surrealista, considerando lo distantes que habían sido hasta ahora.

—¿Trabajar juntos? —repitió, todavía procesando la idea.

—Sí. Hay algunos proyectos que Kaguya-sama tiene en mente, y creo que podrías ser de ayuda. No te estoy pidiendo que te involucres de lleno, pero si alguna vez necesitas información o ayuda con algo, puedes contar conmigo.

Ishigami la miró fijamente, tratando de encontrar algún indicio de que pudiera estar bromeando. Pero la expresión de Hayasaka era seria, aunque relajada. Parecía genuina en su oferta, lo cual solo añadía más confusión a sus pensamientos.

—Está bien... —respondió finalmente, con algo de cautela—. Si lo dices así, supongo que podría funcionar.

Hayasaka asintió, y por un momento, el silencio entre ellos se sintió casi cómodo. Luego, ella se dio la vuelta, caminando hacia la puerta.

—Entonces, eso es todo. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.

Ishigami la observó salir de la habitación, sin saber muy bien qué hacer con la nueva dinámica que acababa de surgir entre ellos. Aunque las palabras de Hayasaka lo habían dejado pensativo, había algo en esa interacción que lo hacía sentir más ligero.

Tal vez, solo tal vez, las cosas en su vida comenzarían a cambiar, incluso si fuera de manera pequeña y gradual.

***

Los días siguientes pasaron con normalidad, aunque Ishigami notaba pequeños cambios en sus interacciones con Hayasaka. Aunque seguían siendo breves, había una especie de entendimiento tácito entre ellos. Cada vez que sus caminos se cruzaban en los pasillos, ella le dirigía una leve inclinación de cabeza, un gesto que Ishigami comenzó a devolver de manera natural.

Un día, mientras Ishigami trabajaba en una nueva tarea para el consejo estudiantil, su teléfono vibró. Era un mensaje de un número desconocido.

**"¿Cómo va el trabajo? Si necesitas ayuda, estoy cerca. —H."**

Ishigami parpadeó al ver la inicial. ¿Era Hayasaka? ¿Desde cuándo tenía su número? Un poco desconcertado, respondió con una simple frase, agradeciendo la oferta.

A medida que las semanas pasaban, los mensajes de Hayasaka se volvieron más frecuentes, siempre breves y al punto, pero con un tono que sugería que estaba dispuesta a ayudarle en lo que necesitara. Ishigami no podía evitar sentirse intrigado. Había algo en su relación que estaba cambiando, y aunque no sabía hacia dónde los llevaría, decidió dejar que las cosas fluyeran por su cuenta.

Las primeras interacciones entre ellos ya no eran tan tensas, y aunque seguían manteniendo las distancias, poco a poco comenzaron a descubrir que, tal vez eso no fuera muy malo.


Fin del capítulo

Entre Sombras Y Corazones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora