Capitulo: 1

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Era una mañana como cualquier otra, o al menos eso pensaba mientras entraba al instituto junto a mis dos mejores amigas, Amy y Carla. La rutina nos envolvía: los mismos pasillos, los mismos rostros, las mismas conversaciones... hasta que decidí contarles algo que había estado rondando mi mente desde la noche anterior.

—Chicas, anoche tuve un sueño muy raro —empecé a decirles, bajando la voz como si fuera un secreto muy importante. Las dos me miraron, interesadas—. Fue con un chico de nuestra clase... y casi nos besábamos.

Amy, siempre tan curiosa y espontánea, reaccionó de inmediato—. ¡Madre mía, qué fuerte! ¿En serio? —Sus ojos se agrandaron como platos.

Carla, en cambio, no pudo ocultar su desagrado. Siempre había sido más crítica y no dudaba en expresar su opinión, sobre todo cuando se trataba de chicos—. ¿Pero cómo es posible? —dijo, arrugando la nariz—. Y además, ¿con el tonto de Álvaro? No me lo puedo creer.

Lo que no sabían es que ni siquiera yo lograba explicarme cómo había terminado soñando con Álvaro, de todos los chicos del instituto. Era como si mi mente hubiera decidido gastar una broma pesada.

—No dije que fuera Álvaro —me defendí rápidamente—. Hay muchos chicos morenos en este instituto, ¿no?

Carla no se lo tragaba—. Oli, no puedes tener nada que ver con ese chico, lo sabes muy bien. Sois demasiado diferentes. Y si tus padres se enteraran, ¡te mandarían a la otra punta del mundo!

Mis padres, por supuesto, eran extremadamente estrictos. En casa, cada paso que daba era vigilado de alguna forma, y la idea de que me relacionara con alguien que no consideraran "adecuado" era impensable. Especialmente con alguien como Álvaro, que no era precisamente el estudiante ejemplar que ellos deseaban para mí.

Amy, más relajada, intervino con su típico tono conciliador—. ¿Qué pasa con Álvaro? Tampoco estamos hablando de un delincuente. Es un chico normal. Guapo, incluso —añadió con una sonrisa pícara—. No entiendo qué hay de malo en él.

Carla bufó con desdén—. Lo dices porque te gusta su amigo. Pero en serio, ¿no ves que Álvaro es una pérdida de tiempo? No tiene futuro ni ambiciones, solo piensa en divertirse. Y tú, Oli, eres todo lo contrario. Tus padres nunca lo permitirían.

—¡No soy tan interesada como tú! —respondió Amy, cansada de la actitud de Carla—. No todo en la vida es el dinero.

Ahí es cuando sentí que la conversación se había desviado completamente. No quería seguir escuchando discusiones sobre lo que estaba bien o mal según sus estándares.

—¡Basta ya! —dije, levantando la voz—. Solo fue un sueño, no significa nada.

Pero Amy, siempre la soñadora, no podía dejarlo pasar—. Los sueños reflejan emociones y deseos que tenemos hacia otras personas —dijo con tono misterioso—. Puede que el universo esté tratando de decirte algo.

Carla rodó los ojos, claramente irritada—. ¡Ay, por favor! —replicó—. Si ni siquiera han hablado entre ellos.

—Eso no significa nada —dijo Amy—. A veces se pueden desarrollar sentimientos por alguien sin haber hablado nunca. Como tú con Diego.

Carla se tensó, claramente incómoda con la comparación—. ¡Lo de Diego es diferente! Yo sí hablo con él.

—Sí, en tus sueños —se burló Amy, soltando una risa traviesa.

Yo ya no podía con tanta tensión entre ellas. Se estaban peleando por algo que, para mí, no tenía la menor importancia. Todo había sido un simple sueño. No tenía intención de que algo más sucediera, y mucho menos con Álvaro.

—¡Vale, parad ya, por favor! —interrumpí, claramente agotada—. Vamos a clase.

Pero la tranquilidad que buscaba no duró mucho. Al llegar a la clase de literatura, la profesora anunció que haríamos un trabajo en grupo. Hasta ahí, todo normal... hasta que añadió que las parejas se formarían según la lista de alumnos, pero de abajo hacia arriba.

El corazón me dio un vuelco cuando revisé la lista. ¡Me había tocado hacer el trabajo con Álvaro! Era la última persona con la que quería formar equipo, especialmente después de lo del sueño. Parecía que el universo estaba conspirando para complicarme la vida.

Intenté hablar con la profesora, con la esperanza de que me dejara cambiar de compañero. Pero, como era de esperarse, se negó rotundamente. Resignada, me acerqué a la mesa de Álvaro. Él estaba sentado, despreocupado como siempre, en su propio mundo. Nunca habíamos hablado mucho, quizás un saludo aquí o allá, pero nada más.

—Hola, soy Olivia. Somos compañeros para el trabajo —le dije, tratando de sonar tranquila.

Álvaro levantó la vista y me miró—. Sí, ya lo sé. Pues muy bien.

No estaba segura de cómo abordar la situación, pero lo intenté—. Mira, si quieres, yo me encargo del trabajo y tú no tienes que hacer nada. Así tendrás tiempo libre para hacer... lo que sea que hagas. No me importa, en serio.

Pensaba que con eso solucionaría todo, pero me sorprendió su respuesta—. Espera un momento. No estoy de acuerdo con eso.

—¿Cómo que no estás de acuerdo? —pregunté, sin poder creerlo—. Te lo estoy poniendo fácil.

—Es un trabajo en grupo —dijo, encogiéndose de hombros—. Así que lo haremos juntos.

Me quedé sin palabras. Álvaro, el chico que siempre parecía despreocupado por todo, ¿quería hacer el trabajo? No era lo que esperaba, y no sabía cómo reaccionar.

—Bueno, si insistes —dije finalmente—. Podemos quedar en mi casa. Mis padres están de viaje por trabajo.

—Genial. Nos vemos en tu casa entonces —respondió él, sin darle más vueltas al asunto.

Regresé a mi asiento, todavía en shock. No podía entender cómo Álvaro había pasado de ser el chico más despreocupado a alguien que quería colaborar. ¿Acaso todo esto era parte de alguna broma cósmica? Y lo peor de todo es que, si mis padres se enteraban de que había invitado a un chico a casa, ¡me matarían!

Carla no tardó en notar que algo me preocupaba—. ¿Te pasa algo, Oli?

—Me ha tocado Álvaro —le confesé con un suspiro.

Carla abrió los ojos, horrorizada—. ¡Esto es el fin del mundo!

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⏰ Last updated: Oct 08 ⏰

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Una Flor unicaWhere stories live. Discover now