QUATRE.

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Taehyung estaba confundido. El desconcierto y la alegría fueron las emociones que contrastaron su día. Sin embargo, también la frustración y la ira.

La noche anterior había llegado a extremos que nunca pensó cruzar. Tuvo contacto "físico" con su imposible, le vio la cara e incluso soñó con él. En sus sueños las cosas eran mejores, pues ahí tenía la libertad de besarle y hacer otro tipo de cosas que solo podrían adjudicarse a humanos. Y eso lo tenía confundido.

Con Mort un romance convencional era prácticamente imposible. Le gustase o no le gustase, ambos pertenecían a algo así como 'diferentes dimensiones'. No estaban hechos con los mismos materiales. No podían estar juntos incluso si Taehyung le vendía su alma al mismísimo Satanás. Eran "biológicamente" distintos. Ambos igual de utópicos para el uno y para el otro.

Pero estaba enamorado.

Sí, enamorado. Sus pensamientos se reducían a ese precioso ente. No había algo que quisiera hacer más que verle, y dicha necesidad aumentó posterior a la madrugada anterior. Se desveló pensando en maneras para apreciarlo por más tiempo y, si no era pedir mucho, mantener una pequeña charla. Deseaba volver a escuchar la voz que le dijo: «todo estará bien» a la corta edad de cuatro años. Una voz angelical. Una voz que simplemente le transmitía cosas bonitas a diferencia de la humanidad, quien siempre fue perversa con él y con su hermano.

—¿Qué clase de monstruo pudo haber hecho esto? —cuestionó Namjoon, en tanto observaba a ambos infantes tirados en las planchas de aluminio de la morgue.

—Espero que puedas encontrar pronto a ese hijo de puta, Namjoon —comentó, metiéndose en su papel de persona recta y ansiosa por justicia. Humedeció sus labios bajo el tapabocas y tras lavar sus manos, se colocó los guantes de látex y entonces empezó con la rutina—. ¿No te parece curioso que últimamente todos son decapitados? Anteriormente eran otro tipo de homicidios.

—Eso noté. Esta persona tiene una gran afición por las cabezas.

«Sí, porque así es más fácil sacarles el cerebro» pensó Taehyung, luchando por no ponerse a reír allí mismo cual demente recién escapado del manicomio.

—¿Hay sospechosos? —preguntó en cambio, volteando el cuerpo del niño en la plancha. Toqueteó las zonas del cuello, más específicamente la hendidura principal—. Parece que el corte se origina en la yugular, pero viéndolo bien, no va hasta el fondo.

No iba hasta el fondo porque los necesitaba agonizando. Solo de esa manera podría ver a Mort.

—¿A qué te refieres?

—A que penetra unos pocos centímetros y luego va a la redonda, ¿me hago entender? —Namjoon negó. Taehyung bufó considerablemente bajo para no ser escuchado. Algo que amaba de pueblos como ese era lo incompetentes que tendían a ser tanto los habitantes como la justicia—. Me refiero a que a esta persona le gusta torturar, o al menos yo lo veo así. El corte inicial no es mortal, es... agónico.

Apartando su mirada, Namjoon resopló.

—Eran solo unos niños. ¿Quién pudo haberles hecho esto?

—Un carnicero, un doctor o... —un médico forense—. Alguien con conocimientos en el tema.

—¿Un médico forense? —Taehyung rio en sus adentros. Por fuera solo se encogió de hombros.

—Sí, ¿por qué no?

La respuesta que planeaba dar el mayor se quedó en el aire cuando su teléfono móvil empezó a sonar. Era la típica llamada en donde se le informaba sobre la reciente muerte de alguien y que igualmente descartaba a Taehyung como un posible sospechoso.

MORT © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora