Me di media vuelta y me acerqué a Evan. Le toqué en el hombro suavemente. Él abrió los ojos, frunció el ceño y se quitó los audífonos.
—¿Por qué sigues aquí? —preguntó fastidiado.
Solo debía ser paciente. Podía hacerlo.
—¿Será que tienes una llave de este lugar? — pregunté sin perder mi amabilidad.
—¿Qué?
—La puerta no se abre— dije.
Eso lo desconcertó. Se levantó abruptamente dejando sus audífonos a un lado. Se acercó hacia la puerta y giró la perilla varias veces. No se abrió. Lo volvió a intentar, esta vez con más fuerza. Nada.
—Ya la giré varias veces. No funciona— le dije.
Él me ignoró y tomó su teléfono, le pregunté qué estaba haciendo, pero fui brutalmente ignorada, otra vez. Marcó a un número y empezó a hablar.
—James— dijo por teléfono. Ah, claro. Él. —Necesito que vengas por mí al almacén de la planta uno... si, ahora... no me interesa con quien estés... no, no voy a esperarte... maldición, te mataría si pudiera... apúrate ¿quieres?
Colgó y regresó a su esquina.
—Así qué...— dije —¿alguien vendrá?
—Un amigo vendrá en cinco minutos, quédate ahí y no fastidies.
Dios mío, cada vez me estaba costando más.
—No tienes que ser así— murmuré más para mí misma. Pero, al parecer me escuchó, porque estaba a punto de volver a ponerse sus audífonos y se detuvo de golpe al oírme.
—¿Así como? —preguntó serio.
Iba a probar algo.
—Así de tajante y brusco— dije sentándome en una de las cajas —oye, no te conozco. Sé que esta fiesta es de un amigo tuyo, lo que me dice que debes tener dinero y he oído un par de cosas sobre tu actitud.
Esperaba que funcionara lo que hacía.
—¿Qué hay sobre mi actitud? — frunció el ceño.
Iba bien.
—No lo sé— fingí demencia. Debía lucir desinteresada—supe que no eres alguien muy amable.
—La amabilidad es una estupidez— dijo acomodándose mejor, dándome toda su atención.
Debía ser muy meticulosa con lo que decía.
—Tal vez— dije —pero, molestar a los demás y rebajarlos por no ser como tú no lo es.
—¿Eres uno de ellos? — preguntó con una sonrisa falsa.
—¿Qué?
—Por lo que me dices. Te indigna mi forma de ser. No me conoces. No te conozco, pero indicas ser uno de ellos. ¿eres becada?
—¿Y que si lo soy?
—Lo suponía, por tu forma de ser, ya sabes, una justiciera. Te digo algo. El mundo no es justo.
—Y jamás lo será si lo dirigen personas como tú— dije tratando de no sonar altanera.
Él me miró a los ojos, sin decir nada. Se le veía curioso, tenía una chispa en los ojos que conocía... era intriga. Había visto esa mirada antes. Yo lo había intrigado.
Nada fue casualidad. Sabía que cosas le gustaban y que no. Después de seguirlo por mucho tiempo y escuchar muchas conversaciones. Sabía que no le gustaba que le dieran la contraria. Sabía que la única persona que lo hacía era su mejor amigo. Por lo que pensé, en realidad, Evan Bennett no sabe que, de hecho, le gusta que le lleven la contraria.
No se conoce tanto como cree.
—¿Qué? — pregunté después del largo silencio.
—Eres molesta— frunció el ceño.
Lo oí y lo ignoré. No lo miré. Esperé. Debía saber hasta dónde había llegado.
—¿Y qué piensas hacer, cambiar el mundo? — preguntó sin mirarme.
Bingo. Ahí estaba. Lo tenía. Él inició la conversación.
Tenía su total atención.
—¿Quién sabe? — dije sonriendo —Tal vez.
Él estaba a punto de decir algo más cuanto la puerta del almacén se abrió con brusquedad.
—¡Ahí estás!¡Estás vivo!— gritó James saltando para abrazar a Evan.
Tuve unas inmensas ganas de reír, pero me aguanté. Salí de ahí esperando que ninguno me viera. Ya había hecho lo primero. Hablé con él. Se interesó. Y me fui dejándolo con curiosidad.
Todo estaba perfectamente diseñado.
(...)
Cuando era niña nadie quería jugar conmigo. Nunca entendí porque, no me afectaba tanto, pero si a mi madre. Decía que tenía comportamientos inusuales. Ella creía que tenía algún trauma por no tener padre, pero yo no lo conocía, no me afectaba.
Cuando fui por primera vez a psicología se encargaron de buscar cualquier cosa que estuviera mal conmigo, pero no encontraron nada. Después de un par de pruebas nos dijeron que yo tenía un IQ de 140.
Algo que hubiera sido lindo, si no me hubiera traído problemas. Mi madre empezó a creer que yo era una especie de genio. Tuve que esforzarme el doble que el promedio, lo que no me ayudó a crecer como persona.
No me sentía como una genio.
Cuando cumplí los trece descubrí el gran cambio que tenían los adolescentes. Supe manejarlo. Sabía que debía decir, qué debía hacer. Sin perderme a mí misma. Entonces lo descubrí. Soy muy buena manipuladora. Nadie me vencía en las estrategias. Les ponía atención a pequeñas cosas que los demás no notaban.
Tal vez era una especie de genio en eso.
Y es en momentos como estos en los que pensaba en eso. Estaba en la biblioteca. Observando. Él seguía igual de quieto desde hace una media hora. Cuando salió de la biblioteca lo seguí sin que me notara hasta la cancha de fútbol. Se sentó con sus amigos y yo, simplemente oí todas sus conversaciones bajo las gradas.
Al día siguiente en la cafetería supe que era el momento. Debía causar otro encuentro, como para que no se olvidara de mi existencia.
Yo había terminado de hacer la fila para la comida. Él estaba entrando a la cafetería con sus amigos. Caminé dirigiéndome a mi mesa con mi bandeja. Iba a causar un pequeño choque accidental. Seguí el camino aun con mi bandeja apresurando un poco más el paso cuando calculé que él estaba a la altura de mi camino. Fingí no notar su existencia.
Hazel me hizo una seña para ver que estaba en la mesa, le sonreí sin dejar de verla solo a ella mientras seguía caminando, lo que causó que chocara "accidentalmente" con Evan.
Mi bandeja estuvo a punto de caerse, pero él la sujetó. Levanté mi mirada rápidamente y noté un atisbo de reconocimiento en su mira.
—Perdona— le dije sonando arrepentida, mientras acomodaba un poco de mi bandeja —No te vi.
Eso era suficiente.
Seguí con mi camino y me senté en nuestra mesa, todos discutían sobre los próximos exámenes, pero yo no interferí. Sentí una mirada sobre mí. Sabía que era él. Volteé mi mirada hacia la mesa reservada donde estaban Evan y sus amigos.
Y si, él estaba mirándome, se veía curioso. Le devolví la mirada tratando de ser lo más neutra posible y volví a centrarme en las personas que se encontraban en mi mesa.
Siempre es importante ser recordada.
Sabía que debía ser cuidadosa con lo que estaba haciendo, sobre todo por Hazel. Ella no parecía tener la mejor relación con James y Evan, fuera de todo lo que me contó, sentía que había algo más.
Tenía planes para Evan. Y no podía dejar que nada interfiriera, menos ahora que veía que, de hecho, daban resultado.
![](https://img.wattpad.com/cover/358978975-288-k548050.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mente Maestra✅
Teen FictionLily vivió toda su vida bajo lecciones que odiaba, ideales que no compartía y unas ganas de superación como nadie en la vida. Su madre siempre le había dicho que debían ser realistas y conformarse con lo poco que tenían. Pero Lily quería ir a la uni...