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Academia Konoha

Hoy la Academia finalmente terminaría, era el último día antes de la graduación... bueno, suponiendo que aprobaras, pero el joven rubio definitivamente no iba a fracasar, después de todo era el más fuerte.

Uzumaki Naruto era el chico en cuestión, de doce años de edad, tenía el pelo rubio amarillento que le caía libremente con un corte por debajo de la cabeza, dejando que el flequillo le llegara justo hasta los ojos. Llevaba un conjunto de ropa normal, con unos pantalones negros de carga aparentemente teñidos de azul, atados a las espinillas con cinta adhesiva, y unas sandalias shinobi normales. Su camisa también era azul de manga larga, recogida y atada a la mitad de la muñeca, con una espiral roja en cada hombro y en el centro de la parte superior de la espalda. Además de unas cuantas bolsas atadas a la cintura, medía 1,70 m y era de complexión atlética.

"Muy bien, chicos, mostrad el Signo del Unísono", un chunin con una coleta puntiaguda y una cicatriz en la nariz se dirigió a Naruto y a su oponente. Uchiha Sasuke, lo tenía difícil, pensó Naruto, era un niño con talento, de eso no había duda, pero había sido superado y escupido durante su vida.

Había perdido a su familia cuando su hermano mayor supuestamente enloqueció y los masacró a todos para poner a prueba sus capacidades, dejando sólo con vida a Sasuke. Afirmaba que Sasuke no era nada, a diferencia de Itachi, que había nacido para ser grande con un talento casi inigualable, él apenas superaba la media y era tan completamente insatisfactorio que ni siquiera merecía la pena matarlo. La aldea afirmó que había sido incapaz de atrapar a Itachi y éste escapó tras la masacre, dejando que Sasuke jurara venganza, jurando acabar con la vida de su hermano con sus propias manos para vengar a su familia.

Naruto dudaba un poco de eso, aunque para ser justos también pensaba que las personas más importantes de la aldea, como los Ancianos, los Jefes de Clan e incluso el Hokage, eran unos cobardes, así que quizá era un poco parcial. La aversión de Naruto hacia esas personas, aparte de la supervivencia de los Sasukes, le resultaba extraña. En cualquier caso, Naruto tenía un gran concepto de Sasuke, su potencial era grande, después de todo podía verlo literalmente, pero su voluntad y su espíritu, nublados por la rabia y el odio, seguían siendo incomparables. Así que, por supuesto, cuando se dispuso a luchar contra él....

"Ohhhhh, ¡vamos a luchar contra Sasuke! ¿te hace ilusión enfrentarte a tu servidor?", dijo Naruto con la voz alta y juguetona al principio, para luego cambiar a autorreverente y chulesca en la última parte, mientras inclinaba la cara hacia delante y esbozaba una sonrisa. Sí, definitivamente a Naruto le gustaba Sasuke.

"Hn" fue la siempre elocuente respuesta a su alegre jactancia.

"Ah, si hubieras activado esos bonitos ojos rojos tuyos, habría dicho que era el destino" continuó Naruto, ignorando el tic en el ojo de Sasuke "bueno, por desgracia los míos no se apagan... o se encienden en realidad, así que me temo que tendré una ventaja injusta. Espera, ya sé que cerraré los ojos, no es que necesite ver para vencerte". Esta vez el tono de Naruto contenía una burla juguetona, con la esperanza de molestar a Sasuke con sus comentarios. Lo cual hizo, pero no le distrajo de su observación.

Sasuke miró fijamente a Naruto, más concretamente a sus ojos. Eran de color azul claro y parecía casi como si reflejaran el cielo. Tenían un ligero brillo que gritaba poder. Eran hermosos y terriblemente incómodos de mirar. Daba la sensación de que miraban más allá y dentro de ti, que te desgarraban y lo veían todo de ti, que miraban fijamente dentro de tu alma e invadían tu lugar más profundo y sagrado dentro de tu mente, todo ello sin siquiera intentarlo. Eran los Seis Ojos. Un dojutsu totalmente exclusivo de Naruto, del que nunca se había hablado de poseedores anteriores, ni siquiera el Hokage los había visto antes, eran un misterio.

Naruto -El de los Seis OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora