Capítulo 5 : Presentación

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Sabía que lo más importante, después de mis estudios, era Evan Bennett. Tal vez suene estúpido, pero debía centrarme en él, si quería cumplir con lo que me proponía, debía hacerlo.

Por eso estaba recostada en el árbol que iba para fumar de Evan. El mismo árbol donde lo vi por primera vez. No sabía si él me recordaba, pero no me importó. Evan salía todas las tardes por su cigarrillo diario a una hora específica. Pues yo estaba en su lugar leyendo un rato esperando a que apareciera.

Esperé durante varios minutos, tanto que el libro me atrapó un poco, cuando oí a alguien carraspear. Levanté la cabeza y lo vi. Traía una mochila colgada en uno de sus hombros, audífonos alrededor de su cuello y vestía por completo de negro. Era característico.

—Ese es mi lugar— dijo serio.

Evité soltar algún comentario como lo ridículo que era decir algo como eso siendo un adulto, por lo que solo cerré mi libro y lo miré aún sentada.

—Pero hay muchos lugares— dije sonriendo.

—Si, pero ese es mío— dijo señalando el árbol —Muévete.

Suspiré. Sabía que debía ser paciente con Evan.

—Es un lugar lindo— dije mirando el césped y el árbol —¿Qué piensas hacer con él?

—No es de tu incumbencia— dijo cortante.

Claro que sabía a lo que venía. Miré la cajetilla de cigarros que tenía en la mano. Asqueroso.

—Fumarás— dije mirándolo. Sonreí —¿te robo uno?

Frunció el ceño.

—No pareces de las que fuman.

Reí simulando que fue algo gracioso.

—Si, bueno. Tu no pareces alguien paciente, pero aquí estás, esperando por tu lugar— dije sonriente.

Él me miró con curiosidad. Dejó su mochila en el césped y se sentó mirándome con escrutinio.

—¿Quién eres? — preguntó serio, sacando su encendedor sin dejar de mirarme.

—Lily— dije manteniendo la sonrisa estirando mi mano para estrecharla con la suya.

—Saludas— dijo divertido, aunque aún mantenía una postura algo distante.

—Sí y sigo esperando— dije aún con mi mano en el aire.

Él suspiró y miró a los lados como si un simple saludo fuera a arruinar su reputación. Levantó la mano y la estrechó con la mía.

—Evan— dijo.

—Vaya, saludas— bromeé.

Él rió ligeramente.

—Eres nueva— no preguntó, solo lo dijo.

—Si, primer año. Asumo que tú no.

—Tercer año.

—¿En qué facultad? — pregunté interesada.

Yo sabía en qué facultad.

—Administración— dijo simple mientras sacaba los cigarrillos de su caja —¿si quieres?

Mentí sin parpadear.

—Por supuesto.

Dejé mi libro en el césped y acepté el cigarrillo que me dio Evan. Había fumado una sola vez en la vida y lo odié. No entendía porque las personas lo hacían. Me parecía estúpido.

Puse el cigarrillo entre mis labios y Evan se acercó encendiéndolo cerca de mi rostro. No me inmuté por eso. Aspiré el humo del cigarro y simulé disfrutarlo.

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