troisième

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beomgyu no podría reunir en una sola pregunta, concisa, todas las dudas que se desatan en su cabeza. quiere saberlo todo, pero a la vez no sabe qué decir. ¿está la princesa jimin enterada de esto? y si es así, ¿por qué ella se ha negado a venir? ¿por qué razón expondría a su hermano a tal situación en vez de a una simple criada? el peso de la mano del pelinegro sobre la suya casi lo distrae del lío en el que se encuentra.

— ¿por qué has venido tú... en vez de jimin? — esta pregunta parece avivar sus nervios de repente. deja de mirarlo; y cuando quiere soltar su mano de la del menor, este ciñe su agarre. — me debes una explicación muy grande si no quieres que mis padres se enteren de todo esto.

— usted no... no lo haría... ¿verdad? — parece tener mucho miedo, sus ojos vuelven a cristalizarse en lágrimas finas. y beomgyu piensa que él no está hecho para ser el rey despiadado y calculador que sus padres quieren que sea. suaviza sus dedos en los de yeonjun, y él arropa entre sus manos la propia, un toque de súplica brillando en sus ojos castaños. — entienda que todo lo que quería era ayudar a jimin...

— no me has dicho la razón. — beomgyu siente que quiere consolarlo en cuanto lo mira; su respiración tiembla bajo el llanto que amenaza con romper su voz y la piel de sus manos se siente fría. pero no se deja quebrar, sobre todo porque lo que más quiere es una mera explicación.

— marqués... marqués choi, yo... no puedo...— solloza; beomgyu está a punto de decir algo más, pero entonces el príncipe yeonjun aprieta entre sus manos las contrarias y se acerca, su voz sonando bastante decidida cuando le dice:— jimin me ha prohibido estrictamente decírselo, pero... haré lo que me pida.

— ¿lo que yo te pida? — asiente de inmediato. beomgyu aún puede oír el susurro de la música de salón a la distancia mientras una calidez ligera arropa sus manos entre las del pelinegro. se siente conflictuado, y no está muy seguro de qué hacer... no sabe si lo que piensa será una buena idea o terminará metiéndolo en más problemas de los que necesita. una vez más, suspira, se siente cansado. suelta finalmente el agarre entre sus manos y levanta del piso la maraña de pelo que ha hecho de imitación a la melena de yoo jimin. — necesitaré tu ayuda esta noche, príncipe.

— ¿mi ayuda? ¿...para qué? — no dice nada más cuando el castaño vuelve a poner la peluca sobre su cabeza, arreglándola con cuidado para que se vea lo más realista posible, poniendo varios mechones detrás de sus orejas y acomodando el flequillo en su frente.

— mi madre... la duquesa quiere que tu hermana y yo contraigamos matrimonio, has de estar enterado ya de esto, supongo. — con una confusión que no aumenta ni disminuye, yeonjun se abstiene a prestarle toda su atención mientras acomoda con delicadeza su vestido.

— bueno, por una razón estoy aquí, marqués choi. — le sonríe, es la primera vez que lo hace. es la primera vez que yeonjun ve al marqués sonriendo. aprieta los labios, sus manos aún tiemblan. — pero... ¿a qué viene todo esto?

yeonjun pacientemente espera por una respuesta de su parte mientras beomgyu, casi apenas rozándolo con su pañuelo, limpia de sus mejillas todo el pegote de maquillaje que se ha escurrido de sus ojos con sus lágrimas. y aunque sabe que no se trata de una dama, el toque de sus manos se siente cuidadoso.

— necesito que continúes pretendiendo que eres la princesa yoo. — es su respuesta cuando finalmente acaba de limpiar su rostro, su maquillaje viéndose casi tan decente como se veía hace poco. yeonjun frunce el ceño.

— ¿no quiere contraer matrimonio con mi hermana? — no era exactamente lo que pretendía preguntarle, pero la duda ha sido tan fuerte que simplemente no le ha dejado tiempo para pensar. se siente avergonzado en cuanto tiene sobre sí la mirada seria del castaño. — quiero decir...

— abstente de preguntar de más. no te conviene. — yeonjun acata su orden y prefiere mantenerse callado entonces. lo escucha suspirando. — ¿lo harás?

— no parece estarme dando muchas opciones, marqués. — y vuelve a dibujarse en sus labios la misma sonrisa suave. yeonjun imita sus acciones, y suspira en cansancio mientras quita de sus faldas la suciedad del piso que se ha adherido a estas. — lo ayudaré con gusto. de todas formas, ya me he arreglado. no podría desperdiciar un buen vestido en un sólo baile.

— ¿es la princesa jimin tan quisquillosa como tú o no es parte del personaje? — para volver al salón le ofrece su brazo, yeonjun apoya con delicadeza su mano en este y ambos comienzan entonces a caminar de vuelta por los pasillos desolados del palacio.

— podría decirse que es algo de familia.

volver al salón lo único que deja en ambos, principalmente en beomgyu, es una sensación de pesadez al sentir absolutamente todas las miradas sobre ellos en cuanto cruzan la puerta. pasa saliva, porque odia ser el centro de atención. la música no se detiene y es como si el tiempo no hubiera pasado desde que se fueron, hay algo en el ambiente de este baile que hace que se sienta incómodo.

beomgyu percibe las náuseas vaciándole el estómago en cuanto su madre, iracunda al parecer, comienza a aproximarse a donde están ambos. acerca lo más que puede a yeonjun hacia él, sólo para que ella esté satisfecha de la cercanía que tiene con quien cree es la princesa yoo jimin.

se detiene justo frente a ellos, y lo mira como si tuviera muchas cosas que decir. beomgyu sabe que las tiene y que probablemente las oirá en cuanto estén solos, pero en este momento puede estar seguro que ni una sola palabra saldrá de su boca mientras sepa que la princesa está escuchándola. se comportará; beomgyu cree que es patética la forma en la que la duquesa se vuelve tan sumisa en cuanto se trata de los reyes.

— ¿podría saber la razón por la cual dejaron el baile? sin previo aviso, ni... un motivo en particular. — teniendo a yeonjun a su lado beomgyu se siente tranquilo, desearía que su madre dijera lo que realmente piensa y no se comportara como una duquesa. odia cuando hace eso.

— jimin se sentía un poco mareada. me pidió que la sacara un momento para tomar aire fresco.

— ¿jimin...? — sabe que la informalidad en su mención adjunta a la manera en la que arropa su mano la desconcierta, porque es un cambio radical que no esperaba ver esa noche. beomgyu está seguro, pero yeonjun se siente intimidado bajo los ojos penetrantes y profundos de la duquesa, que lo miran como si supiera. intenta apegarse lo más que puede a beomgyu, buscando esconderse de la vibra atemorizante de la mayor.

— no podía negarle algo tan simple a mi prometida en un día como este... ¿cierto, madre? — la sonrisa que le da ciertamente no es genuina; y beomgyu realmente aborrece las palabras que está diciendo, odia tener que actuar de esa forma tan dócil sólo para evitar tener problemas.

ella, por un momento, parece no comprender. beomgyu se asusta un poco en esos segundos en los que ella no dice ni hace absolutamente nada, porque teme que esté dudando de su tan abrupto cambio de parecer. sin embargo, se tranquilizan al ver la brillante sonrisa de satisfacción que se curva en sus labios.

— por supuesto que no, querido. — la sensación de su mano apretándose en su hombro le repugna. por lo menos está feliz y ha creído todo, eso es lo único que le importa. ella suspira con algo parecido al alivio. — la próxima vez sólo díganmelo, ¿está bien? todos nos quedamos preocupados por ustedes.

— apuesto a que sí. — aprovechando la felicidad que parece ahogar a su ingenua madre, agrega:— de hecho, jimin aún se siente un poco indispuesta.

— ¿es así? — inseguro, incapaz de levantar la mirada del piso, todo lo que yeonjun hace ante la pregunta preocupada de la duquesa es asentir. — oh, bueno... podría recostarse en tu habitación, el baile... podrá continuar otro día. llévala.

acariciando con sus dedos la mano del mayor que se aprieta con nerviosismo en su brazo mientras se marchan, beomgyu se siente satisfecho al pensar en lo fácil que ha sido engañar a su madre.

el baile concluye sin la presencia del marqués choi y la princesa yoo.

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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la campanella ★ beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora