—¿¡Quien es esa mujer!?— Hürrem alzó la voz a Firial.
—Sultana, por favor, cálmese, esa mujer es la nueva concubina para el Sultán— Firial responde tratando de apaciguar los celos de la mujer que caminaba de un lado al otro de sus aposentos antes de detenerse frente a Firial.
—¿¡Por que no me informaste que la víbora del retrato ya había llegado!?— la sultana replico molesta.
—No podía hacerlo, la madre sultana— Firial es interrumpida.
—¡No me importa, Firial, este palacio esta lleno de traidores!— la sultana Hürrem responde con lagrimas de impotencia en sus ojos.
—Vamos, se que puedes decirlo— Suleiman hablo con una amplia sonrisa.
—Sulinam —Kalila dijo con una sonrisa dulce haciendo reír al Sultán por el error tan evidente.
—No, es Su-lei-man
— Su-lei ¡Suleiman!— Kalila exclamo sonriente aun abrazada al pecho del Sultán, Suleiman rio suavemente antes de incorporarse un poco.
—Ves, te dije que podías— Kalila ríe suavemente y se incorpora un poco, curiosa al oír un golpe en la puerta, Suleiman se levanto de la cama Y arreglo su bata mientras Kalila permanecía en la cama— Adelante —Ordeno el Sultán y la puertas se abrieron dejando entrar a dos criadas que traían bandejas de plata con comida que se veía abundante y sabrosa, las criadas sirvieron la comida en la mesa otomana antes de reverenciarse y retirarse. Suleiman estiró su mano tomando la de Kalila para sacarla de la cama y llevarla a la mesa Otomana, ambos se sentaron en las almohadas.
—¿Qué es eso?— Kalila pregunta mirado uno de los platos.
—delicias— Contesto Suleiman tomando un pedacito de ella para dirigirla a la boca de Kalila, quien gustosa abre la boca para probarla y sus ojos se iluminan ante el sabor.
—¡Son exquisitas!— Kalila exclamó haciendo reír a Suleiman.
—Adelante, come— Kalila sonríe y comienza a comer junto a Suleiman.
—¿Quién es ella?— la sultana Hürrem pregunto sentándose en el diván de sus aposentos un poco mas calmada aunque la molestia en su rostro es evidente.
—Su nombre es Kalila, sultana— respondió Sumbul Aga.
—¿Kalila? ¿ya ha recitado el shahada?
—Si, sultana, esta mañana la sultana Mahidevram me ordeno ayudarla con el testimonio de fe— Sumbul Aga confiesa.
—¿¡Cómo pudiste ayudarla a mis espaldas!?—la Sultana Hürrem se sobresalta ante la confesión de Sumbul Aga.
—Sultana, yo no sabía que esa mujer fuera a ser para el Sultán—Sumbul Aga trata de excusarse.
—No importa, es mejor así, que ella crea que eres su aliado...