cinco

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unos pequeños golpecitos hicieron que el silencio de la noche los despertara, Duxo apretó la mano del mayor con más fuerza al no reconocer aquel extraño montón de chasquidos.

los ojos del palomo miraron alrededor con miedo, y fue lo primero que notó Aquino al despertar, y su primera reacción fue abrazarlo contra sí, como si así pudiera protegerlo que cualquier cosa.

–A-aquino...– murmuró el menor se removió un poco en sus brazos.

-es lluvia...–

-es solo lluvia–

Se separaron para mirar hacia el exterior de la caja de cristal, miles de gotitas golpeaban el vidrio, ni muy violentas, pero tampoco tranquilas, en algunos lados, ríos de agua descendían.

Alzaron sus ojos hacia arriba, no tan lejos, una nube de un gris oscuro se iluminaba con leves luces que imitaban unos rayos, el agua parecía ser detenida por un techo, ya que ni una gota entraba a la caja.

–¿puede llover aquí?– preguntó Aquino, con sorpresa y confusión.

–parece que no puede llover aquí dentro–

el mayor se separó del de mechas moradas para acercarse a los límites de la caja, gateando sobre el suelo, que seguía teniendo la textura de colchón, y se hundió con cada presión de su cuerpo, miró hacia el suelo del exterior, notando que ahora había agua en aquel, como si fuera un charco, sus cejas se alzaron cuando notó pequeñas plantas creciendo.

Duxo se acercó a él, tomando su brazo y apoyando el rostro en su hombro.

–hay plantas creciendo– murmuró Aquino, y Duxo se separó para buscar en el suelo lo que su compañero decía, se sorprendió al encontrar que era cierto.

-¿crees que significa algo?– preguntó, se miraron un momento compartiendo su sentimiento de duda, entre otros.

-¿crees que él quiera decirnos algo con esto?– preguntó Aquino –quizás sólo quiere que enloquecernos...–

-quizás quiere darnos esperanzas...de que hay algo bueno fuera de esto–

Aquino no quiso romper su positivismo.

Creía que las personas a veces, en momentos desesperados, necesitaban creer en algo bueno, algo que les dé esperanza, a pesar de que sea una completa mentira.

–lo bueno de estar así de mal, es que no se puede estar peor, y que las cosas sólo pueden mejorar– murmuró, volvió su vista a los ojos violetas de Duxo –¿no crees?–

Y por primera vez de todo aquel tiempo que habían pasado en esa caja, Aquino vió a Duxo sonreír realmente, en una sonrisa magnífica de dientes rectos, un único y leve hoyuelo, sus mejillas apretaron sus ojos hasta hacerlos dos finas líneas, con un lindo eye smile debajo de estas.

Aquino estaba algo boquiabierto al ver algo tan hermoso, el rubor subió a sus mejillas y rió de forma nerviosa.

se sintió confundido cuando un burbujeante sentimiento de felicidad lo invadió, y lo hizo sentir como si alguien estuviera haciendo cosquillas sobre su estómago, bajó la vista con nerviosismo por aquella sensación tan embriagadora.

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❁Encantador❁  DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora