Capítulo 2

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***
~Evelyn~

La oscuridad me envolvía como un manto pesado, impidiendo que pudiera distinguir quién era la figura frente a mí.

Las pocas luces de la calle parpadeaban débilmente. Todo estaba más oscuro que el fondo de un túnel.

Los latidos desesperados retumbaban en mis oídos a causa del miedo, el cual me impidió reaccionar, haciendo que termine estrellándome contra la silueta.

Caímos al suelo y, al procesar lo que había sucedido, le pregunté:

—¿Estás bien? —mi voz salió a pesar de la confusión que me envolvía.

—¡Corre! —exclamó mientras se levantaba del suelo y me arrastraba con ella—. ¡Corre! —tiró de mi mano con una urgencia.

Por un instante, olvidé adónde iba y la razón por la cual había salido de mi departamento.

Después de unos minutos con preguntas danzando en mi mente, detuve mis pasos y retuve a la figura.

—¿Por qué corremos? —pregunté, sin aliento.

—Unos... unos perros me perseguían —sus palabras eran un susurro entrecortado que apenas lograba escuchar.

No podía ver su rostro. Las luces estaban fallando y sentía como si estuviera atrapada en medio de una película de terror. A pesar del miedo que me invadía, presté atención por primera vez a su voz. Era una chica.

Intenté calmar mi respiración agitada antes de mirar a mi alrededor y escuchar con atención. Por alguna razón extraña, las calles estaban desiertas, aumentando mi nerviosismo.

—No escucho nada. Creo que ya no te están siguiendo —dije en un susurro entrecortado.

—¡Odio mi existencia! —exclamó la chica frente a mí como si se hubiera liberado de cadenas invisibles.

—¿Estás... bien? —pregunté con cautela, temerosa de su reacción.

Ella soltó una larga exhalación que pareció liberar parte de sus sentimientos antes de hablar:

—Me llamo Natalia. Lamento lo de antes.

—No te preocupes. Soy Evelyn —respondí tratando de ser amable. Socializar nunca ha sido mi punto fuerte.

—Esta noche no podría ser peor —murmuró ella mientras que sus manos cubrían su rostro, como si intentara ocultar sus pensamientos.

—¿Puedo ayudarte en algo? —pregunté mirando a nuestro alrededor en busca de alguna solución.

—Soy una estúpida. Hago un viaje de cinco horas, hacia el otro lado del mundo para venir a vivir con él, y resulta que tiene otra. Soy una ilusa —sus lamentos resonaban en el silencio como ecos desgarradores—. Pero él se lo pierde.

—Lo lamento —dije con sinceridad al recordar mi última relación.

—Tranquila. Él es el que se va a lamentar —declaró con firmeza antes de suspirar—. ¿Sabes de algún lugar donde pueda quedarme a dormir esta noche?

Me quedé pensando. Nada llegaba a mi mente hasta que pensé en mi edificio. Tal vez hay algún departamento libre.

—Podría haber un departamento disponible en mi edificio —dije, sintiendo una mezcla de nervios y emoción al ofrecerle ayuda—. No es el lugar más lujoso del mundo, pero es seguro.

—¿De verdad? —su voz sonó incrédula como si le hubiera ofrecido algo que llevaba mucho tiempo buscando.

—Sí —respondí con una sonrisa que ella no podía ver.

Contemplando las estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora