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El lunes por la mañana se presentó con un cielo gris y nublado, un recordatorio de que el fin de semana había llegado a su fin. Hyunjin se preparaba para el inicio de la semana escolar con una mezcla de rutina y anticipación. A pesar de que la monotonía del lunes a menudo traía consigo una sensación de pesadez, Hyunjin trató de mantener una actitud positiva mientras se dirigía a la escuela.

Al llegar a la entrada del aula, se encontró con Seungmin esperando cerca de la puerta. Su mejor amigo tenía una expresión de entusiasmo apenas contenida.

—¡Hyun! —gritó Seungmin con entusiasmo apenas vio a Hyunjin entrar al aula. Su rostro irradiaba una energía contagiosa.

—Hola, Minnie. ¿Qué te tiene tan animado hoy? —preguntó Hyunjin, levantando una ceja mientras se acercaba a su amigo. La animación de Seungmin era inconfundible.

—¡Es que hoy llega mi novio de Australia! —exclamó Seungmin, sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y nerviosismo. Sus manos moviéndose rápidamente revelaban cuán ansioso estaba.

—¿Y ya te aseguraste de que no sea un viejo verde? —preguntó Hyunjin con un tono juguetón, aunque no podía evitar cierta preocupación por la diferencia de edad.

—Viejo sí es, pero verde no. Ya lo he visto antes y no hay nada raro —respondió Seungmin con confianza. Su sonrisa amplia no dejaba lugar a dudas sobre su entusiasmo.

—¿Cuántos años tiene? —indagó Hyunjin, su interés claramente despertado por la noticia. La diferencia de edad le parecía significativa.

—Tiene 24 años —dijo Seungmin, sonrojándose ligeramente mientras jugaba con las mangas de su suéter.

—¡Te volviste loco, Seungmin! —exclamó Hyunjin, sorprendido. —Eso es una gran diferencia. ¿No crees que eso podría traer complicaciones en el futuro?

—Solo son 7 años, no es para tanto —replicó Seungmin, encogiéndose de hombros.

—Sí, claro, sieta años no son nada —dijo Hyunjin con un tono irónico. —¿Tus padres están al tanto de esto?

—¡Claro que no! Si se enteraran, me matarían. Aún no aceptan que soy bisexual —respondió Seungmin, con una mueca de resignación. —Prefiero mantenerlo en secreto por ahora. Cuando cumpla 20, estaré listo para mudarme con él.

—Si tú lo dices —dijo Hyunjin, mientras se sentaba en su asiento, intentando ocultar su preocupación. La conversación quedó en pausa cuando el profesor entró en el aula.

—Buenos días, clase —anunció el profesor con una voz firme. —Hoy vamos a hacer un cambio de asientos. Esta vez, seré yo quien decida dónde se sentarán.

Inmediatamente, se escucharon murmullos y protestas en el aula, pero el profesor levantó la mano para calmar a los estudiantes.

—También tenemos un nuevo compañero que se unirá a nosotros hoy —añadió el profesor con una sonrisa. —Quiero que le den una cálida bienvenida.

Todos los ojos se volvieron hacia la puerta cuando un joven alto con cabello oscuro entró en el aula. Hyunjin se tensó de inmediato al reconocer al nuevo estudiante.

—Por favor, preséntate —dijo el profesor, señalando al chico.

—Hola, me llamo Yang Jeongin, es un gusto conocerlos —dijo Jeongin, mostrando una sonrisa amable mientras miraba a la clase.

Los susurros comenzaron a llenar el aula, y los pensamientos se empezaron a inundar en la mente de Hyunjin.

"¡Qué lindo!" "Finalmente alguien nuevo y guapo entre toda esta gente rara".

—Quiero que todos se pongan de pie, tomen sus mochilas y se alineen junto al pizarrón. Les diré sus nuevos asientos —ordenó el profesor mientras organizaba el caos en el aula.

—Por si no nos toca juntos, nos vemos luego, Hyun —dijo Seungmin con una sonrisa antes de irse a formar en la fila.

Después de unos minutos de movimientos y reorganización, Hyunjin y Jeongin terminaron sentados juntos. La sorpresa y la tensión eran evidentes en el rostro de Hyunjin.

—Parece que nos toca estar juntos —comentó Jeongin con una sonrisa que parecía esconder algo más.

—Sí, eso parece —dijo Hyunjin, tratando de mantener la calma mientras notaba la mirada fija de Jeongin. No podía evitar sentirse algo intimidado por la intensidad de esa mirada buscando el significado de esta.

—¿Estás intentando leer mi mirada? —preguntó Jeongin con un tono coqueto y desafiante. Se inclinó un poco hacia adelante, acercándose más a Hyunjin. —O tal vez... —hizo una pausa, sonriendo de manera enigmática— ¿estás intentando leer mis pensamientos?

La pregunta de Jeongin hizo que Hyunjin se tensara de inmediato.

—¿Cómo sabes de...? —dijo Hyunjin, tartamudeando, sus palabras apenas saliendo en un murmullo. Se sentía como si estuviera atrapado en una nube de confusión y preocupación. ¿Cómo pudo Jeongin darse cuenta de su don? ¿Le contaría a alguien? El pensamiento de que su habilidad pudiera estar al descubierto le causaba una oleada de pánico. Su mente comenzó a divagar por todas las posibles consecuencias, imaginando cómo su secreto podría cambiar su vida si llegara a ser conocido por otros.

Jeongin, percibiendo la creciente inquietud en el rostro de Hyunjin, mantuvo una expresión calmada y tranquila.

—Te lo pregunto por la manera en la que me estás mirando. No te espantes, no es como si literalmente pudieras leer lo que pienso, ¿verdad?

Hyunjin respiró hondo y trató de relajarse, aunque el hecho de que Jeongin hubiera señalado algo tan específico lo había dejado con un sentimiento extraño. Era cierto que Jeongin era el único al que Hyunjin no podía acceder a través de su don, y esto le resultaba desconcertante. No era solo una cuestión de no poder leer los pensamientos; era como si hubiera una barrera invisible entre ellos que desafiaba su habilidad.

—No, claro que no... —dijo Hyunjin, esforzándose por mantener su voz firme mientras intentaba recuperar su compostura. Se dio cuenta de que su reacción había sido más intensa de lo que esperaba, y que su ansiedad estaba claramente a la vista. Sin embargo, no podía evitar sentir que algo más estaba en juego aquí.

Jeongin, sin embargo, no parecía preocupado por la respuesta de Hyunjin. Con una actitud relajada y casual, se volvió para prestar atención a la clase. El cambio abrupto en el enfoque de Jeongin dejó a Hyunjin aún más desconcertado.

Mientras el profesor comenzaba a hablar, Hyunjin se encontró incapaz de concentrarse en la lección. Sus pensamientos seguían girando en torno a la interacción con Jeongin, y cómo, a pesar de su habilidad para leer la mente de todos, había encontrado una excepción. La incomodidad y la curiosidad que sentía se interponían entre él y el material de clase, dejándolo completamente distraído.

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Read my heart, love. (hyunin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora