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~Evelyn~A pesar de la tensión que flotaba en el aire como una niebla densa, guardé mi teléfono, escaneando cada rincón en busca de la persona que enviaba los mensajes anónimos. Sin embargo, no había rastro de ella, aunque la sensación de que me estaban observando no salía de mi mente.
Casandra nos esperaba dentro del club, pero no podía seguir guardando esto. No me quedó de otra que ir a buscar a Natalia y terminar de una vez por todas con esto.
A pesar de que los mensajes giraban en torno a ella, nunca la había considerado una mala persona. Al contrario, su esencia siempre había brillado con luz propia.
—¿Me la prestas unos minutos? —le pedí a Soren con los nervios de punta.
—Claro —respondió él, mientras la mirada preocupada de la chica se posaba sobre mí.
Nos apartamos un poco de la fila, buscando un rincón donde hubiera un poco de privacidad.
—¿Qué sucede? —inquirió Natalia, con una inquietud palpable en sus ojos.
—No te lo había mencionado antes porque no quería asustarte ni nada por el estilo. No sé ni qué estoy diciendo —musité mientras desbloqueaba mi móvil—. Solo mira.
En la pantalla de mi celular se desplegaron todos los mensajes que había recibido desde el día en que ella entró a mi departamento.
Por suerte, no había vuelto a ver al chico de la azotea, aunque dudaba mucho que él fuera el responsable.
—¡¿Pero qué es esto?! —exclamó alarmada—. Evelyn, te prometo que nunca he hecho nada malo en mi vida...
—No necesitas darme explicaciones; en el poco tiempo que hemos compartido, he llegado a conocerte bastante bien. Serías incapaz de hacer algo malo —la interrumpí, intentando evitar que su mente se llenara de erróneas ideas sobre lo que pensaba—.¿Sabes quién podría estar enviando los mensajes? —pregunté con incertidumbre.
—No creo que haya sido mi ex. Para mí, parece alguien que te conoce o tiene algún tipo de relación contigo —respondió inquieta.
—Alguien que quiere hacerte quedar mal —dije, aunque esa idea carecía de sentido.
—¿Qué piensas hacer? —me preguntó mientras me devolvía el celular.
—No tengo idea. ¿Qué crees que debería...? —la ansiedad y el miedo recorrían mi alma.
Miramos hacia la fila, específicamente hacia donde estaba Soren. Casi todas las personas habían desaparecido tras la entrada del lugar.
Él estaba a punto de entrar; nos apresuramos para alcanzarlo y unos minutos después nos encontramos dentro del club.
Apenas puse un pie en el local, las luces titilantes me cegaron al instante. Los tonos tunes variaban entre el rojo y el azul creando una especie de luz morada a nuestro alrededor. Tuve que pestañear varias veces para orientarme; el lugar estaba repleto de personas. La zona de baile parecía encogerse ante la multitud que habitaba en ella.
Natalia me toma de la mano, jalándome hacia allí, sin preocuparle que este a rebosar.
—Nat, ¿qué haces? —pregunté, con el corazón latiendo desbocado en mi pecho.
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Contemplando las estrellas.
Romansa¿Amor u odio? Ella es una chica que ha dedicado su vida a la búsqueda de la perfección, imponiendo los deseos de los demás por encima de los suyos. Dejándose llevar por las manipulaciones de quiénes la rodean. Él, un chico que vive a la sombra de su...