De repente, las luces del salón se atenuaron ligeramente y se escuchó el sonido del micrófono. Scaloni y Pablo se habían acercado al escenario, interrumpiendo el baile con un discurso que claramente no estaba planeado, pero que venía con la intención de cortar cualquier cosa que estuviera pasando entre Rodri y yo.
—Atención, por favor —la voz de Scaloni resonó en el salón, captando la atención de todos—. Antes de que sigamos con la noche, queremos aprovechar este momento para decir unas palabras antes de partir al munidal.
La pista de baile se detuvo, y todos los jugadores y miembros del equipo dirigieron sus miradas al escenario. Rodri me soltó con una sonrisa, sabiendo perfectamente que el "show" había terminado.
—Te lo dije —murmuró con una risa, mientras me apartaba hacia un lado—. No podían resistirse.
—Lo sé —le respondí, todavía tratando de calmar mi respiración después de todo lo que había pasado en los últimos minutos.
Scaloni continuó su discurso, hablando con su tono grave y seguro, lleno de palabras motivadoras sobre el trabajo que habíamos hecho, el esfuerzo del equipo, y lo que se avecinaba en el Mundial. Sin embargo, a pesar de lo inspirador que sonaba, no podía dejar de notar cómo de vez en cuando su mirada se desviaba hacia mí, y cómo el tono de su voz parecía volverse más personal en ciertos momentos.
—Este equipo ha trabajado duro para llegar hasta aquí. Sabemos que cada momento cuenta, que no hay espacio para errores, y que debemos mantener la concentración —dijo, su mirada fija en la multitud, pero de vez en cuando deslizándose hacia mí—. Porque cuando se trata de conseguir lo que queremos, no podemos perder el enfoque. Debemos ir hasta el final, sin desviarnos.
"Hasta el final". Las palabras resonaron en mi mente. Sabía que no hablaba solo del Mundial. Había algo en la forma en que lo dijo, en cómo sus ojos me estudiaron por un breve instante, que hacía que el aire se volviera más denso a mi alrededor.
Sentí que mi respiración se aceleraba, pero intenté mantener la calma. No podía perder el control, no ahora, con todos mirándonos.
Pablo, que hasta ahora había mantenido una sonrisa relajada mientras Scaloni hablaba, se acercó al micrófono. Su tono era más ligero, pero sus palabras estaban cargadas de una complicidad que no podía ignorar.
—Y no podemos olvidar a las personas que nos acompañan en este viaje. No estaríamos completos sin cada miembro del equipo, incluyendo a alguien que estará ahí para capturar cada momento... cada mirada, cada gesto... —dijo, sus ojos encontrándose con los míos mientras hablaba—. Sabemos que vas a estar muy cerca, Anto, observando cada detalle, sin perder nada. Asegurate de no perder ni un segundo.
El salón estalló en aplausos, pero la sonrisa de Pablo y la intensidad en la mirada de Scaloni me decían que esas palabras no eran solo sobre mi trabajo como fotógrafa. "Asegurate de no perder ni un segundo." El doble sentido en esa frase me golpeó de inmediato. Sabían lo que estaba pasando, sabían que estaba atrapada entre los dos, y ahora me lo estaban diciendo en frente de todo el mundo, disfrazando sus palabras como parte del discurso.
Me obligué a sonreír y aplaudir con el resto del salón, aunque por dentro sentía el calor subir por mi cuello. Había una parte de mí que disfrutaba de este juego, pero otra parte, más vulnerable, sabía que estaba siendo acorralada. Scaloni y Pablo estaban llevando el control, y yo estaba en el centro de todo, intentando mantenerme en equilibrio.
Cuando los aplausos cesaron, el Payasito volvió a hablar, pero esta vez su tono era más suave, aunque no menos cargado de intenciones.
—Anto, vas a estar con nosotros todo el camino. Hasta el final. Queremos asegurarnos de que no te pierdas de nada. Sabemos que tu cámara va a estar ahí en cada momento importante. Pero... —hizo una pausa, su sonrisa volviéndose más cómplice—. También queremos que estés cerca, muy cerca. Porque algunas cosas no se pueden capturar desde lejos.
El silencio que siguió a sus palabras fue breve, pero en ese instante, sentí que el aire en el salón se volvía casi irrespirable. Sabía exactamente lo que estaba insinuando, y la manera en que Scaloni asintió levemente a su lado me dejó claro que ambos estaban de acuerdo en lo que estaban diciendo.
Intenté mantener mi expresión tranquila, pero por dentro, las palabras de Pablo me habían dejado sin aliento. No se trataba solo de las fotos, no se trataba solo de mi trabajo. Me estaban recordando que todo lo que había pasado entre nosotros seguía latente, que no iba a terminar aquí, y que ellos planeaban llevar este juego hasta donde fuera necesario.
Los aplausos volvieron a llenar el salón, sacándome momentáneamente de mis pensamientos. Sentí cómo las miradas de Scaloni y Pablo se clavaban en mí desde el escenario, y aunque el reconocimiento público había sido para mi trabajo, el mensaje privado que me habían enviado era mucho más fuerte.
Cuando el discurso terminó, todos en el salón se relajaron un poco. La música volvió a sonar, y las conversaciones se retomaron como si nada hubiera pasado. Pero yo sabía que no era así. La tensión seguía ahí, latente, esperando el siguiente movimiento.
Me quedé de pie, intentando procesar todo, cuando sentí un toque ligero en mi brazo. Nico había regresado, sonriendo con su típica expresión divertida.
—¿Todo bien? —preguntó, claramente habiendo notado la intensidad del discurso.
—Creo que sí... —dije, aún un poco aturdida por lo que acababa de pasar.
El soltó una pequeña risa y me miró con complicidad.
—Parece que te la están poniendo difícil. Pero si necesitás hacer que esos dos se mueran de celos, ya sabés que estoy acá para ayudarte —dijo, guiñándome un ojo.
Me reí, aliviada de tener a Ota de mi lado.
—De hecho, ya me ayudaste bastante. Pero... —miré hacia donde Rodri estaba charlando con unos compañeros—. Creo que Rodri también podría hacer que la situación se ponga más interesante.
Otamendi me lanzó una mirada aprobatoria y, sin dudarlo, caminó hacia Rodri para hablarle. En cuestión de segundos, Rodri había dejado lo que estaba haciendo y se acercó a mí con una sonrisa de oreja a oreja.
—Anto, ¿otra vuelta? —me dijo, estirando su mano.
Le devolví la sonrisa y tomé su mano. Rodri me llevó de nuevo a la pista de baile, pero esta vez la sensación era diferente; no podía ignorar la creciente ola de celos que emanaba de la otra parte del salón.
Mientras girábamos en la pista, podía sentir la presión de sus miradas sobre mí, y aunque trataban de mantener la compostura, era evidente que no les gustaba lo que veían. Rodri se inclinó hacia mí, susurrando con una risa suave.
—¿Te están mirando? Porque los dos se ven a punto de estallar.
—No me sorprende —respondí, sintiendo una mezcla de satisfacción y tensión—. Creo que el juego se acaba de complicar.
La noche continuó, pero la tensión seguía presente, y sabía que las cosas estaban lejos de haberse resuelto.
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LA FOTÓGRAFA (Lionel Scaloni x FEM!)
FanficAntonia Ríos llega a la Selección Argentina semanas antes del mundial. Es una fotógrafa novata con muchas cosas que aprender. Pronto se encuentra con un hombre que le destrozará la vida muchas veces. Pero del cual nunca va a poder deshacerse. Lionel...