Un cambio por el color escarlata

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Otra pesadilla abruma a Natalia, las siluetas vuelven del vacío obscuro y atormentan a la niña, ella solo se encoge, cierra sus y llora por todo el dolor injusto que ha llevado en su vida, se está rompiendo, lo único que ha experimentado es dolor, desprecio, odio... Hundida en ese abismo, las personas que la lastiman la atacan hasta en sus sueños.

- Por favor... paren - Suplica la niña mientras los insultos de aquellas siluetas incrementan.

Natalia cierra sus ojos con fuerza y cubre sus oídos de tal forma que entierra sus uñas haciéndose sangrar, lo hace con tal de no escuchar ni ver más a esas siluetas, pero le es imposible sus voces resuenan en su cabeza y la llenan de tormento.

A unos metros de la escena, una flor roja aparece, esta brilla y su tamaño crece de forma abismal, su tallo, pétalos y hojas toman la forma de una bella mujer de cabello rojo intenso y una piel blanca y de porcelana. Ella esta inmovilizada tiene los brazos y su tren inferior atrapados por un gran bloque de piedra en forma de cubo. La mujer centra su mirada en las siluetas que atormentan a la pequeña y con un hilo de un rojo escarlata las corta a la mitad desapareciendo al instante.

El silencio abrupto de las siluetas sorprende a Natalia quien abre los ojos con miedo y mucha cautela, al mirar a su alrededor, el brillo de la mujer resalta en la obscuridad y la niña la ve de inmediato y queda asombrada

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El silencio abrupto de las siluetas sorprende a Natalia quien abre los ojos con miedo y mucha cautela, al mirar a su alrededor, el brillo de la mujer resalta en la obscuridad y la niña la ve de inmediato y queda asombrada. No sabe quién es, pero su aura le trasmite calidez, la niña solo la ve, mientras la mujer le regresa la mirada con una dulce sonrisa.

- Ahora podrás estar tranquila, no volverán a aparecer- Su tono de voz es suave.

- A-ahm... s-sí... mmm...  G-gra-cias...- Natalia reacciona y desvía con vergüenza la mirada, no tiene ni idea de quien es esa bella mujer y no sabe que decir.

Con vergüenza la ve de reojo y al detallarla bien queda hipnotizada, siente algo diferente al verla, su miedo se disipa y solo mira a la mujer y camina suavemente a ella. 

- ¿Q-quién eres?...  ¿Por... por qué me ayudaste? - Pregunta con miedo y al estar tan cerca baja la mirada.

-No mereces ser tratada de esa forma, al menos deberías ser feliz en tus sueños... Eres muy fuerte por aguantar esto todas las noches, Natalia - Su cara refleja un poco de lastima por la niña.

- Y mi nombre es Lilith, un placer. - Sonríe.

Natalia se fija en la situación de Lilith, atrapada de brazos y piernas devoradas por la piedra, pero parece no incomodarle.

- ¿E-estas bien? - pronuncia casi como un susurro por miedo de realizar la pregunta.

- ¿Lo dices por esta piedra que me tiene retenida?... sí, estoy bien. Llevo décadas así... acabe por acostumbrarme. - Su tono de voz es como si fuera una nimiedad el estar así.

-O-oh... lo siento. No quise... incomodarte. - Natalia quiere preguntar más, pero le da vergüenza incomodar así que se conforma con eso.

- Antes era una de los cinco reyes en mi mundo, pero fui traicionada por los otros cuatro y me encerraron aquí... ya ha pasado más de cien años desde que me dejaron así... Y mi gente... - El recuerdo no le permite continuar.

CINCO DIMENSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora