4

0 0 0
                                    

Después de semanas de búsqueda infructuosa, Will y Allison encontraron un libro antiguo en una esquina polvorienta de la biblioteca. Era un diario encuadernado en cuero, con páginas envejecidas y manuscritas a mano.
El contenido del diario era inquietante. El autor relataba cómo capturaba a niños, abusaba de ellos, los mutilaba y los arrojaba a un pozo profundo en el bosque. Había descubierto que las luciérnagas poseían un poder peculiar que hacía que todos los que se encontraban cerca de ellas olvidaran a los niños. Esta habilidad le permitía continuar con sus acciones sin ser descubierto y, eventualmente, abandonaba a los niños en el bosque, rodeados de luciérnagas, para que nadie los recordara.
El diario incluía una fotografía al final, mostrando figuras altas y sin rostro, que el texto describía como el resultado de una exposición prolongada a las luciérnagas.
—No puedo creerlo —dijo Allison, observando la imagen—. Si esto es cierto, ¿qué pasará conmigo?
Will la miró con preocupación, el relato y la imagen del diario intensificaban su angustia.
—No sabemos si todo lo que dice el diario es verdad —dijo Will—. Pero lo que sí sabemos es que debemos hacer todo lo posible para evitar que te pase algo así.

El descubrimiento del diario dejó a Will y Allison en un estado de creciente desesperación. Allison, al ver la foto de las criaturas sin rostro y leer sobre los niños olvidados, se sintió atrapada en una pesadilla de la que no podía despertar.
—No, no puedo… —murmuró Allison, su voz temblando. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba la foto—. No quiero terminar así. No quiero olvidar todo, ni convertirme en una de esas… cosas.
Will la abrazó con fuerza, intentando ofrecer consuelo en medio de su propio miedo.
—Vamos a encontrar una solución, Allison. No vamos a dejar que esto te pase. Hay algo más que podemos hacer, estoy seguro de ello.
Ambos pasaron la noche en la biblioteca, revisando nuevamente el diario en busca de cualquier pista adicional. Reexaminaron cada página, cada detalle, con la esperanza de encontrar algo que pudiera ayudarlos a comprender el poder de las luciérnagas y cómo revertir sus efectos.
A la mañana siguiente, decidieron ampliar su búsqueda. Fueron a consultar otros libros de historia local y mitología, hablaron con expertos en el campo y buscaron cualquier indicio que pudiera explicar cómo detener el efecto de las luciérnagas. A pesar de sus esfuerzos, la información seguía siendo escasa y en su mayoría vaga.
—Siento que estamos dando vueltas en círculos —dijo Allison, frustrada mientras hojeaba otro libro sin encontrar nada útil—. Cada pista que seguimos solo nos lleva a más preguntas.
Will la miró con preocupación, pero mantuvo su determinación.
—Podemos hacer esto. Aunque no hay respuestas claras, cada pequeño detalle cuenta. Vamos a seguir buscando y a no rendirnos.
A medida que pasaban los días, la desesperación de Allison crecía. La constante preocupación por su futuro la estaba afectando profundamente, y la angustia de no tener respuestas claras hacía que cada momento fuera más difícil.
En sus momentos de mayor desesperación, Allison le expresó a Will su temor de olvidar todo lo que le era querido.
—¿Qué pasará con nosotros si no encontramos una solución? —preguntó Allison, con la voz rota—. ¿Y si un día simplemente no te reconozco más?
Will la miró con una mezcla de tristeza y determinación.
—No permitiremos que eso pase. Estoy aquí contigo, y juntos enfrentaremos esto. Vamos a seguir buscando, no importa cuánto tiempo nos lleve. No vamos a dejar que te pase lo que dice ese diario.

Con el paso del tiempo, la desesperación de Will se hizo más evidente. Cada día, la preocupación por Allison crecía y su angustia se reflejaba en su incansable búsqueda de una solución. No podía soportar la idea de perderla, y se sumergió en la investigación con una intensidad cada vez mayor.
Pasaba horas en la biblioteca, revisando antiguos textos, pergaminos y cualquier documento que pudiera tener alguna mención sobre las luciérnagas y su magia. Consultaba con expertos, buscaba en archivos históricos y exploraba las leyendas locales, tratando de encontrar alguna pista que pudiera llevarlos a una solución.
Will incluso recorrió antiguos archivos de la ciudad y exploró las profundidades de las colecciones privadas, siempre con la esperanza de descubrir algo que les pudiera ayudar. Su búsqueda se extendió a la noche, donde, bajo la tenue luz de una lámpara de escritorio, revisaba minuciosamente cada palabra escrita, buscando desesperadamente una respuesta.
—No puede ser que no haya nada —murmuraba Will para sí mismo mientras pasaba páginas tras páginas de manuscritos antiguos—. Hay que haber alguna solución, algún método para revertir esto.
Su búsqueda se volvió obsesiva. Habló con historiadores, científicos y expertos en folklore, cada uno aportando información que parecía llevarlo por caminos sin salida. Se adentró en la historia del lugar, exploró leyendas antiguas y revisó estudios sobre fenómenos similares, pero cada intento solo dejaba más preguntas que respuestas.
En sus momentos más desesperados, Will buscó en los lugares más oscuros y olvidados, en bodegas y sótanos llenos de polvo, con la esperanza de encontrar algún objeto antiguo o documento perdido que pudiera ofrecer una solución. La presión de saber que el tiempo estaba en su contra lo impulsaba a trabajar sin descanso.
—No podemos rendirnos ahora —decía Will a Allison, su voz cansada pero determinada—. Hay que seguir buscando. Voy a encontrar una forma de resolver esto, lo prometo.
A pesar de su esfuerzo incansable, la frustración crecía. La falta de respuestas concretas y la sensación de estar atrapado en un ciclo interminable de búsquedas infructuosas empezaban a desmoronar su espíritu. Sin embargo, la desesperación no le permitía detenerse. Sabía que no podía permitir que Allison enfrentara un destino tan terrible.

Pozo De LuciernagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora