Permanezco con la cara oculta, tratando de evitar cualquier tipo de contacto incómodo mientras mi mente se apaga para recargar energías.
Dado que mi rutina personal me mantiene despierto hasta altas horas de la noche, casi siempre acabo andando por ahí adormilado. Aunque podría decirse que suelo hacer eso durante el horario de clases, especialmente en los recesos como método para repeler a los extraños que me rodean.
Desde luego, nunca faltan los que logran atravesar esa delgada barrera de sueño confortante:
—¡BOOH!
Siento como alguien me da un leve empujón del lado izquierdo, pero el grito fue más que suficiente para despertarme.
—JAJAJAJAJAJA.
Inevitablemente me sobresalté. Recuperándome del susto inicial, cierro los ojos con fuerza tratando de aclarar mi vista y buscar a la responsable de haberme asustado así, y lo primero que veo es su cabellera rubia ondeándose del lado contrario al que se asoma para ponerse en frente mío.
—¿Te asusté? Apuesto a que sí —pregunta sonriendo.
Le limito a hacer una mueca y encogerme de hombros mientras desvío la mirada, cosa que a ella no parece disgustarle, dado que suelo hacer eso cuando nada me importa.
—Se supone que debías ayudarme, no despertarme —respondo, en alusión a su asignación por parte de los profesores.
—Oye, oye, lógicamente debes estar despierto si quieres ayuda, tontuelo —comenta igual de agraciada.
No lo había mencionado, pero dada mi falta de concentración y entendimiento sobre distintas materias, uno de los profesores me asignó un tutor que pudiera explicarme los diferentes temas y abordarlos de manera que fueran entendibles, y ese tutor resulta ser mi compañera de clases Inés Bojórquez.
—Tranqui, también intento levantarte el ánimo, parece como si estuvieras aburrido todo el tiempo —explica ella—. Anímate, Daniel, dentro de poco estarás en un verde paraíso con tus amigos.
—¿Amigos? —pregunto.
—Claro, somos amigos ¿no? —pregunta ella, esta vez en un tono tranquilo, como si esperara una confirmación acertada—. En fin, a lo que íbamos, ¿trajiste el libro que te pedí? —hace otra pregunta.
Suelto un ligero suspiro para recuperar las energías mientras tomo mi bulto para sacar un libro de física y abrirlo sobre el pupitre.
—Aquí lo tengo.
—Excelente, entonces vamos a lo principal.
Como llevamos haciendo esto después de un largo tiempo, sus explicaciones resultan bastante esclarecedoras, y teniendo que tratar con más de un tema confuso, el que ella tenga una mayor compresión de ello es casi de prestigio.
Fuera de eso, admito que no puedo evitar sentir cierta admiración por esta chica, siempre tratando de ser una figura ejemplar para todos. No suelo tomarme muchas libertades con ella como para contarle detalles de mi vida y que ella me cuente las suyas, pero imagino que todo le sale bien y que sólo le aguarda el éxito en cualquier cosa que haga.
Pasa un rato con la explicación del tema principal para el examen y después suelta un leve suspiro, indicando que ya terminó.
—¿Te quedó alguna duda? —pregunta.
—Para nada, incluso las partes que apenas entendía son más claras gracias a ti —respondo—. Pienso que serías una excelente maestra, Inés —añado.
—Hajajaja, tampoco soy tan buena, a veces me congelo —admite con una sonrisa apenada.
—Pues, sea como sea —comienzo a decir, y aunque me corto al principio, no veo manera de echarme atrás, así que sigo—, pareces saber más que la mitad del personal escolar.
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Dejar el mundo atrás
FanficNadie estará a salvo cuando el mundo se acabe. Tras un suceso difícil, Daniel Linares, un estudiante común de preparatoria, se une a un viaje con sus compañeros para celebrar el inicio de las vacaciones de verano, y que mejor lugar para pasarla bien...