Los pasos desesperados abrumaron el risco en lo alto de la saliente de una montaña, tres figuras trataban de abrirse paso y escapar de la enorme calamidad que les estaba dando caza.
Los ominosos rugidos resonaron por todo el lugar capaces incluso de llegar a ciudades cercanas y alterar a los habitantes.
El crepitar de decenas de arboles siendo consumidos por el voraz apetito de las llamas mantuvo el olor a quemado en el aire y las cenizas volando por todos lados.
Pronto las dos mujeres de cabello plateado y el chico de cabello blanco llegaron al final del camino, un abismo al enorme cuerpo de agua que rodeaba todos los continentes, el mar.
La mujer de cabello plateado que desprendía un aura divina cayo de rodillas al suelo, todo su cuerpo estaba lleno de manchas de ceniza y rasguños.
-no podemos escapar...
Fueron sus palabras a la inminente verdad que se les había sido revelada, fue en ese preciso momento, donde la esperanza se había escapado de sus manos que el chico de cabello blanco, con sangre bajando de su cabeza miro hacia atrás.
Entre el humo generado por el incendio podía distinguirse un único ojo brillante en la sima de un enorme cuerpo negro escamoso.
Una resolución llego a él, sus ojos rubí ardieron con convicción al darse cuenta de lo que tenia que hacer.
Se giro hacia su compañera, la chica peliplateada que traba de consolar a la diosa tirada a su lado.
-Horn... usa tu magia y llévate a Freya de aquí.
Su voz fue directa y autoritaria, una orden en todo su significado, la chica mencionada lo miro con los completamente abiertos.
Vio el perfil del dañado rostro de su amado capitán.
-Ord... sabes que aunque use mi magia, aun si solo somos ella y yo... no podre alejarnos lo suficiente, no sin-
-tiempo.
El chico hablo nuevamente, esta vez captando incluso la atención de su diosa, ella lo miro antes de ponerse de pie.
-Ord ¿que estas...?.
-es simple Freya, les daré tiempo para que puedan escapar, Horn, usa tu magia, es una orden.
Los ojos de la chica, de los cuales el derecho era medianamente cubierto por su flequillo se volvieron cristalinos por las lagrimas pero comenzó un cántico.
Esto solo altero más a Freya quien volvió a mirar al capitán de su familia y amado quien solo le regreso la mirada con una sonrisa.
-no puedes... ¡no pienso dejar que mueras!.
La diosa comenzó a derramar lagrimas, por su parte el chico, Ord, desenfundo su espada plateada con su mano izquierda y la paso a su mano derecha.
Al pronunciar una palabra, fuego fue expulsado desde su palma, mismo que se extendió por la espada y que posteriormente fue contenido por un brillo blanco.
-Freya... por favor, no puedo simplemente dejar que asciendas cuando los demás ya dieron su vida para que tú permanescas aquí.
Ord trato de hacerla entrar en razón, sin embargo, ella no quería escuchar razones, lo miro a los ojos con recelo.
-no me importa, si tú no estas conmigo entonces ya no tiene sentido nada, ¿que haré sin ti?.
Cada palabra estaba llena de una profunda angustia, misma que se clavo como dagas en el corazón del chico albino.
-entonces espérame.
-¿qué...?.
Los ojos de la diosa se abrieron por completo al escuchar eso.
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El HÉROE DE UNA DIOSA
Fiksi PenggemarUna diosa descendió al mundo inferior buscando a alguien que no encontro en mucho tiempo. Nunca tomo en cuenta la posibilidad de encontrar a ese alguien tan solo llegar al mundo inferior. Un chico que la acompañaría para mostrarle el mundo, pero que...