TROIS.

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La rutina era sencilla. Taehyung hacía el papel de asesino serial de noche y Yoongi de día. Todo con el fin de no levantar sospechas.

Mientras Taehyung pasaba gran parte de su jornada en el Servicio Médico Forense, Yoongi asesinaba a quien quisiera en esos lapsos. Comúnmente, encontraban los cadáveres cuando Taehyung aún estaba presente en el recinto, lo que hacía prácticamente imposible que sospecharan de él no por una, sino varias razones.

Era el médico forense.

Los asesinatos se daban cuando trabajaba y cuando estaba a vista de todos.

Aparentaba ser una excelente persona, al igual que su hermano Yoongi.

Se mostraba considerablemente afectado ante los homicidios, siendo el primero en exigir una justicia que bien sabía nunca llegaría.

No era nuevo. Habían hecho eso millones de veces en otros lugares de los que salieron ilesos. Ni siquiera levantaron sospechas y sus fichas delincuenciales estaban perfectamente en blanco.

Eran excelentes personas si se les veía desde otra perspectiva.

La adicción a la carne humana surgió a la edad de cuatro y seis años debido a su madre drogadicta, quien en muchas ocasiones les dio de comer lo primero que encontró, como por ejemplo fracción del cadáver de su padre muerto en medio de la sala gracias a una sobredosis.

Y la obsesión de Taehyung hacia lo que él veía en la "muerte" se debía a una extraña experiencia que tuvo al momento de su madre morir, abandonándolos, dejándolos a la deriva y posteriormente convirtiéndolos en potenciales monstruos. Taehyung juraba haber visto a la "muerte" llegar por su mamá. Juraba haber visto su rostro. Juraba que era hermoso y que le dijo que todo estaría bien. Juraba que la muerte no era mala; que, muy por el contrario, era amor y paz.

Desde ahí solo estuvo buscando caminos que lo conectaran a ella, o a él, pues recordaba haber visto a un hombre.

Tuvo incontables empleos, optando finalmente por la medicina forense puesto que aparte de estar cerca de "su amor platónico", igualmente podría satisfacer sus antojos y los de su hermano sin el miedo a ser descubierto. Después de todo, las personas que entraban a la morgue salían directamente al cementerio.

—La muerte es hermosa —comentó de la nada, cosiéndole el cuello a la chica que asesinó en la madrugada. A su lado, Namjoon arrugó las cejas.

—¿Qué?

—La muerte es hermosa —repitió, por poco fascinado.

—Te escuché. ¿Por qué dices eso?

Tomando algo de aire bajo el tapabocas, Taehyung respondió—: me entenderías si pudieras verla de la misma manera en la que yo lo hago.

Y era cierto. Para él la muerte no era llorar ni esas despedidas de mierda. Ante sus ojos el concepto de "muerte" en los demás era asqueroso, todos siendo tan dramáticos por algo que tarde o temprano iban a vivir quisieran o no. La muerte para él era diferente... Seductora.

—Es increíble, ¿no crees? —continuó—. Solo mira... —tomó uno de los brazos del cadáver, alzándolo. Posteriormente, lo dejó caer sin ser demasiado brusco. No debía olvidar que tenía al puto jefe de policía al lado—. Hace horas esta persona se movía por sí sola. —Y vaya que se movía y gritaba—. Hace horas tenía conocimiento. Hace horas respiraba. Hace horas pensaba y sentía, y mira... —repitió el proceder con el brazo inerte, mientras suspiraba—. Ya no responde. Está vacía —literalmente vacía. Lógicamente no se olvidó de sacarle los órganos—, es como una muñeca a la que le quitaron las pilas...

MORT © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora