SI BRO, ME GUSTA TU HERMANA

Capitulo 3

Bajo la Lluvia de Recuerdos

La lluvia caía con insistencia sobre las calles empedradas de la ciudad. Diane apretaba el cuello de su abrigo mientras esperaba en la esquina, mirando el reloj. Lobo, su viejo amigo de la infancia, había prometido llevarla a casa después de una tarde inesperada.

Cuando finalmente apareció, Lobo sostenía un paraguas grande y desgastado. Su sonrisa era como un faro en medio de la tormenta.

Lobo: "¿Lista para una caminata bajo la lluvia, Diane?"

Diane: "¡Claro! Pero ¿no deberíamos buscar un lugar cubierto?"

Lobo negó con la cabeza. "Nada como la lluvia para recordarnos que estamos vivos. Además, tengo un plan".

La llevó a un pequeño restaurante de aspecto acogedor. Las luces cálidas y el aroma a café recién hecho les dieron la bienvenida. Se sentaron junto a la ventana, observando las gotas de lluvia resbalar por el cristal.

Diane: "¿Por qué aquí, Lobo?"

Lobo: "Porque este lugar tiene la mejor sopa de tomate. Y porque quiero hablar contigo".

Pidieron dos tazas de sopa y se sumergieron en la conversación. Hablaron de libros, de películas, de todo lo que habían compartido desde que eran niños. Y entonces, Lobo mencionó una película que ambos amaban.

Lobo: "¿Recuerdas Stardust? Esa película con estrellas caídas, aventuras y un mundo mágico al otro lado del muro".

Diane: "¡Claro! Siempre soñé con cruzar ese muro y descubrir mi propia estrella".

Lobo sonrió. "Tú eres mi estrella, Diane. Siempre lo has sido".-pensó pero no se animo'  a decirlo-

Diane se sonrojó, pero antes de que pudiera responder, la conversación giró hacia Nick y Judy.

Lobo: "¿Te imaginas a Nick y Judy casados? Parece que fue ayer cuando construíamos castillos de arena en la playa".

Diane: "Sí, es increíble. Pero estoy feliz por ellos. Judy es perfecta para Nick".

Lobo asintió. "Y hablando de familia, tengo que contarte sobre mi prima Porsha. Es como un torbellino de energía. Siempre está metida en algún lío, pero es imposible no quererla".

La sopa se enfriaba mientras compartían anécdotas sobre Porsha. Diane reía, sintiéndose agradecida por esta tarde inusual.

Cuando finalmente salieron del restaurante, la lluvia seguía cayendo. Lobo abrió el paraguas y Diane se acurrucó a su lado mientras caminaban.

Lobo: "Diane, quiero decirte algo".

Diane: "¿Qué?"

Lobo: "Eres increíble.- Siempre lo has sido- (pensó). Tu amabilidad, tu inteligencia, tus modales... Nick tiene suerte de tenerte como hermana".

Diane se sintió abrumada. "Gracias, Lobo. Tú también eres especial".

Finalmente, llegaron a la puerta de su casa. La lluvia se había calmado, y las luces del porche brillaban cálidamente.

Lobo: "Hasta pronto, Diane. Cuídate".

Diane: "Hasta pronto, Lobo. Gracias por esta tarde".

Entró en su hogar, empapada pero con el corazón ligero. La lluvia había dejado un rastro de recuerdos y promesas en su piel. Y mientras se secaba, Diane sonrió, sabiendo que la magia aún existía, incluso en los días más grises.