𓇢𓆸𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝐈𝐈𓇢𓆸

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Advertencia, esta historia puede contener: Guerra, secuestro, amor prohibido, muerte, narración explícita, tortura, etc.

Si das mucho es porque eres mucho, nadie da lo que no tiene.
━ El principito.

┏━━━ 𓇢𓆸𝕹𝖔 𝖙𝖎𝖒𝖊 𝖙𝖔 𝖉𝖎𝖊𓇢𓆸 ━━━┓

Entre la tranquilidad del bosque había una perturbación en el ambiente. Los animales, al detectar el sonido, corrían para hacerse a un lado, porque de no ser así serían atropellados por aquel ser veloz que huía de alguien más.

Lo único que podía oír era su agitada respiración, jadeos desesperados por ingresar aire a su exhausto cuerpo. Pero no podía detenerse: Tenía la sensación, o más bien, el horrible presentimiento de que cada segundo era vital para la supervivencia de su padre.

Él fue quien le enseñó todo lo que sabía, si ahora estaba con vida era gracias a ese hombre. Actualmente vivían gracias a su frecuente caza de animales, aunque no sabía si realmente llamarlo "vida".

Incluso siendo un cazador... Debía admitir que la mayoría del tiempo se sentía una presa ante todo lo que le rodeaba, como si hubiera venido al mundo para ser utilizado por el beneficio ajeno, pero él no permitiría eso.

Una presa de la vida, de las emociones, de sus impulsos. Lo único que sabía actualmente era que... todo lo que hacía, lo hacía por aquel ser humano que lo protegió en sus peores momentos.

Si cocinaba, era para que él comiera; Si no dormía en toda la noche, era para vigilar la casa donde vivían; Si practicaba todos los días con su arco y flecha, era para mantenerlo seguro; Si ahora había robado a un desconocido... Era para salvarle la vida.

Tras el conflicto entre tribus, su padre no había vuelto a ser el mismo, no podía juzgarlo por ello, después de todo él también había cambiado.

Una vez hubo una señora, Margaret, que le recordó que cuando él era pequeño tenía tanta energía, contagiando alegría a los demás, ayudando a todos sin pensar en el beneficio propio, ella le decía que él fue un buen niño y que "Qué lastima que ahora se haya vuelto como es".

Y él sinceramente, le contestaba levantándole el dedo del medio. "Vieja, pasé por un evento traumático ¿Usted qué espera de mí?" Le respondía en su mente.

Pero había algo de razón en lo que ella decía... Ya que él realmente ahora era diferente, sus intereses se volvieron egoístas y lo sabía. Era inevitable para él eso de estar buscando constantemente formas de salir adelante, sin importar si debía usar gente para lograr sus objetivos. Sabía que estaba mal pero, para ser honesto, no dejaría de luchar por la única persona querida que le quedaba con vida: Su papá, que quiere que lo llamen Tankman pero todo el mundo le dice Sergei.

Haría lo que sea por él.

Atravesaba el bosque a toda velocidad, esquivando árboles, animales y pantanos. Intentando llegar lo más pronto posible a su hogar. Aquellos de la tribu zorro aún no habían aprendido lo suficiente sobre medicina como para ayudar a Tankman y, de todos modos, los malditos seguían queriendo cobrar una fortuna.

Por poco y no les intercambia la casa con tal de salvarlo, pero terminar viviendo en la calle solo empeoraría las cosas para ambos, además que el viejo se lo prohibió.

Luego de sentir que tendría un paro cardíaco, logró llegar hasta el pueblo de su tribu, vagando a través de las calles de piedra mientras intentaba recuperar el aliento, y pudo finalmente llegar a su hogar.

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