CAPITULO 1 - UNA CITA CON LA DIOSA

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La puerta de una habitación dentro de una posada se abrió por completo, mostrando a una sonriente diosa de cabello plateado envolviendo el brazo derecho de un chico albino con ambos brazos.

Bell mostraba un ligero rubor en sus mejillas, lo cierto es que gracias a su abuelo tenía demasiado conocimiento de todo tipo de situaciones similares que llevaban a ciertos actos.

Aunque gracias a su abuela logró mantenerse firme y no convertirse en un pervertido mujeriego como ella siempre llamaba a su abuelo.

-(¡maldita sea abuelo, no quiero recordar tus enseñanzas ahora!).

El chico se concentró al máximo para evitar que cierto tipo de pensamientos surgieran en su mente.

-Bell, la cama está lista.

La voz de quien se convertiría en su diosa llegó desde el frente, al levantar la mirada la encontró sonriendo felizmente.

-¿la cama...?.

Un poco confundido el chico ladeó su cabeza, sin darse cuenta eso hizo aparecer un ligero rubor en las mejillas de Freya.

-si, ahora acuéstate y quítate la ropa.

-¿eh...?.

El chico se mostró completamente desconcertado.

***

Traté de no pensar en eso, pero si ella lo dice de esa forma no creo que sea para algo distinto.

-(¿a-acaso ese será el preció por unirme a su familia?).

Cuando quise dar un paso atrás sentí las delicadas y cálidas manos de Freya-sama sostener mis hombros.

-solo tienes que quitarte el abrigo y la camisa.

Como si pudiera ver a través de mis pensamientos me aclaro las cosas, cuando gire mi cabeza para verla ella me mostró una sonrisa, una linda sonrisa.

Sentí mis mejillas calentarse un poco, esa sonrisa parecía tan inocente que las dudas que había estado acumulando se disiparon.

Retiré mi abrigo, y cuando estaba por quitarme la camisa por completo dos manos me empujaron al frente.

Con la cabeza cubierta por mi camisa no pude ver nada y caí en algo blando que rápidamente identifique como la cama.

-F-Freya-sama ¿qué esta-?.

Me detuve cuando sentí un peso extra sobre mi cintura, algo suave y cálido se presionó a ambos lados de mi torso.

-tranquilo, es necesario para darte mi falna Bell.

Freya-sama, quien ahora estaba sobre mi, retiró mi camisa de mi cabeza liberando al mismo tiempo mis brazos.

Con mis mejillas ardiendo mire un poco hacía atrás, solo para confirmar que ella se sentó sobre mi cintura y sus muslos me estaban aprisionando a ambos lados.

Rápidamente desvié la mirada de tan hermosa vista mirando directamente a las almohadas al frente.

-había escuchado... que solo con sentarse frente a un dios con la espalda descubierta era suficiente...

Espere su respuesta con los ojos cerrados tratando de no hacer un movimiento raro, escuche también algo similar a un chasquido de lengua y al segundo siguiente, sentí el peso de Freya-sama inclinarse al frente.

-(espera... ¡s-sus pechos están en mi espalda!).

Me congelé cuando Freya-sama se inclinó por completo al frente recostandose sobre mi espalda.

El HÉROE DE UNA DIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora