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EMILY SONRIÓ MIENTRAS MIRABA A LA CHICA QUE ESTABA SENTADA EN EL SOFÁ, con un libro en las manos y una manta sobre los hombros. Cori no había dicho casi nada desde aquel día en el bosque, a nadie en realidad, algo que Carter y Noah habían notado. Ella había estado diferente y, aunque sus otros amigos sabían por qué, ellos no. Carter llamaba para hacer planes y Cori inventaba una excusa, normalmente que estaba trabajando, pero eso no era creíble porque había llamado para faltar al trabajo los dos últimos días alegando que estaba enferma.
—Oye, los muffins están listos.— Le dijo Emily y Cori miró por encima de su hombro para ver a la mujer sosteniendo un plato de muffins bastante grande. —¿Quieres uno?
—Estoy bien. Gracias, Em.— Le dio una sonrisa, recibiendo un asentimiento a cambio mientras colocaba el plato en la encimera. —Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Sí, por supuesto.— Emily asintió mientras Cori se daba vuelta para que sus rodillas se apoyaran en los cojines y su barbilla quedara apoyada en el respaldo del sofá.
—¿Alguna vez te cansas de cocinar todo el tiempo? Quiero decir, comen como cuatro comidas en una sentada y son muchos. Entonces, básicamente estás cocinando todo el tiempo.
—Me gusta cocinar.— Emily sonrió. "Y, no sé, es casi como si estuviera alimentando a mis hijos, así que, no, no me canso de eso
—Tiene sentido, todos son bastante infantiles.— Murmuró, provocando una risa de las mujeres. —¿Pero hay otras cosas que te gusta hacer?
—Leo y me gusta ir de compras, y no, no solo para comprar alimentos.— Le dirigió una mirada a la chica, su sonrisa todavía intacta. —Incluso pinto, no soy muy buena, pero me gusta. Pero una de mis cosas favoritas es cuidar de los demás.
—¿Crees que por eso Sam se imprimó en ti? ¿Porque es el alfa y eso te convierte en una especie de madre?
—No lo sé.— Se encogió de hombros. —Pero tiene sentido. ¿Por qué preguntas de repente?
