O7: horny.

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MOJADOS Y CALIENTES.

«Estás mal, muuuy mal

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«Estás mal, muuuy mal. Deberías dejar de mirarlo de esa manera, sobre todo, dejar de desear que haga contigo lo que quiera en el agua de la piscina»

Esos son los pensamientos que caen como pesados bloques en la cabeza del chico.

TaeHyung sentía su moreno rostro arder por el simple hecho de observar a cierto hombre, uno que es demasiado cercano a él, aunque comienza a pensar que estaba volviéndose una cercanía tan peligrosa.

Sus ojos cafés se encuentran curiosos, revoloteando sus pestañas cada vez que puede, centrándose con una extraña añoranza destellando de éstos en como el torso desnudo de su mejor amigo lucía tan bien, tan caliente... ¿Cómo superaría el tatuaje que lleva justo arriba de un lado de sus costillas?

Las gotas húmedas cayendo por su formado pecho le provocaban un puñado de sensaciones desconocidas –y descontroladas– para él, en eso mordía su regordete labio inferior mientras sus brazos se encontraban cruzados en el borde de la piscina, intentado esconder su avergonzado rostro ahí.

¿JiMin siempre había sido así de estúpidamente atractivo y caliente? ¿JiMin siempre había tenido la virtud de que con solo una mirada podría doblegar a quien quisiera?

Empezaba a pensar que su mejor amigo ha sido así desde siempre, y él simplemente estuvo ciego durante todo ese lapso de tiempo hasta ahora.

¿Esto acaso era considerado muy gay de su parte?

Volviendo a concentrarse en su entorno, se percató de que JiMin estaba hablando amenamente con JungKook, siendo totalmente ajeno de la crisis de TaeHyung y de la forma en la que parecía derretirse por él –cosa que agradecía–.

Pero su alivio no duró por mucho, se sorprendió cuando el mayor le dirigió la mirada con una de sus cejas arqueadas y sonrió dejando al descubierto sus paletas perfectas. TaeHyung al ver su gesto, de una forma inconsciente se apoyó más en el borde de la piscina y un suspiro ahogado tropezó entre sus labios, a pesar de eso no tardó en responderle con una pequeña sonrisa y una mirada algo –mucho– embobada.

Él dudaba si el haber aceptado la invitación de HoSeok para pasar un fin de semana en la casa de playa de sus padres, resultó siendo una grandiosa idea como lo pensó en su momento. Desde que habían llegado al dicho lugar, mantuvo un comportamiento tan raro alrededor de JiMin, rehusándose a siquiera alejarse de su lado.

Parecía un estúpido satélite rodeándolo a cada momento, aunque JiMin tampoco mostraba indicios de molestarle aquello, en cambio le daba a entender que se divertía con la situación.

Kim realmente intenta olvidar todas las indebidas caricias entre ellos, olvidar la maravillosa manera en la que los labios de su mejor amigo se cernían sobre los suyos, poseyéndolo y arrastrándolo a un oscuro abismo de placer del cual no encontraba salida alguna.

Moviendo su cabeza, decide que es tiempo de dejar esos pensamientos de lado e ignorar las señales, al fin y al cabo no tenían importancia. Todo lo que está experimentado es algo momentáneo, efímero y pasajero.

Rogaba que sí.

Aburriéndose de estar encerrado en el mismo circulo mental, TaeHyung se escabulle de las aguas de la piscina, además de que su piel se sentía ya rojiza y ardiente por los constantes rayos solares. Utiliza para secar el exceso de humedad de su cuerpo una toalla blanca del respaldo de una silla de plástico, vistiéndose después de eso con la camisa holgada que vestía anteriormente, que había dejado tirada sobre la silla.

En los labios del castaño se dibujó una pequeña curva de inocente travesura, dirigiéndose hacia donde JiMin estaba sentado con pasos casi emocionados y poco le interesó que estuviese charlando con JungKook ahora.

Cuando estuvo lo suficiente cerca para llevar a cabo su cometido, se dejó caer en el regazo del mayor y uno de sus brazos pasó detrás del cuello ajeno, la sonrisa autosuficiente no se despegó de TaeHyung ni siquiera al beber del mismo pitillo en el refresco de Park. No le desagradó ni un poco el hecho de que estuviera compartiendo saliva con otro hombre, mucho menos cuando ese hombre era su JiMin.

Esperen... ¿Eso de dónde salió?

Solo bastó con que su bro lo mirara para olvidar la crisis mental repentina con respecto a sus acciones, incluso la presencia de su otro amigo se vio haciendo a un lado.

—¿Qué te pasa ahora, Tae? Estás mojándome los pantalones, tonto. —JiMin quitó la expresión sorprendida para verlo con una dulzura infiltrada, el receptor de aquel gesto casi se atraganta, sin poder ser capaz de reconocer que aquello fue tan dulce... y lo amó tan mal.

—¿A mí? Nada, bro. Ya me aburrí de estar en la piscina y solo quería sentarme aquí contigo, no le veo el problema. —Se encogió de hombros y volvió a tomar del refresco con una normalidad que ni él mismo se creía—. Y lo siento por lo otro, upsi.

—Como quieras, chico extraño. —Negó con una sonrisa.

El menor cayó en cuenta que tenían compañía, y no estaba a solas con JiMin. Con algo de vergüenza se atrevió a volver su cabeza a JungKook, encontrándose con la mirada burlona de este, en respuesta blanqueó sus ojos con la misma burla y no hizo nada para tratar de ocultar la sonrisita a través de la pajilla entre su boca.

Aunque su porte de diversión se esfumó abruptamente, de pronto sintió una cálida mano pasear por encima de su espalda baja, presionándose levemente ahí. No tuvo mucha voluntad y se apoyó más en el tacto, los ojos avellanas de JiMin hicieron contacto con los oscuros suyos mientras que la mano de este siguió su camino enrollándose en su cintura, dejándola reposar en su muslo casi descubierto –Gracias a los pantalones cortos que llevaba–.

Vamos, hermano. ¿Por qué eres así?

Un apretón suave en su muslo lo despabiló, ni siquiera se atrevió a agachar su mirada para corroborar algo que ya sabía perfectamente y solo prestó atención al como JiMin acercaba los labios a su oído de una manera provocadora.

—Cuidado vas a gemir enfrente de JungKook, bebé. —Aquellas palabras fluyeron en su oído suave y roncamente, se removió un poco en su lugar para darse cuenta de la firmeza con la que lo sostenía JiMin.

TaeHyung juro que su cabeza tuvo un corto circuito, todo se detuvo dentro de su cabeza; incluso estuvo tan cerca de contradecir las palabras del otro, desobedeciéndole.

—No pensaba hacerlo, idiota. —Bien, su voz tal vez salió más aguda y temblorosa de lo que quiso.

—Claro. —Él sonrió ampliamente, escondiéndose sus ojos.

Una tos falsa se interpuso en su intercambio intenso de miradas, ambos voltearon a ver a JungKook con una expresión incómoda.

—Mejor me voy, no quiero presenciar el sexo entre bros. —Rió, con la intención de molestar a aquel par.

—¡Cállate! ¡Eso no va a suceder, Koo! —Se quejó TaeHyung.

—¿Pero de qué hablas, Googie? —JiMin no hizo más que reírse de la situación.

—Uh, solo sigan comportándose así.

—¡No hacemos nada, shhh!

bro club › pjm & kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora