Capítulo 9

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STELLA EVERLIGH

Me desperté de golpe al escuchar que  algo sonaba e interrumpía mi maravilloso sueño. Luego de unos segundos me di cuenta de que el ruido provenía de mi mesita de noche, exactamente, de mi celular.

Me llevé las manos a la cara y maldije en voz baja. Solo había una persona en este mundo que tenía mi número y que su hobby preferido era molestarme. Después de la pequeña discusión que habíamos tenido, lo último que quería era hablar con ese idiota, sin embargo, Theodore era tan insistente que no dejaba de llamar, una y otra vez.

Cuando me cansé del sonido de llamada, estiré mi brazo hasta tomar mi celular para responder la llamada.

—¿Tienes idea de qué hora es?—pregunté con voz adormilada.

—¿Stella? ¿Estás despierta?—preguntó Theodore con voz ronca.

No idiota, te contesté estando dormida.

—Sí, lo estoy —respondí con fastidio.

—Necesito tu ayuda—dijo con urgencia.

—Theodore, son a las cuatro de la mañana y no pienso levantarme a prepararte un maldito sándwich—resoplé.

—No, no es eso—hizo una pequeña pausa para luego continuar —Necesito tu ayuda.

—¿Por qué? ¿Qué pasó?

—¿Tienes pastillas?

—¿Pastillas? ¿Pastillas para qué?

—Pastillas para la gripe—él sorbió la nariz.

En verdad se le escuchaba muy mal.

—Sí, si tengo.

—¿Me puedes traer algunas?

—Tengo sueño, ¿Por qué mejor no vas a la enfermería con Madame Poppy?, ella te puede dar algún jarabe.

—No iré, sus jarabes son un asco.

—Theodore, deja comportarte como un niño pequeño y ve.

—¿Alguna vez probado sus jarabes?

—No.

—Entonces, no lo entenderías.

—¿Y por qué no le pides a uno de tus amigos?

—Oh claro,¿Cómo no se me ocurrió antes?,ellos van a venir desde Hogsmeade caminando con el clima que está haciendo para traerme unas benditas pastillas, por lo menos llegarán acá dentro de 5 o 6 días o probablemente puede que se mueran de hipotermia en el camino.

Theodore exhaló y pareció que luchó contra sí mismo para poder hablar.

—Lastimosamente, eres la única persona que conozco que está aquí, créeme que no te lo pediría si no estuviera tan grave.

No podía creerlo. ¿Qué acababan de escuchar mis bellos oídos? ¿Theodore? ¿Desesperado para que lo ayude? ¿Yo? ¿Ese hombre era capaz de sentirse desesperado teniendo todo a la mano?

Estuve un momento en silencio antes de suspirar resignada.

—Bien, ¿Cuál es el número de tu habitación?

—108.

—Ya voy en camino.

Colgué la llamada y me levanté con mucha pereza, fui a mi armario donde tenía una pequeña caja con medicamentos, busqué la tableta para la gripe.

Vi que Luna aún seguía durmiendo plácidamente, ella se había quedado a dormir en la cama de Pansy después de hacer la sesión de meditación.

Al cabo de unos segundos, salí con cuidado de la habitación y avancé por los pasillos mirando en ambas direcciones, el pasillo estaba despejado y poco iluminado, el ambiente era tan tenebroso que por un instante consideré darme la vuelta y regresar a mi camita para dormir, pero no podría descansar con la conciencia en paz al saber que dejé a Theodore en ese estado.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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