Capítulo 3

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Hay demasiada luz.

Cuando abrió los ojos de nuevo solo observó la habitación inmensamente grande y a la vez completamente vacía en la que se encontraba. La sala estaba completamente cerrada desde todos los ángulos excepto por una gran puerta de acero que conectaba al cuarto con el resto del complejo.

El ilegible zumbido que salía de los parlantes incrustados en las paredes era molesto, no sabe que significa los sonidos que salen de ellos. Sabía que eran palabras, pero no podía identificarlas. No puede entender esos murmullos molestos.

Lentamente cambia su atención hacia su costado, donde la voz neutra de esa mujer con haori azul la llama por su nombre, "Nobu". No tardo en acomodar su gorra antes de responderle, la chica únicamente le está repitiendo que dijeron los altavoces.

Eso estaba bien para ella.

No es que sea buena diciendo cosas gratas, pero es agradable tener ayuda para ese tipo de pequeñeces. La chica rubia a su lado es una de las personas que ella sí es capaz de escuchar adecuadamente. No le importa demasiado tenerla rondando a su alrededor.

Desgraciadamente, hay personas molestas a las cuales también es capaz de entender sus palabras. Escuchar voces chillonas y fastidiosas no le gusta, preferiría que sus voces se quedarán como gruñidos sin sentido cual perro vagabundo.

La repentina aparición de pasos acercándose atrás de ella no pasó desapercibido por sus sentidos.

El sonido del metal crujiendo y estrechándose entre sí de múltiples fundas seguido por el de las pisadas que se dirigen hacia ella ya lo ha escuchado en el pasado, lo reconoce, y eso la molesta. Le molesta saber de quién se trata, porque simplemente no le agrada esa persona.

Con un suspiro simplemente se da vuelta y lamentablemente frente a ella los ojos verdes con dorado sobrenatural de esa mujer aún yacían dentro de sus cuencas.

— Lárgate de aquí budista loca — Oda Nobunaga gruño hacia la mujer recién llegada a la sala de simulación.

La mujer albina de sonrisa perpetua la estaba mirando fijamente. Al instante noto las ocho armas que cargaba en su espalda y colgaban de cintura respectivamente. No había motivo para que ella estuviera llevando todo eso equipamiento a la vez físicamente, excepto que quisiera que ellas dos las notarán.

No hubo necesidad de que el avatar que representaba la guerra dijera su propuesta, solo con su llegada anunciaba claramente sus intenciones. Las armas que portaba encima solo eran una reafirmación de ello.

— ¿Qué crees que haces aquí? Pensaba que los seguidores de Buda eras más apegados a las reglas

— Aún no han comenzado a combatir, ¿verdad? No creo que haya un problema si me uno — El leve tono petulante de su voz la irrita, su mirada fija en la de ella también lo hace.

— Oigan ustedes dos — La arquera demoniaca como la lancera maniática redirigieron su atención hacia la pequeña espadachina.

— ¡Hola capitana!

— Por favor no me llames así

— ¿Eh? ¿No que tú querías ser reconocida por el cargo de capitana? — Las palabras de la albina salieron con un aire confusión en su voz.

Okita solo sintió como sus mejillas se calentaban rápidamente ante la mención de su actitud durante una misión y desvió su mirada hacia el piso — Acordamos no hablar de eso....

Kagetora miro a la mujer de moño con el mismo desconcierto que antes. Su cara no reflejo aquella confusión. No entendía por qué el coloramiento de las mejillas, tampoco el cambió de tonalidad en la voz ni el movimiento descendiente de su cabeza.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2024 ⏰

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