Capítulo 8

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***
~Evelyn~

Al abrir los ojos, mi corazón se detiene por un instante, como si el miedo lo hubiese atrapado en una red invisible.

<<Secuestro>>

Me encontraba sumida en la oscuridad. Extendí mi mano hacia el interruptor, haciendo que la luz inundara la habitación.

Las ideas se entrelazaban en mi cabeza, confusas y desordenadas.

—¡Buenos días! —saluda Natalia al abrir la puerta—. ¿Cómo está la bella durmiente?

—Con sueño —respondí, justo antes de escuchar los maullidos de Sirius, quien parecía protestar por mi pereza.

—He preparado el desayuno —informó con una sonrisa, pero noté que había algo más en su mirada—. Evelyn...

—¿Qué sucede? —pregunté mientras me incorporaba acariciando el suave pelaje de mi amiga gatuna, quien había subido a la cama.

—Hay cierta personita esperándote fuera. No supe si dejarla pasar después de lo que me contaste anoche —dijo pensativa.

Sin pensarlo dos veces, tomé el celular que reposaba a mi lado y verifiqué la hora.

—¡Mierda! —exclamé, saltando de la cama con tal rapidez que Sirius se quejó indignada.

—¿Qué pasa? —preguntó Natalia, preocupada por mi repentina agitación.

En la pantalla brillaban más de ocho notificaciones de mi madre. Podía imaginarla impaciente, contando los minutos hasta obtener una respuesta.

—¿Quién está fuera? ¿Es él? —dije apresurada mientras buscaba ropa en el armario.

—Sí, ¿lo dejo pasar? —pregunta Natalia.

—Que espere afuera —decreté. Ella lo pensó un momento y, dudosa, aceptó.

Medité unos segundos; no podía permitir que renunciara a nuestra farsa de novios. Mi madre seguiría presionándome con Erik, y eso era lo último que deseaba.

—Dejalo pasar —ella me miró con una sonrisa pícara y después se retiró. No puede hacer más que voltear los ojos.

Ayer habíamos acordado que hoy iríamos a darle una arregladita al local donde planeaba establecer la academia. Pero creo que no voy a poder.

En cuanto al chico... después de decirle a Natalia que era mi novio, no me quedó otra opción más que seguirle el juego.

En medio de la madrugada nos pusimos de acuerdo para que viniera a buscarme; teníamos que enfrentar a mi madre juntos. Solo pensar en ello me erizaba la piel: una hora y media solos sería un desafío para mí.

<<Así aprenderás a controlar tus ataques de ira>>

Tomé mis pertenencias y dejé un suave beso en la nariz de Sirius antes de dirigirme a la ducha, intentando calmar mis nervios con el agua tibia.

Mi vida era un desastre, el caos que giraba a mi alrededor era como un huracán descontrolado, pero lamentarme no servía de nada. Ni en mi trayectoria como escritora, había enfrentado tantas complicaciones.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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