O8: lovelike.

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SIENDO CURSIS.

—No puedo creer que estemos aquí

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—No puedo creer que estemos aquí.

La mañana pasó tan rápidamente como una ligera brisa, la extraña escena en la piscina se volvió un tabú para mencionar, el cual los presentes acordaron silenciosamente no volver a hablar más.

En el medio día decidieron hacer una barbacoa, resumiéndose aquello en risas y buenas charlas. Al parecer es cierto aquel dicho «el tiempo pasa más rápido cuando eres feliz», porque estaban tan sumergidos en su burbuja de felicidad que no se percataron de en qué momento la tarde se presentó sin avisarse.

Cuando todos se encontraban reunidos en la sala de la hogareña casa, TaeHyung hizo saber su deseo por ver el atardecer desde la playa, y bueno, JiMin fue lo suficiente inteligente para comprender la sutil indirecta, por lo que no dudó en ofrecerse a acompañarlo.

Kim en serio que trató de disimular la descarada curva de sus labios desbordante de satisfacción al obtener lo que quería tan fácil. Tal vez nunca lo admitiría en voz alta, pero se horrorizó al darse cuenta que en su momento solo deseó que la respuesta viniera de JiMin, y de ninguno más.

Sonaba egoísta, patético y enfermo. Probablemente si su mejor amigo supiera la clase de pensamientos extraños que pasan por su cabeza, primero se burlaría, luego lo trataría de bicho raro y seguro las cosas se pondrían incómodas.

—¿Disculpa? —dijo JiMin con una mirada divertida, alzando una de sus cejas y ladeando su boca en una media sonrisa—. Fuiste tú quien quiso venir aquí, ¿acaso no te gusta lo que estás viendo?

Saliéndose de su atormentada mente, observó el lejano cielo teñido de tonos amarillos, naranjas y rosas.

—No es eso, me gusta. —Suspiró, guardando sus manos en los bolsillos delanteros—. Es solo que este momento es muy... ¿romántico? Tan solo míranos aquí, caminando en la orilla de la playa en pleno atardecer. Como si fuéramos una cursi pareja.

Esta vez se atrevió a mirar a JiMin, él estaba sonriéndole y le fue imposible no devolverle es gesto.

—Fue tu idea, Tete. Además, ¿Quién dijo que los amigos tampoco pueden hacer eso?

—Tienes razón, fue estúpido lo que dije, solo olvídalo. —Admitió, encogiéndose de hombros.

TaeHyung no tiene control sobre su boca cuando está cerca de JiMin, y no encontraba el porqué de eso.

Detuvo su andar cuando JiMin hizo lo mismo primero, se quedó mirando su espalda esperando el siguiente movimiento, él se volteó y las palabras murieron vagamente en su lengua mientras que su respiración se cortó por unos breves segundos.

TaeHyung se da cuenta que algo está terriblemente mal con él cuando el pulso de su corazón se vuelve torpe, caótico y arrítmico justo en el momento en el que sus ojos se encuentran con los ajenos. ¿Cómo una persona podría verse tan hermosa con el reflejo del sol bañándola por completo?

—Tae...

—Abrázame. —Soltó, mirándolo fijamente con una emoción inusual plasmada en sus facciones. Un diminuto indicio de gran arrepentimiento le subió por la bilis, pero así como llegó, lo desechó.

No era momento para echarse para atrás, ni mucho menos para ser cobarde. Las palabras fueron dichas, y una respuesta era esperada.

—¿Qué? —JiMin murmura confundido, pero aún así existe un ligero destello travieso en sus ojos. TaeHyung lo nota.

—Solo hazlo, idiota.

El mayor finalmente cedió, acercándose a él con una pequeña sonrisa y sin mencionar nada más. TaeHyung suspira satisfecho al sentir los brazos ajenos envolverlo en un fuerte abrazo, y cuando siente que no es suficiente se aprieta más contra JiMin poniendo sus manos en su espalda y hundiendo el rostro contra la curva de su cuello.

Sintiéndose como un estúpido, inhala ampliamente como si necesitara del aroma ajeno para respirar correctamente, como si necesitara de aquello para estar pleno. Le gusta, le encanta aquella sensación, la calidez, la seguridad y el cariño.

—Te has vuelto un pegajoso, eh. —Sus palabras salieron bajas como un íntimo susurro contra su cabello, unos dedos se entrelazaron en sus hebras acariciándolo de una manera embriagante que le hizo relajarse por completo en los brazos de JiMin. Con gusto podía hacer con él lo que quisiera, estaba tan mal que sería capaz de permitírselo.

—Eso te gusta, cállate. —Rodó sus ojos, golpeándolo suave en la espalda—. Mejor sigue abrazándome, JiMin.

—Mandón.

Unos segundos de silencio bastaron para que ambos se volvieran un manojo de risas, aferrándose al cuerpo cálido del contrario y comenzando a sentir cosas que ellos mismos en su momento prometieron que no existirían en su relación de amistad.

Esa promesa fue agrietándose lentamente, poco a poco perdiendo su firmeza.

Ninguno supo cómo fue que ocurrió, solo de un momento a otro se hallaron tirados en la arena, TaeHyung sobre la superficie con JiMin encima de él. El mayor con sus manos a cada lado de su cabeza, y regalándole una linda sonrisa que fue como una caricia para su agitado corazón.

El sol ya se había escondido bajo la inmensa agua, y el cielo pronto se cubrió de un manto oscuro con millones de estrellas pintadas en él. Aunque nada de esos pequeños detalles eran de merecer relevancia para ellos en ese momento, tan atrapados en su burbuja se vieron.

—Como quisiera besarte tanto ahora. —dijo JiMin prestando especial atención a sus rosados labios, pero tan pronto se da cuenta de sus palabras incorrectas frunce su ceño e intenta alejarse lo más rápido posible, y lo hubiese hecho si TaeHyung no lo fuese acercado por el cuello de su camiseta.

—Hazlo. —JiMin se sorprendió al ver su rostro fijamente, sus grandes ojos brillaban como nunca y sus mejillas eran de un color carmesí, al igual que las suyas propias—. Bésame, amor.

JiMin amó el perfecto apelativo, amó la forma suave y amorosa en la que lo dijo. No fue capaz de esperar más, y lo besó como si no lo hubiese hecho en bastante tiempo, bebiendo de él y embriagándose como un alcohólico.

Olvidando que ellos son mejores amigos.

Olvidando que ellos no deben sentir nada por el otro.

Olvidando que ellos son heteros.

Olvidando todo.

bro club › pjm & kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora